Tú estás dentro de cummings, donde quiera que yo vaya, vas tú conmigo, me acompañas en tu recuerdo lejano como aquel sueño que se va desvaneciendo al despertar.

Estás en las páginas de los libros, te leo de vez en cuando como ese fantasma que eres, aún te beso en el aire de mi imaginación y te escucho decir mi nombre mientras dormías como una canción que se repite.

Tú estás dentro de cummings, a veces en algo de Cassian, pero, sobre todo, tú estás dentro de mí, ahí donde nadie te puede sacar y de donde tú no te puedes ir.

Estás en mi lágrima y en la poesía, entre las letras de mi puño y mis sueños, te siento todavía correr en mis venas y puedo llegarte a beber como el vino.

Estás aquí, tan cerca de los latidos y junto al nudo de una garganta que no deja de gritar tu nombre, pese a que has enmudecido para mí.

 

 

 

 

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