Tras varios meses de ausencia el presidente López Obrador regresa al lugar de sus éxitos y lo tendremos por acá jueves y viernes. Veracruz se había convertido en su lugar preferido hasta que los dislates de Cuitláhuac García le colmaron la paciencia y cambió nuestra tierra por Oaxaca, entidad donde el gobernador priista Alejandro Murat, ni con mucho tiene las broncas que padece su colega veracruzano. Y es que en Oaxaca sí tienen gobernador.

¿A qué viene Andrés Manuel? A lo de siempre, a regar veneno y a polarizar aún más a la raza como ha sido la constante en sus viajes anteriores.

Su agenda dice que el jueves inaugurará en Las Choapas las instalaciones de la Guardia Nacional y el viernes echará a andar la ampliación del muelle de la Laguna de Pajaritos.

Lo que no dice es que también viene a apretar tuercas porque Veracruz se le puede ir de las manos el próximo 6 de junio. Sabe, porque se lo han dicho, que el descontento y la crispación crecen ante la nula operatividad de un gobernador impopular y mal calificado, al que ya no puede remover y tendrá que aguantar hasta el 2024.

La bronca es que quién sabe si lo aguanten los veracruzanos.

A los problemas económicos y de violencia que ya son crónicos, hay que agregar que con excepción de cuatro o cinco aspirantes a puestos de elección popular, la cúpula de Morena ha escogido a lo más fregado de la política veracruzana para que los represente en las urnas.

Por otra parte, si el gobernador no está funcionando por su pasividad, el Secretario de Gobierno Eric Cisneros, se está extralimitando en sus funciones. Los únicos informes que ha recibido Andrés Manuel sobre su trabajo son quejas, señalamientos y acusaciones.

Hay quejas sobre la labor del Secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado por abusos, agresiones e incluso desapariciones perpetradas por elementos de esa dependencia.

Hay quejas por un millonario desvió de recursos en la Secretaría de Salud cuyo titular, Roberto Ramos Alor, es el principal sospechoso. Hay quejas por desabasto de medicamentos y por las pésimas condiciones en las que labora el personal que está en la primera línea de lucha contra el Covid.

Hay quejas contra la titular de la Secretaría de Turismo Xóchitl Arbesú porque literal, lo único que ha hecho durante el año de la pandemia ha sido cobrar puntualmente su quincena. Y en ese sentido hay quejas contra el responsable de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas Elio Hernández Gutiérrez y al menos contra media docena de funcionarios de primer nivel.

Y de las quejas de las familias de los desaparecidos por la falta de apoyos, las quejas por los feminicidios y las mujeres violentadas ni qué decir cuando ni el propio Andrés Manuel les hace caso.

Veracruz ya no está para aguantar que el Presidente le venga a levantar el brazo al gobernador más inepto de su historia, tampoco para escuchar descalificaciones y sandeces. Pero a eso viene López Obrador porque anda en su enésima campaña.

Conociendo su naturaleza es difícil, casi imposible, que ordene cambios o sugiera remociones, lo que pondrá en grave riesgo su proyecto en la entidad.

Con un gobernador devaluado y rechazado, con unos alcaldes de Morena que han sido una nulidad, con funcionarios arbitrarios y corruptos, con la peor Legislatura, con un desempleo brutal, con una economía por los suelos, con la violencia a tope, con los delincuentes impunes, con la pobreza multiplicada, con actos de represión ordenados desde Palacio de Gobierno y con una población harta e iracunda porque fue burlada y engañada ¿será que Morena repita su triunfo del 2018?

Difícil predecirlo.

Cuando faltan 80 días para las elecciones la moneda está en el aire. Puede perder Morena, pero puede que seamos testigos de un acto de masoquismo multitudinario en Veracruz.

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