Desde las voces oficiales del Ayuntamiento de Xalapa han surgido de forma recurrente críticas a lo que “dejó” Américo Zúñiga cuando fue presidente municipal, supuestos y trascendidos nadamás, pues el exalcalde siempre ha sido frontal con quienes le han señalado, al grado de pedir que los asuntes se lleven al plano jurídico para probar que no hay delito que perseguir.

La mañana de hoy miércoles, cuando se escribió este texto, Américo le regresa un poquito de toda la verborrea que ha salido de Hipólito Rodríguez y sus defensores, pero en otro nivel y con argumentos como para, ahora si, llevar a escenarios judiciales algunas arbitrariedades. Como ustedes seguramente ya saben, la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento agregó al cobro del vital líquido una cachera de 2% por concepto de servicios ambientales; no negamos aquí que la problemática que ya vivimos de agua en Xalapa puede llegar a ser grave, que dependemos del cuidado del medio ambiente de la capital y que ello depende del trabajo de la autoridad y de que, en la sociedad, tengamos conciencia sobre el impacto que causa a nuestras vidas no hacerlo. El problema es que el cobro no se hizo público, aunque dirán que 2 por ciento del total de recibo es poquito, pero ¿no tiene recursos el municipio para hacer frente a su responsabilidad?

Pues Américo vino a dar un poquito de claridad al asunto, parece que sigue siendo alcalde, mientras el exquisito Doctor no socializa con el pueblo; Zúñiga afirma, con conocimiento de causa, que siempre ha habido una aportación para ese rubro desde CMAS, es un recurso que no se traslada al usuario y está presupuestado en el programa anual de la administración municipal. ¿Qué le hicieron?

Es una torpeza agregar, aunque sea poquito, más al pago en un escenario de falta de empleo y bajón en los bolsillos de las y los ciudadanos, disfrazando de “voluntario” un monto que bien podría haberse asignado sin afectar a la ciudadanía. Insisto, aunque sea poco hagamos cuentas; el dos porciento de $100 son $2, pensemos en que los recibos fueran en promedio de 200 pesos, lo que implicaría meterles 4 pesos del cobro; si 100 familias xalapeñas pagaran voluntariamente a fuerza sumarían $400 de servicios ambientales, sigue siendo poquito, ahora multiplicamos por 1000 hogares nos da 4mil, por 10 mil resultarían 40 mil pesos; sigue siendo poco ¿verdad?.

Si la cifra es mínima ¿por qué deben pagarla las y los xalapeños?, ¿no tiene suficiente recurso el Ayuntamiento?, ¿por qué lo incluyen en el último año de gobierno de Hipólito? Y así quieren que no desconfiemos.

Si ustedes, lectoras y lectoras, no quieren “voluntariamente” poner su cachera ya pueden negarse y elaborar un oficio para que CMAS no lo haga en sus cuentas de agua, eso no es estar contra el cuidado del medio ambiente, para lo propio deberían ponerse en  práctica campañas efectivas desde el gobierno municipal, encausar los recursos como se debe, así como le hicieron para dar orden a la basura y el manejo que un particular daba al tiradero de El Tronconal.

Según Miguel Ángel Escalona, especialista en temas medioambientales, un aliado del ayuntamiento morenista en esos temas; el pago no iría a los bolsillos de los funcionarios, si no a una alianza entre organizaciones de la sociedad civil y e Ayuntamiento, para el proyecto Agua para Todos; peor tantito, porque no han dicho quiénes son esas organizaciones y lo que harán con el recurso, pues peor tantito ¿sabe usted quiénes son esas organizaciones y ya le explicaron cómo usaran la lana?

Lo que la gente ya no quiere es que se sigan implementando políticas públicas, así de bonito siempre ponen en los comunicados, de manera engañosa, con el discurso del eterno gerundio que nunca aterriza en hechos concretos. Cuidado si no vuelven a ganar Xalapa, cuidado si Ahued es el alcalde porque a él le deben muchas desde dentro del morenismo; aunque amparados por la Ley de Aguas del Estado de Veracruz, su jugadita tiene vicios legales que seguramente serán bandera de campaña de candidatos a la alcaldía, y no dudo que de paso a procedimientos legales.

Por cierto, un integrante del Órgano de Gobierno de CMAS, que funge ante el organismo como representante de los usuarios; es, por fuera, director y miembro del grupo de socios de una asociación civil dedicada a temas del agua, la cual ha sido considerada frecuentemente para trabajar “coordinadamente” con el gobierno municipal.