La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) de Estados Unidos anunció que siete naciones firmaron los Acuerdos de Artemisa, textos que quieren enmarcar legalmente la nueva era de exploración en la Luna y otros astros, y autorizar la creación de “zonas de seguridad”, pero, irónicamente, las grandes potencias espaciales rivales, Rusia y China, no se encuentran entre ellos.

  • Australia
  • Canadá
  • Italia
  • Japón
  • Luxemburgo
  • Emiratos Árabes Unidos
  • Reino Unido

Ésos son los siete países que, junto a la NASA de Estados Unidos, firmaron los Acuerdos de Artemisa. Ni China ni Rusia lo han hecho hasta la fecha, lo que genera temores de la aparición de conflictos en el espacio, ya que el gran tratado internacional que rige el espacio, que data de 1967, sigue siendo vago en la cuestión de la explotación de recursos extraterrestres: el futuro alcanzó a la humanidad.

La NASA tiene prisa por establecer un precedente al dar forma a un régimen legal que autoriza explícitamente a las empresas privadas a operar en otros astros de manera protegida. El jefe de la Agencia Espacial Federal de Rusia (Roscosmos), Dimitri Rogozin, aseveró que los Acuerdos de Artemisa para regresar a explorar la Luna están demasiado “centrados en” los intereses espaciales de “Estados Unidos”.

Próximo viaje a la Luna

Dos astronautas estadounidenses, incluida una mujer, caminarán sobre la Luna en 2024 durante la misión Artemisa 3, derivada de los Acuerdos de Artemisa, y la NASA quiere involucrar a otros países en la construcción de la miniestación que se pondrá en órbita lunar a partir de 2023. Jim Bridenstine, administrador de la NASA, dijo que “será el programa internacional de exploración tripulada más grande y diverso de la historia”.

  • Además, los Acuerdos de Artemisa serán el vehículo para establecer esta “coalición global única”.

Los Acuerdos de Artemisa enumeran diez principios, como transparencia de actividades, interoperabilidad de sistemas nacionales, obligación de catalogar objetos espaciales, asistir a astronautas en peligro, intercambio de datos científicos y gestión adecuada de desechos espaciales. El texto se vuelve controvertido al contemplar la posibilidad de que los países creen “zonas seguras” para proteger sus actividades en un cuerpo celeste.

Esas “zonas seguras” se darían, por ejemplo, bajo contexto de la extracción de recursos, como agua en el polo sur de la Luna. El tratado de 1967 prohíbe cualquier “apropiación nacional por proclamación de soberanía, ni por vía de utilización ni por ningún otro medio”. Los Acuerdos de Artemisa prohíben actividades que “causen malestar potencialmente dañino” para justificar creación de esas “zonas seguras”.

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