En las plataformas que ofrecen cine por internet, los documentales de cocina y comida han resultado un éxito. Personalmente me he vuelto un aficionado a este tipo de filme documental que poco a poco ha venido mejorando, desde el ya clásico Anthony Bourdain, hasta “Chef’s Table” que muestra a los mejores chefs del mundo, pasando por un sin número de series buenas, medianas y hasta malas.

Recientemente vi la serie “Ugly Delicious” que en español se podría traducir como “Espantosamente Delicioso”. Por varias razones, me parece que se trata de una joya de la cultura gastronómica y del buen cine documental. En primer lugar la serie está excelentemente bien producida y concebida, bajo un formato muy novedoso donde los diálogos y las conversaciones lo llevan a uno a través de un viaje culinario desde una óptica intercultural, descalificando aquellas formas que salen de la alta cocina hegemónica “eurocéntrica”. El chef David Chang, a lo largo de los capítulos, cuestiona permanentemente una sola forma de ver lo que la buena cocina y comida es, y resalta la influencia de otros sabores, formas, técnicas, alimentos y tradiciones como las de China, India, México, Vietnam, Medio Oriente, etc. https://www.netflix.com/title/80170368     https://en.wikipedia.org/wiki/Ugly_Delicious

“Espantosamente deliciosa” es toda la comida que un pueblo, un país, una cultura, una familia, preparan para comer diariamente, cotidianamente, sin el refinamiento o la pretensión de elegancia, la fastuosidad petulante o la demanda de originalidad. Simplemente se trata de la comida bien hecha que saboreas y disfrutas por su sabor. Así,  “espantosamente deliciosos” son los tacos, la pizza, el kebab, el pollo rostizado, la carne asado, las comidas indias o chinas, la comida cajún, y todas las fusiones que han producido y se producen con la migración de personas a lo largo de la historia y del planeta.

“Espantosamente deliciosa” es la cocina tradicional y milenaria de un pueblo al mismo tiempo que lo puede ser un plato recién creado y que por su sabor se vuelve popular ya sea en la calle, en un restaurante o en una cocina familiar. No se trata de un aspecto subjetivo o personal, se trata de que cuando cualquier persona lo prueba, o por lo menos la gran mayoría, podrá deleitarse en ese bocado o plato, por más raro, mal presentado o desconocido que se vea en su apariencia.

En cada casa, en cada familia, existen los platillos “espantosamente deliciosos” que se vuelven los favoritos de cualquier integrante de la familia. El plato que la abuela o el abuelo preparaba, o que tu mamá o papá te hacía en la infancia. Muchas veces no son comidas precisamente bellas o agradables a la vista, o que contengan productos refinados o exclusivos. Se trata en la mayoría de los casos de platos, comidas, platillos, comunes y corrientes, pero que se vuelven legendarios y entrañables en la familia.

En mi caso, mis padres ambos eran excelentes cocineros. Mi papá era un inventor y un excéntrico, cada día era distinto lo que preparaba y por eso no se pudo generar esa pauta o tradición en su cocina, salvo quizá su exquisito “Pepito de Filete” o su “Roast Beef”. Pero en el caso de mi mamá sí que podemos hablar de una lista de platillos que cualquiera de los hijos e hijas podemos recitar de memoria y que pedimos cada vez que es nuestro cumpleaños o una reunión familiar donde “La Güera”, Alicia Marcela Valentina Murrieta Necoechea, se luce, preparando esos menús durante días y cocinando ella sola para regalar a sus hijos y nietos durante el tiempo que dure el encuentro, que muy frecuentemente se prolonga, por lo menos, más de un día.

Los platillos familiares “espantosamente deliciosos” que Doña Alicia Marcela Valentina hace son: Crepas de huitlacoche, torta Moctezuma, Carne al horno con manzana, arroz con champiñones, lomo de cerdo en vinagre y piloncillo, chiles poblanos rellenos de queso en salsa roja, albóndigas alemanas con cerveza, torta de elote, fideo seco, ensalada de manzana, queso y piña, pay de cebolla, sopa de cebolla, pay de atún con pasas, ensalada de berros y tocino, sufflé de camarón y de jamón, calabazas rellenas de queso en salsa de jitomate, huanzontle, chilehuevillo, entre otros.

Pero también estaban los más raros, pero que nos encantaban y que mi mamá nos preparaba contenta: huevo revuelto con mermelada, salchichas con cátsup y empanizadas, huevo a la mantequilla, huevo estrellado pegado a la tortilla y servido con cátsup encima, éste último uno de los favoritos de todos los nietos de “Lala”, la abuela paterna, y que pedíamos casi siempre como “huevos a la Lala”.

Recientemente preparé un desayuno con lo único que tenía en el refrigerador: plátano macho asado, con queso de cabra de la región y chapulines de Oaxaca, todo bañado con un Chutney de mango, y subí las fotos a mi Facebook. Reconozco que quizá la imagen no resultaba muy agradable, y me pregunto si no se deberá también a que no hacemos una relación mental con algo conocido y por eso nos parece “espantoso” o “asqueroso”, pero les juro que su sabor sí era bueno.

Vean la serie “Ugly Delicious” y luego platicamos.