Por increíble que parezca, los nuevos próceres de la democracia no son capaces de elegir a sus nuevos dirigentes –a nivel nacional y en los estados-, por lo que Morena podría llegar a las elecciones de 2021 con líderes interinos ante la incapacidad de realizar un proceso interno de elección legal y transparente. Como lo hicieron antes en el PRD, el canibalismo sólo cambió de tribu.

El líder moral y fundador de Morena, el Presidente López Obrador ha dicho que se convertirá en un celoso vigilante de la legalidad en el próximo proceso electoral –algo que está fuera de sus facultades-, sin embargo no ha logrado meter orden entre sus correligionarios para lograr realizar una elección interna que no termine, una vez más, en los tribunales.

Después de un proceso de más de diez meses para intentar elegir a su nueva Presidencia, Morena sólo ha logrado la anulación del proceso, la sentencia del tribunal de elegir a una nueva dirigencia en la primera semana de julio y que la presidenta anterior, Yeidckol Polevnsky haya sido defenestrada y sometida a investigación por sus propios correligionarios.

Morena es una tierra de apaches. Tanto a nivel nacional como en Veracruz, los coordinadores parlamentarios de las respectivas Cámaras de Diputados, Mario Delgado y Juan Javier Gómez Cazarín respectivamente, han mostrado su interés de participar como aspirantes a formar parte de la dirigencia del partido. En ambos casos, han sido víctimas de la antropofagia morenista, despojándolos prácticamente de su aspiración.

Ayer domingo, el Consejo Nacional de Morena aprobó la convocatoria del pasado 29 de junio para realizar su proceso electoral interno, en el que se define que será la encuesta nacional, el método para elegir dirigencia, algo que había propuesto el propio Presidente López Obrador y su candidato Mario Delgado.

Según el acuerdo de ayer, la encuesta se realizará entre el 24 y 26 de agosto y el Consejo Nacional Electo se instalaría el 29 de agosto, es decir a días de que inicie legalmente el proceso electoral del 2021. De acuerdo a la sentencia del TEPJF, la elección tendría que haber quedado resuelta este mismo mes, sin embargo, la dirigencia interina justificó la demora a las condiciones impuestas por la emergencia sanitaria.

En el Consejo de ayer, el morenista Alejandro Rojas Días Durán –otro de los aspirantes a la dirigencia nacional- propuso que sea la UNAM quien “elabore la metodología para la aplicación de las encuestas”, y más adelante, agregó que “el INE organice el debate”, entre los candidatos a la presidencia del partido.

Pero ahí radica el otro problema. ¿Quiénes tienen el derecho a participar en la encuesta? El partido decidió acatar la sentencia del TEPJE que le ordenó la anulación del proceso de renovación de dirigencias que estaba en curso por considerar que el padrón de militantes no es confiable y le ordenó integrar a ese listado a quienes solicitaron su afiliación hasta 30 días antes del inicio del proceso.

Ese listado está cuestionado por todos lados: tiene 2.6 millones más morenistas que los registrados oficialmente ante el Instituto Nacional Electoral (INE), pero al mismo tiempo, está denunciado por rasurar a millones de reclutados al calor de las campañas de 2018. Hay quienes ya ven un escenario donde no aceptarán un resultado con una participación mayor al padrón del INE por un lado, o quienes aseguren que los resultados fueron manipulados al excluir del padrón a millones de militantes.

Desde ayer, Morena ya tiene un proceso para la elección de su dirigencia nacional, pero si las cosas no les salen bien, llegará al proceso en medio de una profunda división interna. Ya en agosto pasado, luego de la escisión que costó la salida a Yeidckol Polevnsky, el presidente amenazó con renunciar al partido y hasta llevarse el nombre si continuaban las pugnas internas.

“Si el partido que ayudé a fundar, Morena, se echa a perder, no solo renunciaría, sino que me gustaría que le cambiaran de nombre, que ya no lo usaran porque ese nombre nos dio la oportunidad de llevar a cabo la Cuarta Transformación de la vida pública del país y no se debe manchar”, advirtió el fundador y dueño de la franquicia. Un año después, el Partido no ha podido elegir a su dirigente.

En Veracruz las cosas tampoco están fáciles. Cuando parecía que la elección de la dirigencia estatal era un asunto de mero trámite, Esteban Ramírez y Juan Javier Gómez Cazarín –la propuesta del Gobernador- se llevaron la sorpresa que desde México les echaron atrás el proceso, dejando el partido en manos de Hugo Alberto Martínez Lino, una expresión pura de Manuel Huerta.

En realidad no está en juego quien presidirá a Morena en Veracruz sino la facultad de designar e imponer a los candidatos a alcaldías y diputaciones locales y federales rumbo a la elección de 2021. La tregua momentánea no es más que la calma que presagia la tormenta.

Las del estribo…

1. Una vez más, el Presidente acusó al periodismo conservador de amarillista respecto de la cobertura informativa de la pandemia de Covid19. Pero resulta que las cifras que se publican son las que a diario da a conocer el subsecretario López-Gatell, en las que por cierto, hemos rebasado a Italia como cuarto lugar en el número de muertes. Sólo nos superan Estados Unidos, Brasil e Inglaterra.
2. Como aquí se dijo el viernes, la expansión de la pandemia también es responsabilidad de la población. Ayer, los habitantes de Xico decidieron desafiar a la pandemia –no a las autoridades- y salieron en multitud a celebrar sus fiestas patronales. En un par de semana conoceremos las consecuencias.