El viernes pasado, medios nacionales y del estado informaron de la llegada de un grupo de médicos cubanos –algunas notas referían que son 108 y en otras se decía que más de 200-, a la ciudad de Veracruz para ayudar en la atención médica a pacientes con coronavirus.

Particularmente el puerto se ha convertido en el epicentro de la pandemia en el estado. Hasta el sábado pasado, ya se habían confirmado más de mil contagios –hay 2 mil 720 en todo el estado- y al menos cien fallecimientos, ¡21 de ellos en sólo dos días!

Tres días después, ninguna autoridad de salud federal o del estado ha informado oficialmente de su arribo, y por tanto, tampoco hay noticia del trabajo que vayan a desempeñar. Sin embargo, la llegada del grupo de galenos isleños causó molestia entre los médicos veracruzanos que llevan semanas en la línea de batalla del coronavirus.

Por supuesto que dada la gravedad de lo que pasa en la ciudad de Veracruz, toda ayuda es bienvenida; entre la comunidad médica internacional siempre hay un lazo de fraternidad, sobre todo cuando las nacionalidades concurren ante la misma tragedia, como es el caso. El enojo no tiene que ver con la nacionalidad sino con las decisiones que ha venido tomando el gobierno.

En videos y mensajes por redes sociales, los médicos veracruzanos señalan que la contratación de sus homólogos cubanos es un acto de discriminación y menosprecio a las capacidades de la medicina en México, y en particular en Veracruz. Otra de las razones del enfado es también el abismal trato diferenciado que reciben unos y otros en la batalla contra el Covid.

Mientras que los cubanos son transportados en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana, reciben una paga muy por encima del personal médico local, gozan de servicios de seguridad, hospedaje y alimentación de primer nivel, los veracruzanos se las tienen que arreglar para que les paguen –muchos de ellos han sido contratados como eventuales-, conseguir su propio alojamiento ante la imposibilidad de regresar a sus casas, e incluso comprar su propio equipo de protección como se ha documentado durante meses.

El gobierno de México, en efecto, ha mostrado un malinchismo insultante contra nuestros médicos mexicanos, fortaleciendo el mito de que los doctores cubanos son mejores que los de otros países, una propaganda reiterada en países con gobiernos de izquierda que han formalizado acuerdos de ayuda médica con La Habana.

Sin embargo, para los médicos cubanos tampoco se trata de un privilegio. La mayor parte de su sueldo va a parar al gobierno de su país, quien ha visto en la diplomacia médica un salvavidas a su economía.

Con más de 30 mil médicos cubanos activos actualmente en 67 países, muchos en América Latina y África, pero también en países europeos como Portugal e Italia, las autoridades de Cuba tienen reglas estrictas para intentar evitar que los ciudadanos deserten una vez en el extranjero. Esa sería una de las razones de la seguridad que les han asignado.

Por ello, no falta razón a los médicos veracruzanos cuando consideran que la decisión de “importar” médicos cubanos es absurda e inútil ya que en Veracruz hay el personal capacitado para atender la emergencia, sólo que no cuentan con los recursos materiales y humanos que sí han sido puestos a disposición de los visitantes.

Tenemos médicos muy capaces, con reconocimiento internacional, que están batiéndose en el frente de batalla del Covid-19. Traer a médicos cubanos a hacer su trabajo es un insulto; es falsa la creencia de que la medicina cubana es mejor que la nuestra, se dice en uno de los vídeos subidos a redes sociales.

Al mismo tiempo denunciaron que hace dos meses, incluso antes de que se presentaran los primeros casos positivos de coronavirus, buscaron al gobernador Cuitláhuac García para plantear una estrategia de prevención específicamente en el puerto de Veracruz, hoy epicentro de la pandemia. No encontraron respuesta, ni siquiera el rechazo de las autoridades, simplemente fueron ignorados.

Por supuesto que la decisión de venir a Veracruz no es responsabilidad de los médicos cubanos –la mayoría de ellos ni siquiera saben a qué país serán enviados como parte de los acuerdos de su gobierno-. Tampoco quiere decir que todos los médicos cubanos que salen al extranjero son los mejores (esos seguramente se quedan en la isla para atender a las clases más privilegiadas), porque al final del día se trata de un negocio.

Tras la pandemia, los médicos mexicanos van a aclarar cuentas con el gobierno que los insultó y los abandonó.

Las del estribo…

1. Este sábado venció el plazo para la elaboración del proyecto de punto de acuerdo de la Jucopo que contiene la terna para la elección del nuevo Fiscal General del Estado que se realizará en la sesión del el próximo jueves. Como todo el mundo ya sabe quién ocupará el cargo, han decidido esconder las cartas hasta donde les sea posible para mantener protegida a Hernández Giadáns. Si ya saben quién es, ¿para qué les digo? Reza la transparencia legislativa.

2. Si la Fiscalía del Estado no resuelve pronto el caso Ferral –nuevamente el Gobernador anuncia avances en casos que nunca se resuelven-, podríamos ser testigos de otra tragedia. La agresión de ayer demuestra que el asunto es mucho más profundo de lo que suponen.