Más de dos terceras partes del dineral que manejan los tres niveles de gobierno provienen de nuestros impuestos, por lo que esos gobiernos tienen la obligación de decirnos en qué lo gastan y en qué lo ahorran. Basados en esta premisa, ¿con qué autoridad la Secretaría de Salud de Veracruz se “ahorró” por sus pistolas 600 millones de pesos que pudieron ser para combatir la epidemia del dengue?

Esto lo comento porque el titular de esa dependencia, Roberto Ramos Alor, dijo que gracias a las políticas de austeridad se pudo “ahorrar” esa millonada en el sector Salud.

¿Acaso no sabe que cuando se trata de la salud de las personas jamás se escatiman los recursos? ¿Piensa que le van a poner una estrellita en la frente por austero?

Por falta de esos 600 millones hubo en Veracruz más de 20 decesos y más de 10 mil contagiados.

Este fin de semana la niña Dania Nayeli de 8 años, que murió de dengue hemorrágico, fue despedida por familiares, maestros y amiguitos en la primaria Amado Nervo de Álamo, donde estudió.

La primera plana del diario La Jornada Veracruz de este lunes, muestra la foto de unos niños de la edad de Dania, haciendo guardia ante el féretro instalado en el patio escolar donde hasta hace unos días jugaron con su amiga.

Quizá esta muerte se pudo evitar si Ramos Alor no se hubiera “ahorrado” 600 millones de pesos para mostrarles a sus jefes Cuitláhuac y Andrés Manuel, que él también comulga con la austeridad republicana.

Es inevitable que el dengue cobre vidas cada año, pero también se ha hecho costumbre que gracias a los esfuerzos de los tres niveles de gobierno, los decesos sean menos.

Este año no fue así; no hubo presupuesto para combatir la plaga del Aedes aegypti y por lo tanto no hubo campañas de prevención, no hubo personal de vectores y tampoco fumigaciones a tiempo. Solo cuando la bronca ya era imparable el gobierno estatal anunció un “apoyo” de 40 millones de pesos que sirvieron para puras vergüenzas.

Ante tan criminal indefensión era lógico que se disparara el número de infectados y fallecidos.

Uno pensaría que el recorte presupuestario fue consecuencia del atraco que cometieron los gobiernos conservadores y ladrones. Pero no, el dinero estaba ahí, sólo que Ramos Alor se lo “ahorró”.

¿Y para qué lo ahorró? Para reparar tres elevadores que llevaban más de 30 años sin funcionar en el hospital regional “Valentín Gómez Farias” dijo el funcionario. Ah caramba, ¿y en qué más se invirtió tanto dinero? Eso no lo dijo porque de seguro no se invirtió en nada. Una inversión de 600 millones se ve y en Veracruz no se ha visto nada en el sector Salud que ampare esa cantidad.

Esos 600 millones de pesos no habrían evitado muertes e infectados, pero habrían ayudado a disminuir el número de víctimas y quizá Dania Nayeli seguiría viva.

“Esto no es un ahorro, esto es un asesinato. Este tipo Ramos Alor es un asesino al menos por negligencia y omisión” me dijo una compañera mientras miraba la foto del féretro de la menor en la portada del diario.

Y tiene razón.

Si alguna vez le gritan ¡asesino! en su cara a este pediatra mediocre, resabio de la izquierda setentera, que no se vaya a dar por ofendido porque lo es.

Lo que cometió al desamparar a millones de veracruzanos por andar “ahorrando” dinero que no es suyo y que estaba destinado entre otras cosas a combatir el dengue, es un crimen; un artero crimen. Así, con todas sus letras.

bernardogup@nullhotmail.com