Las consecuencias de los tiempos críticos que enfrenta el país a nivel económico, político y social podrían impactar en el buen vivir y convivir humano, situación que podría ser contrarrestada por la producción social del hábitat que basa sus prácticas en el ejercicio de la democracia directa, en el control social de las decisiones, de procesos productivos y de gestión, apuntó Enrique Ortiz Flores, presidente de la Coalición Internacional para el Hábitat.

La participación del arquitecto, quien se ha enfocado en la arquitectura social, sociedad civil y ciudadanía, tuvo lugar el jueves 7 de noviembre, dentro del Foro “Producción social del hábitat en el sureste de México”, del cual fue sede la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana (UV).

Tras la inauguración a cargo de Guadalupe Noemi Uehara Guerrero, directora de la Facultad, el especialista precisó que la producción social del hábitat se refiere a los procesos generadores de espacios habitables, componentes urbanos y viviendas que se realizan bajo el control de autoproductores y otros agentes sociales que operan sin fines de lucro.

Subrayó que hoy en día el país sufre de grandes contradicciones como nuevas formas de dominación y concentración del poder económico y político en grandes corporaciones, aunado al desarrollo entendido como crecimiento económico acelerado y sin límites, competencia feroz y tecnologías que cambian la relación capital-trabajo, mercantilización de todo y consumismo sin freno, individualización y ética centrada en el dinero.

Todo ello impacta desfavorablemente en el buen vivir y convivir humano, que a su vez incrementa la pobreza y desigualdad, la reinstalación de la barbarie, insatisfacción y temor por el futuro y exclusión.

Además, las afectaciones a la naturaleza generan depredación, degradación ambiental y pérdida acelerada de la biodiversidad. En este sentido, resaltó que la producción social del hábitat puede cumplir un papel estratégico al abrir y defender espacios productivos controlados por organizaciones sociales que generan un contrapeso importante a la concentración y a la dominación económica.

Ante representantes municipales y estatales, estudiantes, académicos y pobladores de los municipios de Xico, Coatepec y Xalapa, Ortiz Flores reiteró que dicha actividad también basa sus prácticas en el ejercicio de la democracia directa, en el control social de las decisiones, de procesos productivos y de gestión.

Eso fomenta la corresponsabilidad, construye ciudadanía, abre espacios a la soberanía popular y contribuye a hacer efectivos los derechos sociales y las garantías individuales.

Enrique Ortiz Flores, presidente de la Coalición Internacional para el Hábitat

Al respecto, planteó una estrategia capaz de superar la pasividad y dependencia, de construir ciudadanía activa, responsable y productiva, de articular los aspectos sociales, económicos, territoriales, ambientales y culturales que inciden en el hábitat.

“La integración de un sistema de apoyo a la producción social de vivienda debe enmarcarse en una estrategia contra la exclusión social capaz de incidir en la reconstrucción del tejido social, el fortalecimiento de la economía popular, mejoramiento ambiental, convivencia social, gestión participativa de los asentamientos y su gobernabilidad.”

Asimismo, planteó que la aplicación operativa de esta propuesta estratégica exige traducirla en programas que conjunten y articulen la participación activa al nivel más alto posible, en las diversas fases de los procesos de producción y gestión del hábitat.

Además, en la generación de actividades remuneradas y de espacios destinados a realizar actividades productivas y de servicio, formación ambiental y de una cultura de prevención.

En presencia de Cristina Almazán, directora de Pobladores, A.C., y de Hazael Flores Castro, gerente general del Instituto Veracruzano de la Vivienda (Invivienda), Noemi Uehara Guerrero dio a conocer que la producción social de vivienda fue reconocida en 2006 por la Ley de Vivienda en México; sin embargo, a pesar de ser una modalidad practicada de manera constante por la población, no ha sido suficientemente apoyada por los distintos niveles de gobierno.

Aseveró que en la actualidad se despliega una política federal y estatal que tiende a posicionar y fortalecer esta modalidad de producción e impulsar procesos sociales que generan condiciones y participación social, asesoría técnica e integral, mejoramiento de la habitabilidad de las viviendas y desarrollo local.

No obstante, llamó a las asociaciones civiles, a la comunidad académica, instituciones federales, estatales y municipales, a respaldar estos cambios. “Todos sabemos que la producción social de vivienda prevalece y que esas familias construyen los espacios con sus propios recursos, sin apoyo de ningún tipo”.

Por esa razón, se busca rescatar, posicionar y brindarles distintas políticas públicas dirigidas hacia un mejoramiento y bienestar social.

UV/Claudia Peralta Vázquez