La conflagración de la marcha del 2 de octubre eclipsó una información que muchos opositores al régimen festinaron como un triunfo: la Sala Superior del TEPJF confirmó ayer la declaración de validez de la elección a la gubernatura de Baja California y confirmó la constancia de mayoría para Jaime Bonilla por un periodo de dos años, lo que canceló de manera definitiva el albazo legislativo para ampliar el periodo a cinco años.

En los hechos, fracasó el primer intento para ir construyendo la reelección del actual Presidente. Nadie tuvo que tomar el Paseo de la Reforma por meses ni vandalizar las instituciones y sus edificios para ganar en la mesa lo que tramposamente se había impuesto desde las curules. Jaime Bonilla fue electo para un periodo de dos años y esos serán precisamente los que gobierne si acaso no ocurre un imponderable.

En Baja California la jugada parecía perfecta para medir el ánimo social de una eventual reelección, pero todo les salió muy mal. Jaime Bonilla ganó para Morena una mini gubernatura de dos años; antes de concluir su gestión, el Congreso local con mayoría panista decidió ampliar su mandato a cinco años. Y se armó el follón que se resolvió hasta la tarde de este miércoles.

Durante la sesión de ayer del TEPJF el tema de fondo no era la ampliación del mandato, sino la validez de la elección y la elegibilidad del candidato. Bonilla no sólo podría perder la pretendida gubernatura de cinco años sino la elección misma. La duración del próximo gobierno sólo resultó ser una consecuencia de la sentencia del Tribunal.

Por unanimidad de votos, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), confirmó el cómputo estatal, la declaración de validez de la elección a la gubernatura de Baja California y la constancia de mayoría, para Jaime Bonilla Valdez por un periodo de dos años. Esto luego de impugnaciones de los partidos de la Revolución Democrática (PRD), Movimiento Ciudadano (MC) y el local Transformemos.

A través de un comunicado se informó que las magistradas y los magistrados consideraron infundadas, las impugnaciones del PRD que consideraban que Bonilla Valdez era inelegible por supuestamente incumplir los requisitos de nacionalidad y residencia. Al menos en eso sí la libró.

La resolución de ayer confirma de manera implícita un periodo para la gubernatura de dos años, como señala la Constitución local. El período permanece así, pues la impugnación que presentó el candidato de Morena, respecto al periodo de mandato, fue desistida por el propio actor y ratificada por mayoría de votos por esta Sala Superior, luego de un recurso presentado por Movimiento Ciudadano.

Todo comenzó el pasado 9 de julio, cuando en una sesión extraordinaria cuasi clandestina en Rosarito, el Congreso de Baja California validó la reforma con la que se amplía de dos a cinco años el mandato del próximo gobernador del estado, Jaime Bonilla. Unos días después, los integrantes del Congreso de mayoría panista se fueron en medio del repudio y el rechazo popular; lo que Bonilla haya invertido en la compra de los votos prianistas, se fue al caño de la historia de aquella entidad.

En todo este entuerto, el Presidente simuló no estar involucrado en el tema.  Dos días después de aprobada la reforma, López Obrador minimizó la situación que se generó por la ampliación del periodo del gobernador electo Jaime Bonilla de dos a cinco años e indicó que era algo que debía de resolver el Tribunal Electoral, como efectivamente sucedió ayer miércoles.

Cuestionado sobre si esta decisión podría sentar un precedente para algún cambio a nivel federal, el mandatario aseguró en su conferencia mañanera que no cree que eso suceda ya que “son otros tiempos”, y aunque reconoció que este tipo de decisiones antes se ordenaban desde la Presidencia, desmarcó a su gobierno de lo ocurrido. Nadie se lo creyó. Todos sabían que Baja California era el laboratorio para el primer experimento de una eventual reelección presidencial.

La revocación de mandato del Presidente se ha vuelto otro obstáculo. Además de que no se podrá hacer en la jornada electoral del 2021 –lo que permitiría al Presidente acompañar en la boleta a sus candidatos-, ahora intentan amarrarla con un candado insalvable: será procedente siempre y cuando se reúna como mínimo la misma cantidad de votos que lo llevaron al cargo, es decir 30 millones de votos, algo que ni el propio López Obrador lograría en este momento. Así, aunque pierda la votación no podría ser removido del cargo.

La reelección se ha puesto color de hormiga.

Las del estribo…

  1. La condonación de más 172 mil millones de pesos puso en evidencia que en México prácticamente nadie paga impuestos. También alimentó la doble moral de todos: de los que protestan porque se pagan becas de 3 mil 600 pesos a jóvenes y callan ante el privilegio fiscal, como de los más destacados personajes de la 4T que también aceptaron el favor de la mafia del poder para que les condonaran millones de pesos, como fue el caso de Yeidckol Polevnsky. Todos los marranos estaban en el mismo chiquero.
  2. Eso de que el gobierno federal quiera hermanar las pirámides del Tajín con las de Egipto no es más que otro roznido de la estulticia de algunos funcionarios morenistas. Alguien debe avisar el Secretario de Turismo, Miguel Torruco, que el uso lúdico de la cannabis aun no es legal.