Los sistemas operativos actuales tienen un reto que, con mayor o menor acierto, han conseguido llevar a buen puerto. Por un lado, mantenerse actualizados para evitar problemas de funcionamiento y de seguridad y, por otro lado, que ese proceso de actualización sea lo más simple posible y que no dependa del usuario, es decir, que sea una actualización automática.

En el caso de Windows, hemos mejorado mucho desde las primeras actualizaciones de Windows XP a las de ahora en Windows 10. Con la enésima versión, apenas tenemos que hacer nada, ya que cuando Windows lo cree conveniente, busca actualizaciones y las descarga por su cuenta.

Con todo, no siempre llegan las actualizaciones a buen puerto por muchos motivos. Repasamos algunos consejos para actualizar Windows correctamente y evitar problemas de actualización, rendimiento o funcionamiento.

Actualizar Windows regularmente

Empecemos con las actualizaciones menores de Windows, es decir, los parches y actualizaciones que corrigen errores, tapan agujeros de seguridad y/o añaden mejoras.

En el caso de Windows 10, algunas actualizaciones son de mayor envergadura, ya que añaden funciones nuevas, introducen aplicaciones y herramientas, se deshacen de otras… En concreto, desde el lanzamiento de Windows 10 en julio de 2015, hemos visto seis actualizaciones de este tipo, también llamadas actualización de funciones. La más reciente al escribir este artículo, Windows 10 versión 1809.

Para todos estos casos, apenas hay que hacer nada. Por defecto, Windows se encarga de comprobar las actualizaciones, descargarlas e instalarlas. Por nuestra parte, lo único que tenemos que hacer es procurar que nuestra computadora tenga acceso a internet y espacio suficiente en disco. No hay una norma básica. A más velocidad, mejor, y en cuanto al disco, no hay un valor estándar, pero como mínimo, deberíamos contar con 4 GB de espacio libre.

Para ganar algo de espacio en disco podemos acudir al Liberador de espacio en disco buscándolo en el menú Inicio. Eliminando cachés y archivos temporales, obtendremos algo de espacio para descargar e instalar actualizaciones. También podemos desinstalar aplicaciones desde Inicio > Configuración > Aplicaciones > Aplicaciones y funciones.

Por otro lado, podemos comprobar si las actualizaciones se están descargando correctamente iniciándolas manualmente desde Inicio > Configuración > Actualización y seguridad > Windows Update y pulsando en el botón Buscar actualizaciones. Ahí veremos también un histórico de actualizaciones anteriores desde Ver historial de actualizaciones.

Si nos encontramos con problemas al actualizar, podemos hacer varias cosas. En primer lugar, reiniciar el equipo puede ayudar a resolver una actualización interrumpida. Otra opción consiste en ejecutar Windows Update como administrador. Otra posibilidad consiste en acudir al Solucionador de problemas. Si bien no hace milagros, daño no hará.

Actualizar Windows a otra versión

No es lo mismo instalar un parche o actualización menor que cambiar entre versiones de Windows, como por ejemplo de Windows 8.1 a Windows 10.

Si bien cada vez es más fácil actualizar Windows a otra versión más reciente, no siempre tenemos en cuenta todas las variables. Si todo va bien, ningún problema, pero si ocurre algo, ser precavidos nos habrá ahorrado tiempo y esfuerzo. Además, no es lo mismo que tu computadora a actualizar sea de uso doméstico o profesional, o que la utilices tú solo o varias personas.

En principio, toda actualización es buena, pero debemos tener en cuenta varias cosas antes de iniciar el proceso. Para empezar, saber si cumplimos con los requisitos mínimos. Aquí, por ejemplo, encontrarás los requisitos de Windows 10.

Si cumplimos con los requisitos de hardware, debemos comprobar también el software. ¿Hay algún programa o juego que no sea compatible con esa versión? En ese caso, ¿podemos emplear la función de Modo de Compatibilidad? Otra opción es buscar alternativas compatibles. También conviene sopesar si ese software es imprescindible o no para tu día a día.

El tercer paso consiste en realizar una copia de seguridad de tus datos. No está de más, no vaya a ser que la actualización dé error y se haya formateado la partición donde guardabas tus archivos y documentos.

Y como ocurre con las actualizaciones menores, conviene tener acceso a internet y espacio en disco. Los requisitos de Windows indican el espacio que necesitamos. Windows 10, por ejemplo, necesita entre 16 GB y 20 GB.

Con información de ALT1040