El camino de los peregrinos marianos ha ido cambiando; ahora aunque el fervor sigue, se distrae por la presencia de vendedores de colchas, puestos de comida, juegos mecánicos, durante su recorrido.

“Calendario con la foto de su hijo con fondo de la Virgen a 80 pesos; trajecito a 360; juego de cobijas a 550, y si alguna no le gusta, se la cambio”, son las promociones que a gritos ofrecen los mercaderes cerca de la Basílica Menor de El Dique.

Este año, suman 426 las peregrinaciones provenientes de diversos puntos, según el conteo de la propia Basílica, pero se espera que lleguen más incluso durante el fin de semana.

Este 12 de diciembre, la Iglesia abrió sus puertas desde antes de las 12 de la noche para recibir a los feligreses que acudieron a cantar Las Mañanitas a la Virgen de Guadalupe. Los niños vestidos emulando a Juan Diego, a quien la leyenda dice se le apareció la Virgen en el Cerro del Tepeyac; las flores y arreglos por montones, no faltan en este festejo católico.

Tampoco faltan los gorros de Vikingos tejidos, las promociones de órdenes de tacos al pastor de a 20 pesos o tres hot dogs por 30 pesos; para los más osados, hay “diablitos”, esta bebida de piña fermentada con salsas picantes. Y mientras la venta de cobijas acapara la atención de los peregrinos, en un puesto suena el canto “La Guadalupana”.

El camino del peregrino ha cambiado, pero la fe, no. Algunos llegaron en motocicletas, otros en bicicleta o caminando, incluso algunos son apoyados por sus empresas para acudir en grupo, como los trabajadores de Talleres de ADO en Xalapa, que llegaron en dos autobuses preparados para asistir al festejo.

“Somos 80 personas en dos autobuses, es una creencia que tenemos en el taller, van 30 años que se hace esta visita a la Virgen de Guadalupe y se participa con mucha alegría”, narró Salvador Macario Ceballos.

Otros peregrinos van cargando un arreglo floral que pesa más de 100 kilos, caminan lento, y cuando alguien les pregunta el motivo de su sacrificio, dicen que es por tradición o como fianza para que les cumpla un favor.

“Cada año venimos, venimos a agradecerle otro año de vida y otro año que se va”, dijo Marisela Vega, una católica coatepecana que decidió asistir como cada año al rito mariano. Algunos ciclistas salieron desde Coatepec para acudir a la Basílica con el fervor en la garganta y algunas flores que lograron comprar en el camino.

“Somos creyentes, fanáticos de la Virgen y venimos a festejar con ella. Venimos de Coatepec rodando”, dijo Alejandro García. Así festejan a la Virgen, entre cantos, flores, rezos, besos, pero también entre la kermés que cada año inunda las calles aledañas a la Basílica y que a algunos molesta por considerar que el festejo se ha comercializado. Como los globos de a 20 pesos que se pueden adquirir para los niños, y que tienen la imagen infatilizada de la Virgen.

Perla Sandoval/Avc