En la actualidad, el ingeniero en alimentos debe adaptarse no sólo a la realidad de nuestro país, sino a la de todo el mundo debido a la globalización, advirtió Ebner Azuara Nieto, investigador del Instituto de Ciencias Básicas de la Universidad Veracruzana (UV).

Durante la reciente conmemoración por el décimo aniversario de esta carrera adscrita a la Facultad de Ciencias Químicas de la UV, dijo que lo anterior implica una renovación de este programa educativo (PE) ante los nuevos retos que enfrenta.

El Doctor en Ciencias Alimentarias por el Instituto Politécnico Nacional (IPN), lamentó que en México no existan suficientes espacios laborales para los egresados de esta carrera, pues la industria alimentaria está acostumbrada a contratar a los ingenieros químicos, quienes inicialmente se enfocaban en esta labor.

En este sentido, comentó que dicha carrera nació alrededor de 1950 y está presente en diferentes países, incluido el nuestro. En la UV surgió hace 10 años y aunque los egresados han logrado insertarse en el ámbito laboral, aún se requiere darla a conocer más ampliamente ya que muchas industrias desconocen su función.

Al referirse a los retos que enfrenta un profesional de dicha área, expuso que dentro de la globalización las grandes empresas buscan países para establecerse a partir de mano de obra y materias primas baratas.

No obstante, el problema radica en que las multinacionales buscan promover una serie de productos alimenticios con largos periodos de estabilidad y de conservación. “Esto ocasiona que vayamos perdiendo nuestra identidad, en México tenemos muchas materias primas que deben recuperarse”.

Al final, los alimentos que inundan el mundo y son adquiridos en el supermercado, son una variedad muy restringida, cuando en realidad tenemos una riqueza más grande, agregó. “Si nos dejamos llevar por los grandes negocios, estamos perdiendo una riqueza alimenticia enorme”.

Azuara Nieto sostuvo que a nivel mundial el ingeniero en alimentos sólo ha sido un proveedor de servicios en cuanto al proceso, pero ahora también tendrá que centrarse en la ingeniería del producto, habrá que diseñar alimentos no sólo a través de la ingeniería, también se deberá introducir biofísica, bioquímica, nutrición, genómica, entre otras ramas de la ciencia.

Por tanto, la ingeniería de alimentos tiene que vincularse con otras ciencias para enriquecer este tipo de productos, pues con la globalización también viene la automatización.

Al referirse a este aspecto, señaló que lo ideal de la inversión de grandes empresas extranjeras en el país, sería el incremento de fuentes de empleo para los mexicanos. Sin embargo, con la automatización esto no es posible.

El especialista y Maestro en Ingeniería Química en Procesos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), manifestó que otro de los retos del egresado de dicho PE es el manejo de los desechos, ya que aproximadamente la quinta parte de la manufactura son productos alimenticios.

Es así que surgen muchos desechos orgánicos e inorgánicos por los restos de la materia prima que se procesa y por los empaques que contaminan el medio ambiente.

“El nuevo ingeniero debe empaparse para enfrentar esa realidad y que toda esa industria no aumente la contaminación, pues también deben ser creados procesos que economicen el agua y el uso de energía. Existen varios retos, pero lo principal es la creatividad, tenemos que voltear hacia lo que tenemos para dar al mundo.”

Expuso que en México hay mucha creatividad y materias primas que en otras partes del mundo, así como costumbres y sabidurías ancestrales que podrían recuperarse para que el resto de las naciones las conozcan. “Debemos estar orgullosos, ampliar la creatividad y enfrentar esos retos”, enfatizó.

En esa medida, dijo, la misma industria tendrá que brindar mayores espacios a los egresados de esta carrera, no sólo en México sino a nivel mundial.

Claudia Peralta Vázquez/Prensa UV