La venus atrapamoscas (Dionaea muscipula) es quizá una de las plantas carnívoras más conocidas que existen. Sus hojas son capaces de cerrarse, con el fin de atrapar todo aquel insecto que se acerca demasiado, los cuales le servirán como alimento.

Además, esta planta sabe contar, y utiliza esta capacidad para decidir, debido a que cuando escasean los nutrientes del suelo, necesitan incorporar insectos o arañas en sus dietas. Sin embargo, cerrar el órgano de captura, que se encuentra alrededor de sus presas, conlleva un gasto de energía alto y, por eso, la planta tiene que decidir cuidadosamente si le merece la pena hacerlo.

Esta planta es originaria de Carolina del Norte, Estados Unidos. Con buenos cuidados, puede llegar a vivir 25 años.

La venus atrapamoscas y su olor rico

Un estudio publicado en Current Biology menciona que para que una planta carnívora detecte a sus presas, que son atraídas por un aroma afrutado –– néctar secretado–– , cuenta con la ayuda de pelos sensores en la superficie de sus hojas de captura.

Según los autores, la venus atrapamoscas es capaz de contar cuántas veces estos pelos han sido tocados por el insecto para decidir si merece ser atraparlo y digerido.

La venus atrapamoscas es una roseta inocua y las láminas de sus hojas forman trampas dentadas. El exterior de las trampas generalmente tiene un color verde, mientras que los interiores tienen un pigmento rojo que varía dependiendo de la edad.

Sobre el borde de cada lóbulo hay entre 14 y  20 dientes que apuntan a la presa. Su tallo puede alcanzar hasta 30 cm de altura, mientras que la cápsula de las semillas es plana y contienen una sola semilla.

Sin salida

Al momento de que sus dientes se cierran, se clavan tan rápido que evitan que la presa escape. Una vez que se ha producido el cierre, los dientes quedan apuntando hacia el exterior y la trampa se encuentra bien sellada, permitiendo que comience la digestión mediante la intervención de los jugos digestivos liberados por ciertas glándulas dentro de la pared interior de la trampa.

La digestión tarda entre siete y 10 días, luego la trampa se abrirá nuevamente e iniciará otra cacería o simplemente tendrá lugar la fotosíntesis.

Con información de ALT1040