Veracruz, Ver.- La ciudad de Veracruz recibió, como hace cincuenta años, la llama que mantuvo encendido el pebetero del estadio de la Ciudad Universitaria de la capital del país durante 17 días con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de México ‘68.

Hoy, cinco décadas después, nadadores y corredores veracruzanos, que participaron en aquella ceremonia, asistieron al arribo de la llama que portaron en sus manos en aquella ocasión, pero ahora como observadores, pues los relevos en el mar y en tierra fueron realizados por atletas de alto rendimiento y personal de la Unidad de Historia y Cultura de la Secretaría de Marina-Armada de México.

La llama olímpica llegó procedente de La Habana, Cuba, y fue transportada a bordo del buque escuela Cuauhtémoc.

De esta embarcación descendió el primer relevo, a la altura del canal de navegación de este puerto de Veracruz, y nadó una distancia aproximada de 100 metros para entregársela al siguiente y así sucesivamente hasta que el último arribó a la Macroplaza del Malecón.

El público asistente aplaudió a los nadadores en cada entrega de la llama olímpica.

Incluso algunos corearon el tradicional “México, México, México, México”, grito que acompañaron con aplausos de apoyo.

En la Macroplaza, la llama se cedió a la vicepresidenta del Comité Olímpico Mexicano, Jimena Saldaña Gutiérrez, y ésta, a su vez, al alcalde Fernando Yunes Márquez, para finalmente entregarla a los elementos de la Semar que recorrieron en circuito de la ciudad.

Los relevos de la Marina recorrieron Comodoro José Azueta, Doblado, Callejón Toña la Negra, Víctimas, Gómez Farías, Rayón, Independencia, Insurgentes Veracruzanos hasta llegar de nueva cuenta a la Macroplaza del Malecón.

La teniente Alejandra Ortega Solís fue el último relevo y entregó la llama olímpica a Carlos Díaz Vega, campeón municipal, estatal y prenacional de los 100 y 200 metros planos en 1968, quien encendió el pebetero que se instaló en el Faro Venustiano Carranza como lo hizo hace 50 años en el estadio Luis “Pirata” Fuente.

Carlos Díaz Vega vistió el uniforme oficial que portó hace cinco décadas.

La llegada de la llama olímpica despertó el interés de decenas de veracruzanos, tanto chicos como grandes, aunque sin que representara una multitud.

Cabe precisar que el pebetero con el fuego olímpico permanecerá en el Faro Venustiano Carranza hasta el lunes próximo, día en el cual partirá con destino a la ciudad de Puebla, por lo que quienes no acudieron a la ceremonia de arribo podrán asistir sábado y domingo para tomarse la foto del recuerdo.

José Juan García/Avc