Fue hace como 15 años que un periodista me dijo que antes que político, Miguel Ángel Yunes Linares es un peleonero nato. “No puede vivir sin pelear; pelear es parte de su naturaleza, lo trae en la sangre, en los genes. Así es y así será todos los días de su vida”.

Y por lo que se ha visto, la realidad no desmiente al periodista. Al señor gobernador le gusta el pleito y se bronquea con quien se le ponga enfrente.

Sin duda su pleito más emblemático y más patológico es el que tiene con Fidel Herrera Beltrán, un pleito que tiene más de veinte años, ha trascendido a cuatro gobernadores (Patricio Chirinos, Miguel Alemán, el propio Fidel y Javier Duarte) y sigue tan intenso como el primer día.

El odio entre ambos es tan grande que si de algo debe estar arrepentido Fidel es de no haber metido a la cárcel a Miguel Ángel cuando tuvo el poder. Y éste aunque ha querido, no ha podido ver a su enemigo tras las rejas.

Los pleitos de Miguel Ángel han sido de antología; se peleó con el PRI, con Emilio Chuayffet, con Elba Esther Gordillo, con Alejandro “El Pipo” Vázquez y hasta con su primo hermano Héctor Yunes. Eso sin contar sus broncas con Javier Duarte y con el diputado federal Alberto Silva.

Ya siendo gobernador compró un pleito con Andrés Manuel López Obrador al que le dijo de todo, desde vividor del erario hasta desequilibrado mental y loco.

¿Quién comenzó la bronca? La verdad no lo sé, pero sirvió de excusa para mantenerlos en el candelero mediático.

En febrero del año anterior Miguel Ángel declaró que el partido Morena había sido maiceado por Javier Duarte y que de eso tuvo conocimiento Andrés Manuel que solapó la maiceada.

AMLO reviró casi de inmediato negando el hecho y agregó: “Yunes tiene un yate en Cancún, departamentos en Nueva York, la casa en Boca del Río no la tiene ni Obama y ahí están dándole atole con el dedo a la gente”.

A cada ataque vino un revire y a cada revire un contraataque.

Pero llegó el 1 de julio y el tabasqueño obtuvo 30 millones de votos, más que suficientes para declararlo presidente de este país.

Uno de los primeros en darle sus parabienes fue el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, que llegó a la gubernatura de la mano de Enrique Peña, y está a unos meses de dejar el cargo convertido en uno de los más fieles amigos y apoyadores de Andrés Manuel.

Como presidente que es de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), Manuel corrió a tomarse la foto con el tabasqueño y aprovechó el viaje para invitarlo a una reunión con sus colegas.

El futuro Primer Mandatario aceptó y el encuentro se efectuará este jueves.

¿Asistirá el gobernador de Veracruz?

Hasta el momento de escribir estas líneas no había ninguna respuesta de Palacio de Gobierno y en la oficina de Comunicación Social no han dicho ni sí ni no.

Personalmente creo que asistirá por dos razones: porque ya le bajó a su beligerancia con los de Morena y, sobre todo, por el mensaje que dio este lunes donde al fin reconoce el triunfo de Cuitláhuac García.

“Envío al ingeniero (Cuitláhuac) García Jiménez mi más cordial felicitación y deseos de éxito, y la seguridad de que como Gobernador y como veracruzano, haré la contribución que me corresponda para que lo logre”.

Eso sí, fiel a su costumbre de soltar por lo menos un carambazo, le dio un llegue a los morenos: “Reconocer los resultados es propio de demócratas. No se vale sólo reconocer triunfos y no aceptar derrotas”.

Y lanzó una amenaza: “La lucha sigue”.

Si Yunes asiste a la reunión de la Conago ¿qué irá a pasar entre él y López Obrador cuando inevitablemente queden frente a frente?

Interesante será ver el saludo (si es que se da) entre los dos, aunque sólo sea para la foto.

Pero más interesante, lo que vendrá después entre ambos. Y no creo que sean invitaciones a tomar un cafecito.

bernardogup@nullhotmail.com