Cuando el candidato Miguel Ángel Yunes Márquez dice que hace menos de dos años Veracruz estaba en la peor crisis de su historia, marcada por la corrupción a todos los niveles principalmente en los mandos policiacos, dice una verdad a medias… muy a medias.

En efecto, hace dos años estábamos muy mal, pero ahora estamos lo que le sigue a peor, y no por la corrupción policiaca (que ya es endémica) sino por la inseguridad y la violencia.

Al poner sobre la mesa su Plan de Seguridad, Yunes Márquez está apostando a la mala memoria de sus futuros gobernados y para muestra va este botón: “Mi prioridad como gobernador será que en los próximos seis años, nuestras familias puedan caminar tranquilas por las calles, los jóvenes tengan espacios de sano desarrollo y nuestros niños puedan tener una infancia en paz, que podamos vivir tranquilos y sentirnos seguros”.

Pero no hay mala memoria, los veracruzanos recuerdan bien ese discurso.

El 6 de junio del 2016 su papá dijo: “Veracruz será distinto, viviremos bajo el imperio de la ley y del estado de derecho. Viviremos sin miedo, recuperaremos la seguridad, la paz y la tranquilidad de las personas. Esa será una de mis prioridades”.

A casi dos años de estas palabras, es hasta ocioso decir cómo está Veracruz.

Yunes Márquez dijo que para lograr la seguridad en la entidad (y al decirlo así está reconociendo que la seguridad no existe), ha dividido su estrategia en cuatro grandes ejes.

El tercero de esos ejes dice textual: “Priorizaré las labores de inteligencia modernizando la infraestructura y tecnología para la prevención y el combate a la delincuencia”.

En 2016 su papá dijo también textual: “Se aplicarán las tecnologías más avanzadas para combatir a los delincuentes. Usaremos satélites, drones y sistemas de video”.

Como decían las abuelas: La misma gata nomás que revolcada.

Tanto el padre gobernador, como el hijo candidato y el otro hijo alcalde de Veracruz, hablan de la inseguridad en pasado, como si ya no existiera. Como si se hubiera acabado el día que entambaron a Duarte, y los resabios que aún quedaban se hubieran extinguido el día que Yunes Linares asumió el poder.

Pero no es así. La inseguridad está ahí, agazapada y al acecho; a la espera de dar el zarpazo. Y se manifiesta en los policías municipales que violaron a una jovencita de 16 años delante de su novio; en el rapto de una joven que fue sacada por la fuerza de su casa; en el feminicidio de otra de 21 años; en el levantón de un muchacho que vendía sandías a las puertas de un mercado y en el asesinato de una mujer y dos hombres la mañana de este miércoles.

Estos hechos que acabo de enumerar se suscitaron en las últimas 72 horas, y quizá alguno de ellos ocurrió mientras el joven Yunes daba a conocer su Plan de Seguridad y su padre presumía este primero de mayo, que en Xalapa desfilaron casi 60 mil trabajadores en un marco de “libertades democráticas”.

¿De qué sirven esas libertades si no hay seguridad?

Cuando Yunes Linares dice que la inseguridad va a la baja generalmente agrega: “Este es el Veracruz que queremos”, pero quienes lloran a sus familiares asesinados y buscan a sus desaparecidos se preguntan: ¿Este es el Veracruz que queremos?

Misma frase, diferente connotación.

Con su Plan de Seguridad, copiado del de su papá y que ha servido para casi nada, ¿qué Veracruz nos brindará Yunes Márquez si llega a la gubernatura?

bernardogup@nullhotmail.com