Prefacio.

Si algo han demostrado los socios (“cómplices”, les llaman también) de Javier Duarte, es su camaleónica capacidad de adaptarse a las circunstancias y mantenerse impunes. *** Un claro ejemplo de ello es el del exalcalde de Alvarado, Gustavo “Tavo” Ruiz Barroso, poseedor de una cuantiosa fortuna, conseguida en años recientes (así lo afirmó el hoy gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares durante su campaña) gracias a los negocios que hizo con su compadre, y quien se ha escondido bajo la capa de corrupción que protege a los perredistas. *** Tavo Ruiz buscó el año pasado que fuera su esposa, Marliz Platas, quien lo sucediera en el cargo, en un evidente afán de esconder sus fechorías. Para ello consiguió el respaldo de la alianza PAN-PRD, a pesar de que tanto Yunes Linares, como su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez (hoy precandidato al gobierno estatal por esa misma alianza) lo han señalado de formar parte de la “pandilla” que robó a manos llenas en la pasada administración estatal. *** Su estrategia falló. Marliz Platas fue derrotada en las urnas por el abanderado del Partido Verde Bogar Ruiz, por lo que los dos (Tavo y su esposa) decidieron aplicar el “Plan B”. Se volvieron a promover en el PRD (cada uno con su fórmula) para la diputación federal en el Distrito XIX, que hoy abarca los municipios de Acula, Alvarado, Amatitlán, Ángel R. Cabada, Catemaco, Lerdo, Saltabarranca, San Andrés, Santiago Tuxtla y Tlacotalpan. *** En el colmo del descaro, este martes Tavo y Marliz invitaron al precandidato Miguel Ángel Yunes Márquez a un desayuno. *** La reacción de los alvaradeños no se hizo esperar. Decenas de pobladores se plantaron fuera del recinto donde tuvo lugar el evento político y le exigieron al hijo del gobernador que le enviara un mensaje a su padre: que cumpliera la promesa de meter a la cárcel a Tavo Ruiz, a la vez que le advirtieron que si le levantaba la mano al exalcalde, ya podía olvidarse de sus votos. *** Tavo y Marliz están cosechando lo que sembraron.

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La bravuconería es lo suyo. Eso de echar habladas se le da muy bien.

Lástima que lo que dice con tanta firmeza, no lo pueda sustentar con hechos.

Este martes Miguel Ángel Yunes Linares acudió a colgarse una más de las medallitas ajenas que tanto le gustan. Acudió a la destrucción de 452 kilogramos de cocaína que decomisaron las fuerzas federales en el puerto de Veracruz.

El 27 de diciembre del pasado año, elementos de la Agencia de Investigación Criminal, de la PGR, revisaron un contenedor metálico, en la zona portuaria de Veracruz, en el que descubrieron la cocaína, dentro de 14 sacos de lona color negro, ocultos entre un lote de neumáticos para automóvil. La droga estaba distribuida en 403 paquetes.

Al hacer uso de la palabra (¡no podía dejar pasar tan valiosa oportunidad!) Yunes Linares se mostró valiente, arrojado, como suele serlo cuando tiene cámaras y micrófonos al frente.

Dijo que con los grupos criminales no habrá “ni complacencia, ni complicidad”. Lo dijo –por cierto- en tiempo futuro. Dijo que “no habrá”, pero sucede que él tiene ya más de un año al frente del gobierno de Veracruz y no les aclaró a los veracruzanos si hasta ahora, durante su gestión, ha habido tal complacencia, tal complicidad.

Al menos los mensajes que han dejado las bandas criminales señalan directamente a sus mandos policiacos –y en ocasiones a él mismo- de haber celebrado acuerdos, de proteger a grupos contrarios. Él le resta importancia a esos señalamientos pues argumenta que los hacen “delincuentes”, pero cuando las denuncias de criminales le favorecen, entonces les da todo el valor.

Si los “malandros” señalan a Fidel Herrera o a Javier Duarte, entonces su palabra sí vale.

Y ya envalentonado, Yunes Linares presumió que con ese golpe a las bandas de narcotraficantes (el decomiso de los 452 kilogramos de cocaína) tenía un valor en el mercado superior a los 200 millones de pesos, lo que –aseguró- representa un severo golpe a la delincuencia organizada, en donde más les duele, “en el dinero”.

Y no quiso dejar pasar la oportunidad para lanzar otra de sus bravatas: “Las ejecuciones entre los delincuentes no las podemos evitar, pero cuidado y se meten con los ciudadanos de bien, porque seremos implacables”.

Ya el año pasado nos demostró Miguel Ángel Yunes Linares que no puede (y seguramente tampoco quiere) detener la guerra entre bandas delictivas que se libra en territorio veracruzano y que generó más de dos mil muertes violentas.

Él asume que todos los “ejecutados” (vamos, los que han muerto en circunstancias que pueden apuntar a la participación del crimen organizado) merecían morir y que le ahorraron al Estado onerosos y engorrosos procedimientos judiciales.

El gobernador de Veracruz es de los que considera que a los delincuentes peligrosos (los que no hayan pactado con él, por supuesto) se les debe eliminar, sin juicio previo, sin tanto trámite.

Y a pesar de la actitud arrojada y temeraria –ante las cámaras- de Yunes Linares, en lo que resta de su administración la violencia no sólo no cesará, sino que seguirá a la alza.

Usted decide si quiere más de lo mismo por otros seis años.

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Epílogo.

El pasado lunes, en Acayucan, Tomás Torres Reyes, líder transportista adherido a la CNC, y su hijo Tomás Torres Boyana, fueron asesinados a balazos en su domicilio, ubicado en el Fraccionamiento Vivah. Otras cuatro personas resultaron heridas, entre ellas una menor de 4 años de edad. Hasta el domicilio del dirigente transportista llegaron varios hombres armados, quienes abrieron fuego contra los presentes. Torres Reyes era hijo de Catalina Reyes, ex dirigente del PRI y lideresa del mercado Vicente Obregón. *** Este martes, luego de un enfrentamiento a balazos contra elementos de la Marina, fueron abatidos cuatro sujetos, a los que las autoridades señalan de ser los responsables del homicidio de Tomás Torres Reyes y de su hijo. Los elementos de la Policía Naval localizaron un automóvil con las características del que fue utilizado en el ataque contra el dirigente transportista, y le marcaron el alto. Sus ocupantes respondieron abriendo fuego contra los marinos. Se inició una persecución, hasta que los presuntos delincuentes volcaron su unidad. En ese momento salieron del vehículo y se enfrentaron a los policías navales, quienes les dieron muerte. *** Si los diputados no se oponen, Miguel Ángel Yunes Linares se saldrá una vez más con la suya: Impondrá al Fiscal Anticorrupción, en la persona de Marcos Even Torres Zamudio, uno de los incondicionales de Jorge Winckler. ¡Y pensar que se quejaba de Javier Duarte!

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