En los últimos días, la violencia y las ejecuciones registradas en territorio veracruzano han causado preocupación y consternación entre los habitantes de la entidad, dado que los hallazgos de cuerpos son cada vez más frecuentes en territorio estatal.

Si bien los casos de los alcaldes de Hidalgotitlán (electo); e Ixhuatlán de Madero (en funciones), Santana Cruz Bahena y Víctor Manuel Espinoza Tolentino, respectivamente, acapararon los reflectores mediáticos, cada ejecución va aumentando la percepción de inseguridad y vulnerabilidad de los veracruzanos.

El pasado 20 de noviembre, varios sujetos sacaron a Santana Cruz Bahena del interior de su vivienda para ultimarlo a balazos.

Sobre este asunto, la Fiscalía General del Estado adelantó que una línea de investigación apuntaba a la participación de un grupo delictivo ligado al tráfico de combustible robado.

Otro caso, más reciente, ocurrió por la noche de este viernes 24 del presente: sujetos desconocidos asesinaron en el punto conocido como La Haciendita, en Banderilla, al presidente municipal de Ixhuatlán de Madero, municipio cercano a Chicontepec, en la Huasteca veracruzana, Víctor Manuel Espinoza Tolentino, y a cuatro personas más.

Las primeras investigaciones apuntan a un posible asalto; sin embargo, luego se dio a conocer que este crimen podría estar vinculado a una banda dedicada a la venta de despensas, láminas y apoyos gubernamentales, extraídos de bodegas de la pasada administración estatal.

Un par de días después de ese hecho fue asesinada a balazos Yendi Guadalupe Torres, titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Sexuales y contra la Seguridad de la Familia en Pánuco.

Esos escándalos en materia de violencia han escalado a niveles nacionales, dado que noticias como esas, alcaldes ejecutados, no habían sido comunes en Veracruz.

Son hechos que se suman a otros lamentables casos de personas ejecutadas en territorio veracruzano. Por la noche del pasado sábado, por ejemplo, los cuerpos mutilados de cuatro personas fueron localizados en Poza Rica, zona norte de la entidad.

Ese mismo día, un hombre fue asesinado en Pánuco por sujetos encapuchados que abrieron fuego.

El recuento de las ejecuciones de Veracruz en las últimas horas es tan largo que no alcanzaría el espacio de este texto; basta decir que cálculos conservadores ubican en más de dos docenas de víctimas en el sangriento fin de semana.

Medios como El Universal publicaron que con los hechos de Banderilla, Amatitlán, Tlacotalpan, Coatzacoalcos, Pánuco, Martínez de la Torre, Poza Rica y Córdoba sumaban 23 las personas asesinadas en la entidad veracruzana en las últimas 48 horas.

Se trata de los eslabones más recientes de una larga cadena de ejecutados y víctimas de la violencia en tierras veracruzanas, donde la cifra del homicidio dolosos incluye mil 382 casos de enero a octubre, para un promedio de 138 cada mes; de tal manera que si la tendencia de los primeros diez meses de 2017 se mantiene, el año de la inseguridad en Veracruz cerrará con una cifra cercana a mil 658 personas asesinadas.

Probablemente con razón, esas cifras son usadas como argumento político de los detractores y malquerientes del gobernador Miguel Ángel Yunes.

El senador Héctor Yunes Landa, por ejemplo, declaró que es necesaria la llegada a la entidad de un comisionado federal en materia de seguridad; que           Veracruz es el estado más violento del país y que ninguna otra entidad tiene tanto asesinato y tanto secuestro.

Al margen de las motivaciones de dicha declaración, al senador priista no le falta razón; la inseguridad en Veracruz es, hoy más que nunca, el gran pendiente de las instancias gubernamentales, que han quedado a deber en el tema del combate a la violencia y al delito. @luisromero85