No hay dinero, no hay poder; no hay dinero, no hay amor profano; sin dinero está en peligro la felicidad, a no ser que el amor puro, sin barreras, sin prejuicios sociales, se imponga (hasta que la muerte nos separe). Para el político público, sin dinero no hay obra. Miguel Ángel Yunes tomó el poder de gobernador, pero sin dinero. (Todo se lo llevó Javier Duarte y su pandilla). Es gobernador de Veracruz, pero el estado está quebrado. Para el político que pretende encaramarse al poder, si no tiene dinero, será un pobre político. Ya lo dijo el filósofo del ‘grupo Atlacomulco’: “Un político pobre, es un pobre político”. Lo vimos y lo constatamos en las recientes elecciones municipales.

Pero la Biblia contraataca: “de que le sirve al hombre ganar el mundo, si pierde el alma”. Sí, pero al político que durante su desempeño público hizo mal uso de los dineros ajenos, nada le importa el alma. Con una buena limosna y una mentirosa confesión con el arzobispo Hipólito Reyes Larios, tienen comprado un lugar en el cielo y purificado su espíritu.

¿Tendrán preocupación por su alma Javier Duarte, Fidel Herrera, Pascual Lagunes, el general de 5 estrellas, Arturo Bermúdez, o Flavino Ríos, tal vez, Adolfo Mota, Gabriel Deantes, Gina Domínguez (algunos en la cárcel) y todos los saqueadores que viven felices con mucho dinero, lujos, autos, propiedades, y viajando por todo el mundo? ¡Claro que no! “Con dinero, baila el perro”. Tan comprobado está que las elecciones en el Estado de México, fueron compradas.

Blog expediente.com del maestro Luis Velázquez, en su columna Barandal explica: “el desarrollo de la tecnología es tanto que cada vez abaratan el costo de las computadoras y los celulares.

Diríase que la mayoría de la población tiene su celular, aunque sea, en muchos casos, de los que valen unos trescientos pesos en el mercado.

Se trata de la gran opción. El grito de la moda. El mundo que vivimos. En vez de que los niños nazcan “con la torta bajo el brazo”, nacen ahora con una computadora y un cel.

Y es ahí donde la UV ha de aprovechar la máxima tecnología una educación mixta para abrirse como universidad pública, la más prestigiada, “con todo y sus bemoles”.

Pero en cuatro años, nunca, jamás, lo ha mirado la rectora Sara Ladrón, tan ocupada como estuvo de cumplir con su deber electoral como funcionaria de una casilla el domingo 4 de junio, luego de que, incluso, ha bajado el tono, mejor dicho, sepultada, quizá archivada, su revolución silenciosa, tan cacareada en el duartazgo, tan complaciente en la yunicidad.

Ha de mirarse hacia afuera, porque la UV, como todas las públicas en el país, dependen del subsidio estatal y federal y dependen (así lo demostró Javier Duarte) de la relación política, diplomática y cordial entre las partes.

Pero nunca, jamás, dejando de mirarse hacia adentro.

Y más, cuando cada año se agudiza el crecimiento de la población estudiantil y se achica la UV en la posibilidad”.

Si nuestra Universidad Veracruzana hubiera recuperado los cientos o miles de millones que los dos  gobiernos anteriores  sustrajeron de las participaciones federales y estatales que le correspondían, tal vez el número de jóvenes rechazados hubiera sido menos.

Que “el dinero no es la vida, es tan sólo vanidad”, eso es mentira romántica. El dinero es felicidad, tranquilidad y bienestar social y familiar. Si no hay fuentes de trabajo, no hay dinero; y si la gente no tiene dinero para sus necesidades primarias (pago del transporte público, comida, ropa, zapatos, renta, luz, teléfono) surge la delincuencia tan terrible que deja hogares en luto, una sociedad lastimada, a las autoridades en ridículo porque éstas no tienen dinero para atacar a la delincuencia. Sin dinero, nadie vive feliz, por el contrario, se es desgraciado.

Si el PRI veracruzano hubiera tenido dinero suficiente para gastar en la reciente contienda electoral, no hubiera sufrido la debacle en que está sumido con el triunfo de unas cuantas presidencias municipales. Tan jodidos de lana vio el senador Héctor Yunes Landa a los periodistas jalapeños conmemorando el Día de la libertad de Expresión que les prometió un fideicomiso y les regaló un coche nuevo, para que empiecen. Claro, el senador es multimillonario priista. Gana un gran sueldo como representante popular. Y además está gozando y gastando, junto con su familia, la millonisa que le regló Duarte en su campaña política para ser gobernador. ¡Así, quién no!

La mayoría de la gente, subyugada al poder político, ese que maneja el dinero y las conciencias de muchos, está llegando, si no es que ya llegó a decir a su esposa la parte de la canción de Chava Flores: “¡Mira Bartola!. Hay te dejo estos dos pesos. Pagas la renta, el teléfono y la luz. De lo que sobre…”

Si no hubo celebración para los periodistas, es porque no hay dinero.

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