Uno de los dos motivos por los que la raza jarocha votó por Miguel Ángel Yunes Linares, es porque prometió “erradicar” la inseguridad en la entidad y devolver la paz y tranquilidad a los veracruzanos, (el otro fue su promesa de meter al bote a Javier Duarte y su banda). Pero a más de 30 días de su toma de posesión como gobernador no se ve por dónde vaya a acabar con este flagelo.

Tomando como base que a su paso por la secretaría de Gobierno Veracruz fue uno de los estados más seguros del país, uno pensaría que Miguel Ángel traería bajo el brazo un plan bien estructurado para hacerle frente a los criminales, pero a como siguen las cosas es evidente que no.

Los secuestros, levantones y desmembrados continúan como en tiempos de Duarte.

Una de las mentiras del gordo, sobre todo en los últimos meses de su malhadado gobierno, fue gritar a los cuatro vientos que empresas y empresarios seguían llegando a Veracruz a producir miles de empleos.

Pura falsedad.

El Informe de Seguridad Empresarial 2015-2016 de la Cámara Americana de Comercio en México, da a conocer que la entidad veracruzana “está experimentando un recrudecimiento en el cierre de empresas, y la desconfianza de los inversionistas se ensancha para inyectar recursos al estado debido al incremento de la inseguridad”.

De acuerdo con ese informe, Veracruz es una de las diez entidades  más fregadas del país en el tema de seguridad empresarial debido a las actividades de la delincuencia organizada. Lo anterior ha provocado el cierre de empresas y el éxodo de éstas a sitios menos peligrosos.

Casi a fines de diciembre, el Grupo Coordinación Veracruz dijo que los operativos realizados en la zona norte estaban dando resultados positivos.

Mediante un boletín manifestaron que “a pocos días de iniciado el esquema de seguridad en los municipios de Poza Rica, Álamo, Tihuatlán, Papantla y Coatzintla, la incidencia delictiva ha disminuido de manera notable y se percibe una mayor tranquilidad social en esa región”.

Nadie niega que estén haciendo su chamba, el problema es que sus argumentos no empatan con la zozobra cotidiana ni se ven reflejados en el ánimo de la población.

En tiempos de Javier Duarte se llegó a dar el caso de que mientras presumía de la baja en secuestros, levantones y desmembrados, y aseguraba que la delincuencia le estaba haciendo los mandados a su gobierno, al mismo tiempo, en algún punto de la entidad, le dejaban un par de descabezados y a tres o cuatro personas con signos de tortura y el tiro de gracia.

En la actualidad sucede más o menos lo mismo. El informe del Grupo Coordinación Veracruz fue dado a conocer el pasado 26 de diciembre y ese mismo día, también se dio a conocer que el cuerpo de la maestra Dora Luz Torres, secuestrada días antes junto con su hijo Bonifacio Díaz Torres, había aparecido con la cabeza cercenada. Su cuerpo, junto con el de su hijo al que también asesinaron, fue encontrado en una bolsa de plástico.

Esto sucedió en Tantoyuca, en la zona norte de la entidad donde según el GCV la incidencia delictiva “ha disminuido de manera notable”.

Y como para que los miembros del GCV se den cuenta de quién manda en aquella zona, al día siguiente aparecieron  los cuerpos sin vida de dos hombres atados de pies y manos y con huellas de tortura. Esto fue en la comunidad Nuevo Ojital del municipio de Papantla.

Reitero, no deja de causar desasosiego que tras haber tenido a raya al hampa en tiempos de Patricio Chirinos, Miguel Ángel Yunes Linares haya llegado a la gubernatura sin un plan, sin un proyecto, ya no para acabar, pero sí para apaciguar y bajar la presión del crimen organizado  que día con día se apodera de nuestro estado.

Eso y no lo que le incautó a Javier Duarte, hubiera cimbrado positivamente al país y por supuesto, a todos los veracruzanos.

bernardogup@nullhotmail.com