Fanáticos del oráculo y la adivinación, hace algunas semanas corrían apuestas sobre sí Javier Duarte asistiría a la toma de protesta de Miguel Ángel Yunes Linares. Hoy, el misterio que envuelve a Veracruz es otro. No todos lo creen, pero todos lo han escuchado: Yunes Linares podría no asumir el cargo de Gobernador de Veracruz el próximo 1 de diciembre. Los argumentos son muchos, a favor y en contra.

Quienes más allá de una simpatía personal -que han mantenido oculta por meses-, buscan alcanzar un espacio en la próxima administración, evidentemente hacen una defensa interesada de Miguel Ángel bajo el argumento de la necesaria gobernabilidad. Quienes conocen su historia personal, y acusan de su fortuna y sus andares, creen que es poco probable que lo lleven a juicio, pero que existen los elementos para que suceda.

Y finalmente, los que están dispuestos a dar la vida porque Yunes Linares no tome protesta el próximo primero de diciembre. Y están dispuestos a la ofrenda porque en ello les va la libertad; ahí se ubican muchos de los que durante doce años defenestraron al ex priísta para congraciarse con los gobernadores en turno y que hoy están en el patíbulo.

¿Qué le conviene a Veracruz? Que prevalezca la ley. Si no hay una carpeta investigación sólida que acredite todos los delitos por los que el Gobernador electo ha sido acusado, entonces que tome posesión como establece la Constitución. Una maniobra política no puede sustituir la decisión de los votos, porque entonces estaríamos en el peor de los escenarios.

Pero si en cambio, hay elementos suficientes para acreditar su responsabilidad en estos hechos, que proceda la justicia sin miramientos. Miguel Ángel Yunes dijo ayer domingo –durante la presentación de los primeros integrantes de su gobierno- que tomará posesión porque así lo decidieron más de un millón de veracruzanos.

Sin embargo, lo que no ha dicho, es que no hay artículo en la Constitución que establezca que cuando un candidato gana una elección, por el margen que sea, queda libre de culpa o responsabilidad respecto de cualquier delito que haya cometido en el pasado y por el cual pueda ser sujeto a proceso. Lógicamente sería un despropósito que le abriría la puerta a que cualquier delincuente. Los votos eligen gobiernos no otorgan salvoconductos.

Lo dijimos en este mismo espacio. El gobernador electo ha perdido la seguridad que tenía en el mes de julio y ha empezado a dar síntomas de nerviosismo, tomando decisiones un tanto desesperadas. Su discurso y sus acciones se han vuelto erráticos y ha apostado a lo que mejor sabe hacer: confrontar de frente sin medir los riesgos.

Lo de ayer fue un desperdicio de tiempo y de oportunidad política. La presentación de un grupo de jóvenes como miembros de su gobierno no dice nada, sino más bien pone en evidencia su preocupación de que lo alcance la tormenta. Ningún nombre pronunciado ayer genera confianza a los veracruzanos, no los conocen; la juventud en sí misma es una buena señal pero ninguna garantía de un gobierno eficaz.

Si quiso ganar reflectores a la visita del presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, tendrá que buscar mejores argumentos para montar conferencias de prensa que suenan a improvisadas estrategias de defensa más que a un proyecto de gobierno. De hecho, tan nítida es su preocupación, que ni siquiera guardó las formas de nombrar a un equipo de transición, antes que a su equipo de trabajo.

La semana que hoy empieza es clave para Miguel Ángel. Se espera que el dirigente tricolor empiece a develar más información sobre la investigación que pesa sobre el gobernador electo; no es el caso de Guillermo Padrés, pero la dirigencia nacional albiazul también empieza a mostrarse timorata en la defensa de su gobernador.

Pero tal vez eso no sea lo que más le preocupa; al fin y al cabo no dejan de ser declaraciones políticas para la tribuna pero que poco aportan al resultado del juego. Lo que lo tiene al filo del asiento es lo que vaya a decidir el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) respecto del recurso interpuesto para invalidar la elección del pasado cinco de junio.

La demora no es una casualidad. Sin embargo, de darse la nulidad, el órgano jurisdiccional tendría que aportar algo más que los pelos de la burra, sino el semoviente completo –como decía el maestro Miranda Virgen-. Y después de ello, habrá que esperar qué arrojan las investigaciones de la PGR y el SAT.

No se trata de juzgar, para eso están los tribunales. Pero el hecho de que el primero de diciembre sigue siendo un misterio, lo sabe y lo reconoce el propio Miguel Ángel, si no, ¿por qué molestarse tanto en aclararlo a cada aparición pública?

La del estribo…

Si lo que publicó Notiver este domingo es verídico, entonces que no gasten en viáticos para tanto agente ministerial. Basta con que se atrincheren afuera de Televisa, donde hoy el Gobernador con licencia estará con Carlos Loret de Mola. ¿Qué no?