Pues cuando parecía que la tan anunciada licencia de Javier Duarte enfriaría la sopa a la veracruzana, resulta que está por darnos su segundo hervor. Este lunes, el gobernador electo Miguel Ángel Yunes iniciará una complicada semana en su camino a la asunción en diciembre próximo. Lo sabe y empieza a mostrar signos de preocupación.

El presidente del CEN del PRI estará este lunes en Xalapa. A pocos días de cumplir su periplo por el país, y una vez resuelto el tema del gobernador Javier Duarte, el dirigente nacional tricolor se reunirá con el priismo veracruzano; será un encuentro con muchas lecturas y varios propósitos.

El primero de ellos, resarcir a una militancia lastimada por la derrota electoral, pero urgida de alistar armas para el proceso electoral que inicia en un mes. Los liderazgos han cambiado y la visita de Ochoa Reza permitirá reagrupar a los priistas en el propósito de mantener el gobierno en las principales ciudades del estado.

Además, su presencia lleva implícito el tema de que el discurso anticorrupción va en serio. Como lo dijo este martes tras conocer la solicitud de licencia de Javier Duarte, la Comisión Nacional de Justicia Partidaria ya había iniciado un proceso que posiblemente concluya en su expulsión del partido. No hay que ser adivinos para saber que su mensaje tendrá una fuerte carga cuando se refiera al ex gobernador.

Pero lo que más llama la atención es el mensaje que trae para Miguel Ángel Yunes, en la tierra que habrá de gobernar, a menos que los nubarrones que hoy lo rondan se conviertan en tormenta. Ochoa Reza ha pedido que las autoridades actúen en contra de Javier Duarte, pero con el mismo rasero, en contra de Miguel Ángel Yunes, a quien su pasado y su presente lo atormentan, no lo abandonan.

El mensaje del presidente del PRI ya hizo mella en el gobernador electo, a grado tal que –también este martes-, acusó de una intención oculta por evitar que tome posesión el primero de diciembre próximo. Fiel a su estilo, su respuesta fue una amenaza de que tiene información que hará cimbrar al país, pero que por estrategia, la dará a conocer una vez que asuma el cargo.

Es evidente que la amenaza fue dirigida al Presidente, por lo que la tregua se habría roto. Hay que recordar que hasta la fecha, bajo el argumento de que el Tribunal Electoral aún no resuelve el caso Veracruz, el Presidente Peña Nieto no ha recibido –al menos en público-, al gobernador electo de Veracruz, como lo hizo con los otros en su momento.

Esta expresión no sólo denota preocupación en el gobernador electo. Habla también que teme que las investigaciones alcancen su clímax y se vea impedido por la justicia para ocupar el cargo que siempre ha soñado. Si tiene las pruebas, debería presentarlas en este momento, en caso contrario, sólo exhibe que entiende a la justicia como una herramienta de propaganda política. Si así la va a utilizar estos dos años, tendremos mucho espectáculo y poca legalidad.

Un ingrediente más en esta sopa fue la sorpresiva decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) de posponer la resolución sobre el caso Veracruz. Cuando el propio Yunes Linares daba por hecho de que esta semana podría salvar la última instancia jurisdiccional, resulta que no. Esto avivó las especulaciones en el sentido de que la elección podría echarse abajo.

Por eso, la gira de Enrique Ochoa Reza resulta de mucha importancia no sólo para el PRI sino para el entorno político del estado. Sin duda, esta visita le va a poner mucho sabor al caldo.

El otro tema que habrá de complicar la semana a Yunes Linares es el debate que se habría pactado en televisa con Javier Duarte. A pesar de que siempre retó al ex gobernador, hoy ha decidido que no va; sabe, intuye, huele, que no le iría muy bien, sobre todo porque tiene mucho que perder y muy poco que ganar, considerando que su interlocutor ya dejó el gobierno.

Duarte está dispuesto no sólo a exhibirlo sino a acreditar su defensa utilizando los muchos pendientes que Yunes seguramente tiene con la justicia. Hay que recordar que las denuncias que le persiguen no sólo son las que ha interpuesto el ex gobernador veracruzano, sino aquéllas que involucran a miembros de su familia.

Es predecible que Miguel Ángel Yunes prefiere perder por default, acusar persecución del gobierno federal, señalar un acto de reivindicación de Javier Duarte y nadar de muertito en el mar de la victimización. Ya tendrá tiempo de contestar en otros foros.

La del estribo…

El lunes, Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes estarían en el noticiero de Carlos Loret para debatir sobre corrupción. Lástima que el gobernador electo haya decidido no asistir. Siempre es bueno escuchar la opinión de expertos. ¡Sopas!