Mutatis Mutandis

Por Rafael Arias Hernández.

Como resultado de los últimos gobiernos estatales, se ha logrado crear y  fortalecer como fenómeno social, en el acontecer diario,  una especie de Universidad libre y abierta,  que simboliza aprendizaje obligado y capacitación forzosa para exigir Justicia y respeto a derechos y libertades; esto es, una forma de enfrentar, en última y desesperada instancia, tanto abandono como desatención y dejadez, en que se tiene a innumerables  veracruzanos que no aguantan más injusticia e impunidad.

Buena parte de Veracruz  asiste ya a esa Universidad de la vida, orientada  a la desobediencia  civil; Universidad,  por cierto, accesible a toda edad, sexo, religión e ideología.

En efecto, para asombro de muchos, en pocos años tiene abiertas sus puertas en todas partes de Veracruz, en donde los problemas crecen y pobreza, hambre e inseguridad se fortalecen.

A ella asisten y  participan,  prácticamente la mayoría de los veracruzanos afectados. Lo mismo pensionados que jóvenes, mujeres y niños. Pobres, hambrientos, desempleados, marginados y afectados por inseguridad y violencia. Maestros, empresarios, taxistas, agricultores, deportistas, músicos, constructores, periodistas, estudiantes, médicos, enfermeras, artistas,  ganaderos, ejidatarios, minusválidos, pacientes y enfermos, indígenas, transportistas, becarios  y empleados.

Millones y millones de veracruzanos que a diario, en silencio aprenden y aguantan, soportan y sobreviven, en los cursos extensivos de malos y peores gobiernos.

Eso sí, llevan la cuenta de pérdidas, desapariciones, limitaciones, sacrificios, penas y sufrimientos que sin pedirlo ni desearlo soportan y padecen en carne propia, y hasta de generación en generación.

Alumnos obligados al aprendizaje cotidiano de la sobrevivencia. Víctimas de un presente negado y de un futuro cancelado,  ocasionados por el inocultable aumento de ineficientes y delincuentes en los gobiernos.

Y desde luego, en esa Universidad de la vida, con el tiempo muchos se convierten en activos  ejemplos de limitaciones y sacrificios propios, de sus familias y comunidades. Acumuladores de experiencias e información, para indignarse y protestar, y después para  organizarse y movilizarse en la inconformidad y hartazgo.

En consecuencia, tarde o temprano abandonan desinterés y conformismo, para activarse y enfrentar a  quienes los mantienen sometidos y sacrificados, sin oportunidad ni esperanza.

Preciso insistir, tener presente que ineptitud e ineficiencia, complicidad y delincuencia gubernamental fortalecen, esa Universidad abierta y presente, de resistencia y desobediencia civil crecientes.

Universidad de la sobrevivencia, que enseña a abandonar silencio, conformidad y resignación. A salir  a las calles, ejercer derechos y libertades,  y a expresarse en los espacios públicos.

Desde siempre se sabe,  grito que no se calla, movimiento que no se para, llama que no se apaga.

Lecciones que aprender. Daños que controlar.

Pobre Veracruz de pobreza política y gubernamental en aumento.

Hecho  tras hecho, se  muestra  y  demuestra  que demasiados en el gobierno no respetan ni hacen respetar las leyes. Ineficientes y delincuentes, reales o potenciales.

Caso  tras caso,  se vuelve costumbre ver y padecer el debilitamiento y destrucción de las instituciones.

En consecuencia, el Estado de Derecho  disminuye sus capacidades, atenciones y soluciones,  a los millones de veracruzanos que esperan más,  mucho más,  que discursos y declaraciones, promesas y buenas intenciones de quienes cobran y se dicen gobernantes,  y servidores públicos.

Simular y postergar no conducen a olvidar. Desconfianza y descrédito  ciudadano y social,  alcanza  también a  Partidos políticos, convertidos en costosos membretes y partidocracia; a organizaciones sociales, empresariales y sindicales, sin  representación colectiva, ni influencia significativa; a instituciones públicas atrapadas en el confort y conveniencia de los burócratas que las controlan;  a otras instituciones  y dependencias , que se dicen ciudadanas, autónomas o independientes; a medios y comunicadores repetidamente criticados,  por estar al mejor postor y destacarse como escandalosos y especializados en servilismo, elogio inmerecido y demérito infundado.

Ante todo esto y más, no advierten, ni se dan cuenta, o no quieren enterarse ni asumir su responsabilidad; con frecuencia, además  de incrementar complejidad y número de  problemas y conflictos,  ignoran o no dan importancia al hecho de que con su indolencia o ineptitud  provocan  y causan   desobediencia  y resistencia civil en todos los frentes de la vida pública.

Ignoran que la organización y movilización popular,  constituyen  instrumentos  fundamentales, tanto  de ciudadanos  y  sociedad en general; y que la desobediencia civil puede activarlos e incrementarlos,  sobre todo si se le considera como recurso o resorte de todo Estado Democrático de Derecho.

No está por demás recomendar que presentes y futuros gobernantes, al igual que ciudadanos, organizaciones y sociedad en general se enteren de como el mal y peor desempeño oficial, en muchas formas apoyado por intereses privados,  y tolerado o permitido por desinterés y pasividad social,   puede ocasionar la aparición y desarrollo de diversas formas de resistencia y desobediencia civil.

Informarse y prever es altamente recomendable para buen gobierno, así como para sociedad responsable y participativa.

Al respecto, Julieta Marcone, prestigiada  Profesora–investigadora, entre muchos aspectos del apasionante e importante tema,  ha señalado que:

“La desobediencia civil activa dos de los principios legitimadores del orden democrático: la soberanía popular y el reconocimiento mutuo del derecho a tener derechos. Por ello, contribuye por una parte a salvaguardar y expandir los derechos, y por la otra a ampliar el horizonte democrático”.

Pero además, ayuda a exigir Justicia pronta y expedita, acción y protección institucional contra arbitrariedad, abuso y hasta conducta delictiva de gobernantes y servidores públicos.

Breve y directo, la Historia está llena de casos, en los que verse obligados a recurrir a las formas de desobediencia civil, puede tener muchas y muy diversas razones y justificaciones, ocasionadas o incrementadas por un mal y peor gobierno. Reclamar Justicia, entonces, es simplemente ejercer  libertades y derechos. Inevitables movilizaciones populares,  autodefensas, comités de lucha, organizaciones no gubernamentales, etc.

Por lo pronto, en casos como el de la Universidad Veracruzana, el Instituto de Pensiones y muchas dependencias gubernamentales, es recomendable no conformarse ni resignarse, ante necedad y adversidad. Hay que reclamar libertades y derechos trastocados o violados: y exigir atribuciones y recursos afectados, impedidos o no entregados.

Inaceptables arbitrariedad, ilegalidad y sinrazón, fomentados por  veda de la justicia por razones electorales, actorales, de engaño o simulación. *AcademicoIIESESUV@nullRafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez