Sin importar el resultado de la jornada electoral del próximo 5 de junio, los tribunales tendrán la última palabra; en esas instancias se definirá al próximo gobernador veracruzano, dado lo cerrado de la contienda y las predecibles inconformidades e impugnaciones.

La judicialización del proceso fue la principal característica en las elecciones de 2004 y 2010; y parece que también lo será en 2016.

Recordemos que en 2004, la diferencia entre el priista Fidel Herrera Beltrán y el panista Gerardo Buganza Salmerón fue de unos 25 mil votos; en esa ocasión, el 17 de noviembre, los magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por unanimidad de votos, confirmaron la declaratoria de validez del candidato de la coalición “Fidelidad por Veracruz”.

De esa forma, los recursos que promovieron el Partido Acción Nacional y la coalición “Unidos por Veracruz” (que postuló a Dante Delgado como abanderado) no prosperaron porque los magistrados consideraron que sus argumentos resultaban “infundados e inoperantes”, como los actos anticipados de campaña; la inequidad en los medios de comunicación; la vinculación de los slogans de la coalición triunfadora con la obra pública del gobierno estatal; la utilización de recursos públicos a favor del candidato priista; la intromisión del gobierno estatal, etcétera.

Seis años después, en 2010, en la arena electoral se encontraron Javier Duarte de Ochoa, de la alianza “Veracruz para Adelante” (PRI, Verde y el desaparecido PRV); Miguel Ángel Yunes Linares, de la coalición “¡Viva Veracruz!” (PAN,Panal); y otra vez Dante Delgado Rannauro, de la coalición “Para Cambiar Veracruz” (PRD, PT, Convergencia); hace casi seis años, la diferencia entre el primero y el segundo fue menor a 3 puntos porcentuales, 80 mil sufragios, en números redondo.

Después de esa jornada electoral, el proceso quedó otra vez en manos de los tribunales, cuyos magistrados tuvieron que analizar y dictaminar los recursos de impugnación de las coaliciones “Para Cambiar Veracruz” y “¡Viva Veracruz!”. Sobra contar el resto de la historia; Javier Duarte lleva más de 5 años en el cargo, mientras que Yunes Linares tuvo que esperar seis años para la nueva oportunidad que hoy se le presenta.

El tema resurge hoy, a propósito de la cerrada competencia que se registra en el actual proceso veracruzano.

Empate técnico entre PAN y PRI

Este jueves, un diario de circulación nacional, que cuenta con prestigio periodístico y credibilidad en sus encuestas, maneja el resultado de un ejercicio relacionado con las preferencias electorales en Veracruz. A diferencia de otras casas encuestadoras que han levantado estudios de opinión en fechas recientes, en que dan más de 10 puntos porcentuales de ventaja al candidato de Acción Nacional sobre el abanderado de la alianza PRI-Verde-Panal-Ave-Cardenista, el medio capitalino habla de un empate técnico.

De acuerdo con el escenario planteado por la citada encuesta, Miguel Ángel Yunes tendría 33 por ciento en la intención del voto; el priista Héctor Yunes, 32; y Cuitláhuac García, 24. En pocas palabras, el estudio habla de una elección de tercios en que aparecen muy rezagados los demás contendientes. Juan Bueno, candidato independiente, tiene 5 por ciento; el resto, Alba Leonila Méndez, Armando Méndez y Víctor Alejandro Vázquez, pareciera que no existen, 3, 2 y 1 por ciento, respectivamente.

En esa encuesta, hay dos puntos que llaman la atención: primero, el empate técnico entre PAN y PRI, porque la diferencia es de sólo un punto porcentual, pero el margen de error es de +/- 3.7 por ciento; en pocas palabras, entre esos dos partidos, cualquiera puede ganar la elección; segundo, que dicho estudio demoscópico fue levantado del 21 al 25 de abril; sin embargo, el 24 por la noche se verificó el debate de los candidatos al gobierno del estado, organizado por el Organismo Público Local Electoral; posterior a éste se desarrolló otro debate en las instalaciones de la estación de radio XEU, que, por su numerosa audiencia y radio de influencia, es una de las más importantes de la entidad; en ambos, pero sobre todo en el primero de ellos, el candidato panista fue bombardeado por los abanderados del PRI, Morena y PT, además del único aspirante independiente en la contienda, sin articular una defensa eficiente. En ese contexto, será muy interesante conocer el resultado de estudios similares dentro de dos y tres semanas, ya muy cerca de la jornada.

El predecible conflicto poselectoral

Parece que Yunes Linares estaba muy confiado en la ventaja que le atribuían, al iniciar la contienda, las diferentes casas encuestadoras, y también en el descrédito del gobierno estatal, considerado uno de los principales puntos negativos de la campaña priista; sin embargo, ante un nuevo escenario de mayor competencia electoral y, sobre todo, ante su dramática caída en las preferencias, es predecible un cambio en el rumbo y la estrategia de la campaña del abanderado del blanquiazul.

De seguir las cosas como hasta ahora, todo indica que en la sucesión veracruzana, la última palabra será pronunciada por los tribunales electorales. Por cierto, este jueves, el OPLE aclaró que si la diferencia entre el primero y el segundo lugar en la contienda es inferior al 1 por ciento, procederá el recuento total de los votos en los consejos distritales; esto huele a conflicto poselectoral en puerta. @luisromero85