De entrada, sin titubeos, empezando el debate de la “U” allá en la ciudad de Veracruz, Héctor Yunes Landa comentó que había estado en su casa con dos empresarios que atestiguaron cómo vive. Se refería al presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) Veracruz, Jorge Coffau Kayser y Antonio Pino Aguilar, presidente de la Canacintra Xalapa, quienes visitaron su casa y constataron que no hay nada en sus bienes que haga sospechar de enriquecimiento ilícito.

“El candidato Yunes Landa está hoy en un compromiso que más que mostrar su casa es decirle a la sociedad: ‘soy una persona transparente, no tengo nada que esconder, no tengo nada fuera de lo extraordinario de todo el tiempo que he sido funcionario público’. Eso queda claro”, afirmaron los dirigentes empresariales, mientras que Miguel Ángel no se dio por enterado y se quedó mudo respecto al tema.

Héctor Yunes lanzó la pregunta directa al abanderado del PAN-PRD: “¿Y tú, Miguel Ángel, cuando vas a abrir las puertas de tu casa?”. El silencio sobre el particular fue la mejor respuesta. No obstante, no hay que perder de vista que el candidato del PAN es un tipo de cuidado y cabría aquí la recomendación de la Sonora Santanera en voz de la inolvidable Sonia López: Que se cuiden todos, que ahí viene el mudo.

El tema pareciera una melodía machacona. El problema es hasta cuándo el candidato del PAN y el PRD permanecerá en su actitud triunfalista, evadiendo dar respuestas a una serie de evidencias que pueden aplastar su campaña como una bola de nieve, la relativa a la inmensa e inocultable fortuna que ostentan él y sus hijos y que ya ha sido retomado en los ámbitos nacional e internacional, en lo que él ha tratado de restarle importancia mediante la acusación de que forma parte de una guerra sucia en su contra.

¿Qué impacto puede tener en el desarrollo de su trabajo proselitista el hecho de que, pese a que las filtraciones y descubrimientos sobre su enorme cúmulo de propiedades inmobiliarias en México y los Estados Unidos han sido dadas a conocer por medios nacionales e internacionales, él ha evadido dar una respuesta contundente sobre el origen de los cuantiosos recursos que ha debido destinar para lograrlas?

Debe aclarar y evitar que la bola de nieve lo alcance

En los últimos dos debates, el organizado por el OPLE el domingo y el de la XEU en Veracruz este miércoles, Miguel Ángel Yunes Linares ha rehuido enfrentar con su verdad todo lo que se ha conocido en la opinión pública, sea por la investigación internacional de los llamados Papeles de Panamá (que involucran a su hijo Omar en operaciones sospechosas en Nueva Zelanda mediante la creación de una empresa fantasma) o por la filtración de al menos dos audios donde tanto el candidato como Omar dialogan alegremente sobre la adquisición de inmuebles tanto en Nueva York como en Texas, cuyos montos llenan de espanto (más de mil millones de pesos).

Aunque la organización Anonymous Hispano ha desmentido que sea de su factura el video que circula profusamente en redes sociales y en que se hace una enumeración minuciosa de las propiedades a nombre de Miguel Ángel y su hijo Omar, cuyo valor total supera los 400 millones de pesos, lo cierto es que nunca desmintió la veracidad del contenido sino solo que no participa con ese tipo de materiales en el marco de campañas electorales. Los datos han sido manejados por diversos analistas políticos que han señalado con precisión incluso los registros públicos de propiedad de los lujosos inmuebles adquiridos por la familia del panista.

En el debate de este miércoles en la XEU de Veracruz, prácticamente todos los demás candidatos lo invitaron a responder a esos señalamientos, sea para desmentirlos o para explicar el origen de los cuantiosos recursos invertidos en ellos, habida cuenta de que ha dicho que su hijo Omar Yunes Márquez es un empresario mediano que se dedica a operar una franquicia de restaurantes de comida oriental y que, por lo tanto, no tendría recursos para adquirirlos.

El problema es que, hasta donde se ha divulgado, los inmuebles señalados sí están a nombre de él o del propio Miguel Ángel Yunes Linares, como su enorme mansión en Boca del Río.

La estrategia de Yunes Linares (quien no ha recibido un solo señalamiento crítico de los perredistas que lo respaldan, a no ser la del líder de la fracción del PRD en el Senado Miguel Barbosa quien pidió al candidato de la alianza en Veracruz a que aclarara a satisfacción las acusaciones) ha sido la de evitar esa ruta pantanosa y, en su lugar, mantener el discurso triunfalista y el golpeteo al gobierno priista que encabeza Javier Duarte de Ochoa, porque sabe que con prometer encarcelar a los funcionarios corruptos puede tener el apoyo de los veracruzanos que están hasta al cogote de lo que ha ocurrido en los últimos 12 años.

El problema es que no se puede combatir la corrupción reinante en Veracruz, si se llega al gobierno con un enorme expediente de corrupción y de abundantes recursos que no se justifican a su paso por cargos administrativos.

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