Va, pensiero, sull’ali dorate;
va, ti posa sui clivi, sui colli,
ove olezzano tepide e molli
l’aure dolci del suolo natal!
Temistocle Solera

Hace prácticamente 174 años, el 9 de marzo de 1842, se estrenó en La Scala de Milán la ópera Nabucco, de Giuseppe Verdi, obra que ponía fin a un periodo de ausencia creativa del músico italiano causado por la depresión que le provocó la muerte de su esposa y sus dos hijos. La obra, basada en el libreto de Temistocle Solera, cautivó a Italia entera, especialmente conmovedor es el coro del tercer acto, Va, pensiero (Vuela, pensamiento), el himno de los esclavos oprimidos cuya primera estrofa dice:

¡Vuela, pensamiento, con alas doradas,
vuela, pósate en las praderas y en las cimas
donde exhala su suave fragancia
el dulce aire de la tierra natal!

Va, pensiero, conocido como la obra judía de Verdi, abanderó a los patriotas italianos que pugnaban por la unidad y la soberanía de su país. Con el paso de los años se convirtió en el himno de los exiliados y los oprimidos, en 1990 fue cantada en el Estadio Nacional de Chile, tras la caída de Augusto Pinochet.

Más recientemente, el 12 de marzo de 2011, la obra era representada en el Teatro dell’Opera de Roma bajo la dirección de Ricardo Mutti, al final del coro Va, pensiero, el director, rompiendo con todos los protocolos, el director se dirigió al público para pronunciar un breve discurso de rechazo al recorte presupuestario del gobierno de Silvio Berlusconi que afectaría severamente a los fondos destinados a la promoción de las artes, «Matar la cultura en un país como Italia es un crimen contra la sociedad», dijo e invitó al público a hacer un enconre colectivo (Bis, le llaman en el mundo de la ópera). Todo el auditorio se puso de pie y entonó el coro Va, pensiero.

Va, pensiero, sull’ali dorate resonó, interpretado por el Coro de la UV, en la Plaza Lerdo de Xalapa el pasado jueves 25 de febrero en la marcha con la que los académicos e investigadores de la máxima casa de estudios del estado protestaron por la asfixia que tiene a la institución al borde del colapso.

Oh mia patria sì bella e perduta!, ¡Oh, patria mía tan bella y perdida! resuena en la conciencia de los miles de universitarios que no están dispuestos a que el cáncer de la corrupción interrumpa el vuelo de su alma mater. Matar la cultura de un país es un crimen contra la sociedad, dijo Mutti y bien podría estarse refiriendo a nuestra situación actual.

Vuela, Universidad Veracruzana, con el pensamiento de todos los grandes escritores que han pasado por tu editorial. Vuela, Universidad Veracruzana, con todos los músicos gigantescos que has traído hasta acá. Vuela, Universidad Veracruzana, con todos los grandes que han dirigido, actuado y bailado en tus escenarios. Vuela, Universidad Veracruzana, con todos los artistas visuales, con todos los deportistas y los científicos que han pasado por ti. Vuela, Universidad Veracruzana, con tus alas doradas. Vuela, sigue volando, querida Universidad.

Así sonó la música de Verdi, así seguirá resonando en todos los rincones del estado mientras el gobernador no salde sus cuentas porque la UV no se toca, es inmenso su legado, inconmensurable su porvenir.

¡Vuela, pensamiento, con alas doradas,
vuela, pósate en las praderas y en las cimas
donde exhala su suave fragancia
el dulce aire de la tierra natal!

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