Sorprende, en realidad, la encuesta atribuida a la Secretaría de Gobernación sobre las tendencias electorales en Veracruz, donde el próximo 5 de junio se elegirán gobernador y diputados locales.

Y es que de acuerdo con este supuesto sondeo de la SEGOB, pese a cargar con el descrédito de la administración estatal saliente, el virtual candidato del PRI a la gubernatura, Héctor Yunes Landa, encabeza las preferencias del electorado con 33.32 por ciento, más de 7 puntos arriba del precandidato de la alianza PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Linares, quien se ubica en el 26% no obstante la estridente campaña que ha venido atizando contra el gobierno de Javier Duarte y el partido tricolor para sacarlos del poder “¡ya, ya, ya!”

¿Por qué Yunes Linares no ha logrado rebasar a su primo hermano? Es una buena interrogante para sus asesores en marketing político, los cuales tendrán que hacer un verdadero milagro para desaparecer todos los negativos que arrastra el ex priista.

Con otro candidato que no tuviera la cola tan larga de Miguel Ángel Yunes, esta elección sería de mero trámite para la alianza PAN-PRD ante el descontento que amplios sectores de la sociedad veracruzana han manifestado públicamente contra la administración de Duarte.

Por supuesto que, como político, el priista Héctor Yunes tiene también defectos –y aquí en este espacio periodístico le hemos criticado en su momento algunas actitudes viscerales–, pero a diferencia del panista a él nadie lo ha cuestionado por enriquecimiento ilícito e inexplicable, lo que le ha permitido mantener un discurso congruente, crítico y al mismo tiempo propositivo en el tema del manejo de los recursos públicos.

Por otro lado, Héctor Yunes ha sabido capitalizar el tema de la inseguridad que afecta a todas las regiones y estratos sociales de la entidad. El domingo pasado, por ejemplo, recordó que como legislador propuso penas más severas para secuestradores, 140 años, prácticamente cadena perpetua, lo que fue rechazado en su momento por el PRD, partido que hoy mantiene una alianza contra natura con el PAN para tomar el poder en Veracruz.

Este lunes, por ejemplo, representantes de la naciente “Unión de Trabajadores, Pensionados y Jubilados en Defensa del ISSSTE”, descalificaron a Miguel Ángel Yunes al afirmar que no tiene calidad moral para hablar de las reformas al Instituto de Pensiones del Estado (IPE) porque fue él quien llevó a la institución federal a la peor crisis de su historia.

En conferencia de prensa, José Ángel Quintero y Adrián Vázquez acusaron que el ex director general del ISSSTE saqueó a la institución por 8 mil millones de pesos, lo que ha ocasionado carencia de medicamentos, entre otros servicios. También señalaron que reformó la Ley del ISSSTE para aumentar la edad de servicio y eliminar el seguro de jubilación garantizado por el Inciso A, fracción novena, apartado B del artículo 123 de la Constitución; desaparecer el derecho a la indemnización global que consagraba la anterior ley, lo que dejó en el desamparo a los trabajadores; privatizar las cuentas individuales del ahorro para el retiro, constituyendo así una acción confiscatoria de los ahorros de los trabajadores, y para condicionar, entre otros, el otorgamiento de programas culturales, educativos y de capacitación a pensionados, jubilados, discapacitados, ya que estableció que si alguna entidad incumple por seis meses el pago de las cuotas, se podrá notificar para suspender seguro, préstamos y servicios a los trabajadores.

Para colmo, a Miguel Ángel Yunes tampoco le ayudan mucho algunas adhesiones de priistas desertores, como ha sido el caso de Roberto López Delfín, ex secretario particular del ex gobernador Miguel Alemán Velasco. Y es que nadie olvida que a mediados de mayo de 2004, al final de la administración alemanista, fue precisamente Yunes Linares quien presentó denuncia penal contra el ex mandatario y sus más cercanos colaboradores por el presunto desvío de recursos públicos.

 López Delfín, quien hasta hace poco todavía cobraba en la nómina de la Secretaría de Educación de Veracruz, recibió y ejerció discrecionalmente como operador electoral del alemanato cientos de millones de pesos, lo mismo para cooptar a la oposición como para el fallido intento de echar abajo, en noviembre de 2001, los “candados” de los estatutos priistas en la 18 Asamblea Nacional del partido tricolor, los cuales obligaban a los aspirantes a la gubernatura haber ejercido previamente otro cargo de elección popular, requisito que los prospectos favoritos de Alemán para sucederlo en 2004 no cumplían.

 El nuevo aliado de Miguel Yunes salió también del gabinete alemanista bajo sospecha se haberse enriquecido inexplicablemente, dedicándose posteriormente a los bienes raíces.

 En contraparte, este lunes, Arturo López Obrador, hermano de Andrés Manuel,  líder nacional de Morena, estuvo en la capital veracruzana. Pero no vino a levantarle la mano a Cuitláhuac García sino al priista Héctor Yunes, a quien consideró la mejor opción para gobernar el estado. Y es que los López Obrador tienen enterrado el ombligo en Veracruz, pues su señora madre, doña Manuela, es nativa de Tres Valles, que anteriormente era congregación del municipio de Cosamaloapan.