Aunque el adelanto de Héctor Yunes Landa en la reunión de Medellín de Bravo el domingo, aunado a supuestas declaraciones de Fidel Herrera, están apretando mucho la sucesión en favor del Senador de la República, en demérito del más fuerte postulante de la Duartidad, el actual presidente del PRI estatal Alberto Silva Ramos, todo parece indicar que las cosas no están definidas por completo y que todo podría resolverse en función de si hay o no alianza entre el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) para llevar como estandarte al diputado Miguel Ángel Yunes Linares.

Lo cierto es que, tras la comida en el rancho Rosa del Alba, del dirigente de la CNC local Juan Carlos Molina, el gobernador Javier Duarte de Ochoa reaccionó en tres frentes simultáneos.

Primero, reaccionando como si fuera vocero de su antiguo jefe, Fidel Herrera, desmintiendo mediante Twitter la supuesta conversación del actual cónsul en Barcelona con priistas, cuyo contenido fue publicado por el diario Notiver, y en el que el de Nopaltepec apunta a una decisión en torno a Héctor Yunes como próximo candidato priista y a un desplazamiento de Javier Duarte en el tema de la decisión sobre su propia sucesión en junio próximo.

Segundo, dando a conocer un documento en que cuatro de los aspirantes (dos duartistas: Alberto Silva Ramos y Érick Lagos, y los dos senadores, Héctor y Pepe Yunes) firman el acuerdo de aceptar la decisión que tome el CEN del PRI y actuar con unidad, un documento que sería dado a conocer hasta este jueves pero que las circunstancias de la reunión de Medellín hizo que se adelantara cuatro días.

Tercero, publicando este lunes (es la impresión generalizada) la encuesta suscrita por el periódico El Universal, en que no solo se plantea una tendencia muy favorable para el PRI en los próximos comicios, para el que se prevé un triunfo holgado sobre el PAN, el PRD y Morena que, en ese orden, ocuparían las siguientes plazas (venciendo incluso la alianza PAN-PRD), sino que el priista que lleva las de ganar es ni más ni menos que Alberto Silva Ramos, actual presidente del PRI estatal y la carta fuerte del duartismo, quien superaría con creces a Héctor y José Francisco Yunes.

Cosas veredes

Las respuestas, por supuesto, no se hicieron esperar, pese a que en estricto sentido fueron reacciones a la reunión de Medellín de Bravo.

La primera (desmentir lo publicado por Notiver) no le correspondía. Y es que lo que aparentemente dice Fidel, que fue extraído (según la columna) de una conversación privada y no de una declaración a la prensa (lo que explicaría la audacia y cinismo del susodicho), se ciñe casi fielmente a la forma de expresarse del Tío. El tuit emitido al respecto, sin embargo, mantiene al gobernador Javier Duarte en la tesitura de la Fidelidad: “En un intento desesperado por salvar a su proyecto, el @NOTIVER inventa supuestas declaraciones del Cónsul en Barcelona #QueNoTeCompreYunes”.

La segunda reacción solo pecó de reactiva, pero se ciñe a los cánones. Incluso convenció a tres de los firmantes (Héctor Yunes, Alberto Silva y José Yunes) a hacer declaraciones en torno al contenido del acuerdo de unidad a través del noticiario matutino de la XEU. El problema se suscitó en al menos dos de los excluidos de la lista: los diputados federales Jorge Carvallo Delfín y Adolfo Mota Hernández, quienes hicieron la rabieta del año. En la práctica, fueron los primeros en ser descalificados por el gobernador, pese a que se sentían con posibilidades para ser candidatos. ¡Menuda historia!

La tercera ha mostrado que Duarte no ceja en su intento de catapultar a Alberto Silva Ramos como su candidato. No solo plantearía, a través del hipotético ejercicio demoscópico, que el PRI (con sus aliados) tiene todas las posibilidades de ganar la contienda, sino que quien marcha sobradamente a la cabeza es su benjamín.

Lo que en corrillos se señala es que la intención más visible de la lucha a muerte contra la alianza PAN-PRD no sería que el PRI asegurara el triunfo, sino que lo hiciera llevando como candidato a quien se considera el rival más débil pero que ahora supuestamente está rompiendo el récord en materia de obtener una meteórica celebridad y popularidad: Alberto Silva Ramos.

La lógica es que si no hay alianza de la oposición, se puede convencer al presidente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, y al propio Enrique Peña Nieto, de las bondades de optar por uno de la cuadra, asegurando con ello el apoyo incondicional del gobernador y, por supuesto, contando con toda la maquinaria financiera de su gobierno.

Con ello, si la hipótesis pudiera mantenerse de pie, se echaría abajo el jolgorio que ya se ha levantado entre sectores priistas que aborrecerían la continuidad del grupo que se ha enquistado por casi 12 años en poder de Veracruz e, incluso, entre periodistas antaño ‘críticos’ que hoy se arremolinan en torno al oriundo de Soledad de Doblado para sahumarlo en calidad de su nuevo tlatoani.

Como diría Sancho Panza a don Alonso Quijano: “¡Cosas veredes, mi señor!”

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