De los 19 detenidos por los ataques y bloqueos del pasado viernes en Jalisco, que dejaron un saldo de 15 muertos, diez ya confesaron que trabajan para el Cártel Jalisco Nueva Generación y que participaron en los hechos violentos. Ya están en manos de la PGR.

Son chavos adictos o narcomenudistas, enganchados bajo la fórmula plata o plomo.

“Los del cártel les dicen que tienen que quemar un vehículo, un banco, una gasolinería, o se los quiebran. Ya cuando hacen el trabajo, les dan mil o dos mil pesos”, aseguran en las oficinas del gobernador del estado, Aristóteles Sandoval.

La famosa Operación Jalisco que desató la contraofensiva de los narcos, ha sido un fracaso hasta el momento.

Su objetivo es la captura de los líderes del citado cártel.

Pero Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, y su socio y cuñado, Abigael González Valencia, El Cuini, andan todavía libres.

El saldo rojo de los ataques lo dio a conocer ayer el comisionado nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, al periodista Joaquín López Dóriga: 15 personas fueron a dar a los panteones: seis militares, ocho delincuentes y un miembro de la Fiscalía del Estado.

La capacidad de fuego del CJNG quedó ampliamente demostrada.

Nunca los narcos habían derribado un helicóptero de ese tamaño, viajaban 18 personas. Utilizaron un lanzagranadas de los llamados RPG, y adiós rotor.

El ataque trajo también una inusual respuesta de Enrique Peña. El Presidente ha sido reacio a hablar de los temas del narco, pero el pasado viernes mandó un mensaje dirigido al CJNG, que lo compromete en serio a acabar con esa organización criminal.

Escribió en su cuenta de Twitter.

“El grupo delincuencial responsable de los hechos de hoy será desarticulado, como las demás organizaciones del crimen organizado”.

Lo que sí tenemos claro los mexicanos es que el discurso oficial carece de valor frente a los hechos, hoy detienen a un “líder” del narco y mediatizan el hecho con fines electoreros mientras los hechos de terrorismo que amenazan con extenderse a todo el país ahí están amenazando la frágil estabilidad social.