Actor, director, fundador del teatro La Caja, participante muy activo en los festivales de teatro, fundador y director del Centro de Documentación Teatral Candileja, organizador de los festivales Teatro en la Alacena y Adultíteres, Paco Beverido es un referente obligado cuando se habla de la historia del teatro en Xalapa, tanto el universitario como el independiente. De esas y muchas cosas más platicamos durante un poco más de una hora.
Esta es tercera llamada, tercera…¡comenzamos!
En un lugar de mi infancia de cuya fecha no puedo acordarme…
Nací en Córdoba hace ya muchos años, mi primer acercamiento al teatro fue allá porque mi tío Luis Beverido,
que era médico y químico pero además de esto era apasionado del teatro y estuvo dirigiendo al Club de Leones de Córdoba durante un buen rato y a raíz de eso empezó a dar las clases de teatro en el Seguro Social entonces llegó el momento en que estaba con los adultos en el Club de Leones y con los chavos en el Seguro, hizo una puesta en escena de Selaginela con una prima segunda mía y conmigo en una escuela, primaria debe haber sido porque ella debe haber estado en sexto año y yo en tercero, algo así. Después, también eso lo tengo muy presente, hizo una puesta en escena de una obra que, en aquel momento el título era Trampa para ocho mujeres, más recientemente ha sido presentada como Ocho mujeres, François Ozon hizo una película musical basada en la misma obra, y la recuerdo muy bien porque era con gente que yo conocía entre ellas esta prima, ya un poco mayor, y recuerdo haber estado en algunos de los ensayos y parte de la construcción de la escenografía, eran dos plantas porque hay un balcón que da a las habitaciones de arriba. Fue muy interesante, muy padre pero el día del estreno no pude entrar; se presentaba en el teatrito que tenía la parroquia de San José, allá en Córdoba, pero era una obra para adultos y yo no pude ver la función.
Sabemos lo que somos…
Sabemos lo que somos,
pero no lo que podemos ser.
(Hamlet, acto 4, escena 5)
Luego viene el traslado a Xalapa y entro a la Antonio María de Rivera que, en ese entonces, era secundaria, llego a segundo año. En aquel momento todo el sistema de Enseñanza Media era parte de la Universidad y un día Jorge Godoy, que era subdirector de la Compañía de Teatro de la Universidad, como parte del trabajo de extensión de la compañía hacia el resto de la universidad va a la escuela y decide que va a poner en escena El Periquillo Sarniento, de Lizardi, en la adaptación de Héctor Azar que uno o dos años antes se había estrenado en México como parte del programa escolar de Bellas Artes en el Palacio. Me integro al equipo y esa fue mi primera pisada como actor en el escenario; Pepe Saidén, el Cronista de la Ciudad de Xalapa que era mi compañero de grupo, recuerda mucho aquella puesta en escena y cada vez que nos encontramos me saluda y se acuerda, éramos un montón, no recuerdo todos los nombres.
Mi papá vino como fotógrafo al Museo de Antropología pero también estaba encargado de fotografiar las actividades artísticas de la Universidad, tenía una serie muy grande de fotos de los ensayos de la Orquesta Sinfónica. Previo a esto, mientras mi papá está preparando su venida a Xalapa, Sergio Galindo nos invita al estreno de Hamlet en el Puente de Xallitic, imagínate, un mes de abril de aquellos años, con la niebla hasta abajo, un frío terrible y yo en en la parte de abajo del puente de Xallitic mirando ese escenario precioso con Héctor Ortega haciendo Hamlet, fue impresionante.
En ese momento también está a punto de inaugurarse el Teatro del Estado y la compañía está preparando Macbeth para estrenarlo. Yo iba a cada rato al teatro con mi papá y me empiezo a relacionar con Francisco Savín, con Marco Antonio Montero, con Jorge Godoy y con toda la gente de teatro, Manuel Fierro, Raúl Quijada, María Luisa Castillo, etc. y también conozco a don Adolfo Domínguez que era el director del teatro que, en ese momento, era parte de la universidad. Don Adolfo era el que se encargaba de todas las cuestiones artísticas; la programación de teatro, música, danza, etc.; presentó el Ballet Ruso, el Ballet Yugoslavo, la primera obra que se presenta es, si mal no recuerdo, Invitación al castillo, de Jean Anouilh, una puesta en escena de la UNAM, y un poco después viene la versión de Gurrola de La cantante calva.
Máscaras y coturnos
Al año siguiente de la participación en el Periquillo, en tercero de secundaria, ya no hay taller de teatro y voy a pelearme la dirección, ¿por qué no va a haber taller de teatro?, total que organizamos el taller a mi cargo. Viene la ceremonia de graduación del tercer año y se me ocurre dirigir una tragedia griega, claro que cuando terminó la función yo estaba como guajolote, todo inflado; en algún lado alguien publicó que no deberían permitir que esas cosas se presentaran en el Teatro del Estado, ciertamente era un horror, yo no tenía ni idea porque una cosa es ser espectador y otra es hacer las cosas ya en serio pero, insisto, en aquel momento yo me sentía muy orgulloso.
Bien supo Manuel lo que hizo
Fernando:
¡Bien supo el rey lo que se hizo
al mandarlo aquí a Granada!
(Mariana Pineda.
Estampa primera, escena V)
Al año siguiente llega Manuel Montoro y don Adolfo Domínguez me invita a conocerlo, Manuel me invita a participar en Mariana Pineda, su primera puesta en escena en México, y empiezo a ensayar con la compañía haciendo el papel del jardinero que sale en el tercer acto pero no sé qué problemas hubo, el caso es que me da el papel de Fernando, que es el enamorado joven de Mariana, y con eso hago la primera puesta en escena profesional con Ana Ofelia Murguía, Juan Allende, María Rojo, María Luisa Castillo, Lucía Crespo, Raúl Velázquez, Manuel Fierro, Guadalupe Balderas, Pepe Salmerón y Marcelo Díaz de Salas, después, con Marcelo, Raúl, Juan Allende y María Rojo hicimos La posadera y un par de años después, en el 68 (estuvimos en el programa cultural de la Olimpiada), El triciclo, de Fernando Arrabal, éramos María, Juan Allende, Marcelo y yo, en esa obra hay un personaje que aparece por allí en algún momento, un policía, lo hacía Modesto Ramírez que era tramoya del teatro pero tuvo varias participaciones como actor porque también era un apasionado del asunto, estuvo en Panorama desde el puente, de Arthur Miller, en El triciclo y no me acuerdo en qué otra cosa.
Ahí empiezo no solamente como actor sino como actor y director porque ya estoy en la prepa, en la Escuela Secundaria y de Bachilleres Experimental Anexa a la Facultad de Pedagogía, es era el nombre completo, algunos de los maestros eran estudiantes de las facultades de Pedagogía y Filosofía y Letras que venían hacer sus prácticas con nosotros. Memo Cuevas era estudiante de Letras y nos daba Historia del Arte. Había tres estudiantes de la facultad muy interesantes: Lorenzo Arduengo, Mario Muñoz y Raúl Hernández Viveros entonces me toca ser espectador del nacimiento de la revista Cosmos, donde publicaban Mario y Raúl, y de los primeros pasos de Lorenzo en la actividad cinematográfica, en el Cine Club de Juárez 55. También vi el nacimiento de La Casa del Lago que se organizó con Luis Mario Schneider, Carlos Juan Islas era el director.
Carlos Vargas, que fue director del Facultad de Pedagogía, era el director de la prepa y me permite, cuando entré a primer año, hacer otra puesta en escena. Mi tío me manda el texto de Cuauhtémoc, de Salvador Novo, que él acababa de presentar con el Taller del Seguro en Córdoba y no solamente me manda el texto sino que además me presta su producción y con eso vestimos la obra. Creo que en la prepa les cayó en gracia que yo anduviera tan metido en esto porque acabé armando un teatrito. La escuela estaba en Bravo, donde ahora está escuela Constitución, era una vieja casa xalapeña con habitaciones al frente, cuartos a los lados y atrás y un patio central, obviamente no había techo pero ahí poníamos la tarima y unos tensores para colgar piernas, bambalinas y telón, ahí se hacían todas las celebraciones oficiales; el Día de la Madre, el Día del Maestro, el Día del Padre, el día de no sé qué, y casi siempre era yo el maestro de ceremonias y además estaba la actividad del teatro. Ahí empiezo, insisto, al mismo tiempo como director y como actor.
La letra con dramas entra
Después entro a la Facultad de Letras porque era lo más cercano que había al teatro, en realidad decir cercano es un poco forzado porque la Facultad de Letras solo veía a los irremediables; claro, había que estudiar a Sófocles, Eurípides, etc. porque son parte de la cultura griega; había que estudiar a Lope de Vega y a Calderón porque son parte del Siglo de Oro Español; había que estudiar a Shakespeare y a Molière pero, fuera de eso, en la Facultad de Letras siempre han estado más interesados en la poesía, la narrativa y el ensayo que en la literatura dramática pero, bueno, era lo que tenía más cercano. Entro ahí y esto me lleva a la teoría y la investigación; en el momento en que yo estoy en la facultad se populariza el estructuralismo de Lévi-Strauss y se empieza a aplicar en las artes en general, empieza por la semiótica aplicada al cómic porque es muy breve y muy preciso, luego al cine que es un poco como el cómic pero en movimiento y finalmente se va ampliando el rango, entonces por ahí me voy metiendo también a esa parte de la investigación teórica sobre el teatro. En ese momento estoy en la facultad y soy parte de la compañía, empiezo a juntar a mis cuates para hacer un grupo de teatro y de ahí me sigo.
INTERMEDIO
(CONTINUARÁ)
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