-Lástima que no traigo una copia, si no te la daría, de las cosas que he escrito de mi vida, son vivencias, más que nada, porque no son detalladas, -me dijo con esa voz tan grave como la de su instrumento que es más bajo que todos los bajos porque tiene una afinación que él inventó:
-Me quedó una afinación medio lorenzana, Do-Sol-Do-Fa-Si Bemol, ningún bajo tiene Si Bemol, todos los bajos tienen Sol-Re-La-Mi-Si Natural, el mío está medio tono más abajo
Y así como inventó una manera de afinar su instrumento, inventó una vida entera en torno a a sus dos pasiones: la música y las mujeres.
Víctor Ruiz Pazos, «Vitillo» es una leyenda, no solo del jazz, sino de la música popular mexicana de la que fue protagonista desde 1950, cuando llegó a la ciudad de México.

Bajo la luna de plata

Yo nací en el Puerto de Veracruz, en el Callejón de Tenoya que estaba junto a un río pequeño que había que se llamaba el Veracruz, años 30 IIRío Tenoya. Mi casa estaba en el número 13, ahí vivíamos mi papá, mi mamá, mis hermanas y yo. Mis dos abuelos eran músicos: mi abuelo materno, Agustín Gregorio Pazos, tocaba contrabajo, chelo, violín, trombón de pistones, guitarra, piano y componía danzones; mi abuelo paterno, Jesús Ruiz y Campa, tocaba clarinete.
Mi abuelo Agustín vivía en el número 7 del mismo callejón, él me dio clases de solfeo y, después, de violín.
Mi padre, Víctor Ruiz Matías y mi tío Enrique, su hermano, tenían un sexteto de cuerdas; tenían primer violín, segundo violín, viola, contrabajo, piano y batería. Trabajaban los domingos, a la hora de la comida, en el Hotel Mocambo. El señor Paniagua, que tocaba la viola, ya era bastante mayor y a veces, cuando iban por él, le preguntaban a su esposa:
-¿Y el maestro Paniagua?
-¿Sabe qué?, amaneció muy enfermo y no va a poder ir

Hotel Mocambo, años 40
Hotel Mocambo, años 40

En dos domingos sucedió, entonces mi papá y mi tío buscaron solucionar esa ausencia y le hablaron a un señor clarinetista, muy buen músico, Indalecio Turinsio y él estuvo supliendo a la viola pero tocaba con una danzonera entonces, el domingo, llegábamos a buscarlo a las 11:45 (porque se tocaba de 12:30 a 15:30) y, también en dos ocasiones:
-Fíjese que tuvieron baile anoche con la danzonera y acaba de llegar, hará cosa de una hora y media; llegó muy colorado y no va a poder ir, está durmiendo
Era de esas personas blancas que, cuando se meten unos tragos, se encienden como cerillos (risas).
Entonces mi papá y mi tío Enrique le dijeron a mi abuelo:
-Don Agustín, agarre usted el cello para suplir la viola
-Yo no tengo cello
-Se lo conseguimosVilla del Mar, años 50
Y le consiguieron un cello con don Ildefonso Moreno que era profesor de música en la preparatoria y también tocaba el órgano en la iglesia
-Bueno -dijo mi abuelo- ¿pero entonces quién va a tocar el contrabajo?
En el puerto, terminas de comer y te vas a dormir la siesta. Cuando yo tenía 16 o 17 años, ¿cuál dormir la siesta?, me iba a meter a la casa de mi abuelo para tocar su contrabajo:
-Abuelita, ¿puedo encender la radio?
-Sí, pero no lo pongas muy fuerte porque tu abuelito está durmiendo la siesta
Entonces ponía la radio nada más para escucharla yo y me ponía a tocar. Cuando mi abuelo preguntó:
-¿Quien va tocar el bajo?
-Pues que lo toque Guillermo (Guillermo Pazos, un hermano de mi mamá que tocaba violín y contrabajo)
-No puede ser porque el domingo, a esa hora, está con la Orquesta Villa del Mar (tocaba en las tardeadas que había los domingos en Salón Villa del Mar)
Paseo del Malecón, años 30-Entonces vamos a hablarle a Enrique Pazos (mi tío Enrique, papá de Víctor Manuel Pazos, también contrabajista)
-No, Enrique no puede porque está en la danzonera
Entonces mi abuelo le dijo a mi papá:
-¿Sabes qué, Víctor?, mándame a Vitillo a la casa toda la semana para que recuerde la clave de Fa (que es en la que se toca el contrabajo)
Yo había estudiado el método de solfeo de don Hilarión Eslava que en la segunda parte trae lecciones en clave de Fa entonces me tuve que hacer a la idea de ir todos los días la casa de mi abuelo a recordar la clave de Fa. El siguiente domingo me tiraron al ruedo y ahí comencé mi vida como contrabajista.
Mi padre era el mero, mero violinista de Veracruz, yo estaba estudiando con él con un método que tenía doble pauta, la de arriba era para el alumno y la de abajo para el maestro; yo oía el sonido precioso que tenía mi padre y el mío y decía híjole, qué feo suena mi violín. Yo veía que mi padre vibraba con la pura muñeca, yo todo trataba de hacer eso y, a la hora de vibrar, todo el violín se movía y se oía muy feo, yo decía si a mí no me gusta mi sonido, menos le va a gustar a la gente así que cuando me dijeron que agarrara el contrabajo, fue la gran oportunidad.

Los ejes de mi carreta

Un día mi abuelo me dijo:
-Tú te vas a ir a México
-¿Qué voy a ir hacer a México?, aquí tengo trabajo, aquí estoy estudiando, ¿a qué voy?
DF 1950-Lo que tú no sabes es que jala más un par de tetas, que una carreta
Pero yo tenía creo que 16 o 17 años y no entendí. Después, a los veinte, empecé a andar con mi primera mujer, Carmela, y un día me dijo:
-¿Sabes qué, Víctor?, ya hay mucho chisme aquí; que si el hijo de doña Esperanza y de don Víctor anda con la hermana de Paco Martínez (un beisbolista), hay mucho chisme, ¿por qué no nos vamos?
-¿Y a dónde nos vamos?
-A México
-¿Y qué voy a hacer en México?
Zócalo 1948-Lo mismo que haces aquí
Es cierto porque cambiar de situación no cambia lo que tú tienes que hacer, y me fui siguiendo la falda, como me había dicho mi abuelo.
No me casé con Carmela (que ya murió) pero procreamos dos hijos, la mayor es Carmela Ruiz Martínez y después nació mi hijo Víctor Ruiz Martínez, él vivía en Salamanca y después de que cumplió sesenta años un día la esposa me habló:
-Fíjese don Víctor que salimos al mercado y él se quedó adentro del carro, cuando regresamos ahí estaba sentado pero de una forma muy rara y con los ojos abiertos
Así murió

Se você disser que eu desafino…

Cuando llegué a México, luego luego comencé a hacer algunas suplencias en las orquestas grandes; la de Larry Son, Luis Alcaraz, Ismael Díaz, Juan García Esquivel y Pablo Beltrán Ruiz.
-Contrabajo 3 cuerdasMi abuelo tenía un contrabajo de tres cuerdas, con ese me inicié y nunca pregunté cómo se afinaba porque pensé que si mi abuelo y mi tío Guillermo afinaban igual, pues así debía de ser y cuando llegué a México anduve buscando métodos de contrabajo y me di cuenta de que había comenzado con una forma teórica de tocar el bajo con otra afinación.
Yo tenía pensado meterme al Conservatorio o a la Escuela Nacional de Música pero no podía dedicar mi tiempo a estudiar porque lo que necesitaba era trabajar para comer y para darle de comer a la mujer y a los hijos y también me quedé pensando otra cosa: si voy a cualquiera de las dos instituciones, lo primero que me van a decir:
-Ok, ¿usted quiere estudiar aquí?, entonces tiene que afinar su bajo normalmente: Sol-Re-La-Mi
Mi afinación era Sol-Re-Sol y la afinación debe ser Sol-Re-La pero yo siempre afiné así y cuando pude comprar un contrabajo de cuatro cuerdas dije ¿y ahora cómo voy a afinar? Ya sé, en lugar de Sol, en la primera le voy a poner un Do y la relación que tengo de octavas con la quinta enmedio, Sol-Re-Sol, la voy a transportar a Do-Sol-Do y en la cuarta cuerda voy a poner un Fa, y así empecé, con esa afinación. Cuando me pude hacer de un bajo eléctrico de cinco cuerdas dije ¿y ahora qué voy hacer?, ¿como voy a afinar?, pues en relación a lo que tenía, Do-Sol-Do-Fa, en la quinta cuerda puse un Si Bemol; me quedó una afinación medio lorenzana, Do-Sol-Do-Fa-Si Bemol, ningún bajo tiene Si Bemol, todos los bajos tienen Sol-Re-La-Mi-Si Natural, pero así he andado.

Orquesta de Luis Arcaraz
Orquesta de Luis Arcaraz

Cuando entré a su orquesta, Larry Son me dijo:
-Oye, Víctor, tu trabajo es bueno pero sería mejor si tuvieras un mejor instrumento
-Sí, pero ¿con qué?, tengo mes y medio de haber llegado
-No te preocupes, le voy a pedir a Javier Espinoza, que es agente de ventas de la Casa Veerkamp, que te lleve y escoges un contrabajo

Me llevó, probé uno de cuatro cuerdas, probé otro de cuatro y después uno de tres y me gustó su sonido. Ahí mismo trabajaba un señor que arreglaba instrumentos y le dije:

Orquesta de Juan García Esquivel
Orquesta de Juan García Esquivel

-Don Enrique, hágame un favor, conviértamelo para cuatro cuerdas; hay que cambiar la maquinaria, hay que cambiar la caja, hay que cambiar el puente y hay que cambiar el tira cuerdas
-No
-¿Por qué no?
-Señor, mire, los instrumentos vienen calculados para resistir determinadas tensiones y si usted le agrega una cuerda más, el brazo se va a venir abajo
Lo que él no sabía es cómo iba yo a afinar buscando el balance de que fuera igual la presión y la tensión que ejercen las cuerdas en el puente, que no fuera una más tensa que otra. Total que arregló el bajo y todavía lo tengo; lo compré en 1950, es un bajo checoslovaco.

(CONTINUARÁ)

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https://www.youtube.com/watch?v=n6NP-7gzTJY

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