En 1959, el compositor y director musical Edward Bland escribió, dirigió y produjo el documental Cry of Jazz, una de las primeras películas del cine negro independiente, en la que el documentalista ensambla entrevistas a diversos creadores, blancos y negros, con escenas de la vida cotidiana de los vecindarios negros de Chicago. La cinta gira en torno al racismo y a la apropiación del jazz por parte de la comunidad blanca. En una escena, uno de los personajes sostiene que el jazz ha muerto. Ese mismo año, la discografía se encargó de desmentir tal afirmación pues se grabaron cinco discos que siguen siendo referentes absolutos de los diversos estilos del jazz:
Kind of Blue, de Miles Davis, el álbum más vendido de la historia y considerado por muchos como el disco más importante del género. John Coltrane y Cannonball Adderley en los saxofones, Bill Evans y Wynton Kelly en el piano, Paul Chambers en el Contrabajo, Jimmy Cobb en la batería y el propio Miles en la trompeta produjeron un parteaguas en esta música, un antes y después de Kind of Blue.
The Shape of Jazz to Come, de Ornette Coleman, un álbum que, como su nombre lo indica, es la génesis de la música que estaba a punto de llegar, el primer paso para la liberación de la melodía y la apuesta por la atonalidad y la improvisación libre. Don Cherry en la trompeta pocket, Charlie Haden en el contrabajo y Billy Higgins en batería son los cómplices de los que se valió Coleman para dar el primer paso hacia el paroxismo que convulsionaría y revolucionaría la escena jazzísistica de los años sesenta: el free jazz.
Time Out, de Dave Brubeck, un álbum que puso en jaque los cánones rítmicos del género y pegó un par de golpes contundentes: Take Five, de Paul Desmond, y Blue Rondo à la Turk, del líder de la banda. Paul Desmond en el saxo alto, Eugene Wright en el contrabajo y Joe Morello en la batería son los corresponsables de este acontecimiento sonoro mundial.
Giant Steps, de John Coltrane, el segundo hit de ese año del saxofonista de Hamlet —su ciudad natal—. Con tres músicos de la banda que acaba de salir de la grabación de Kind of Blue: Wynton Kelly, Paul Chambers y Jimmy Cob; otro pianista, Tommy Flanagan, y otro baterista, Art Taylor, Coltrane logró otra de las grabaciones paradigmáticas de la historia de esta música. Giant Steps y Naima son piezas torales en el edificio del jazz.
Mingus Ah Um, de Charles Mingus, un disco pletórico de homenajes: a la música religiosa negra (Better Git It In Your Soul), al, en ese entonces, recién fallecido Lester Young (Goodbye Pork Pie Hat), a Duke Ellington (Open Letter To Duke), a Jelly Roll Morton (Jelly Roll); y un desafío (Fables of Faubus) al Gobernador de Arkansas, Orval E. Faubus, que se opuso a la integración de los niños negros en las escuelas de su estado, contraviniendo las decisiones de la Corte Suprema de los Estados Unidos. La banda que conjuntó para la grabación estuvo integrada por John Handy, Booker Ervin y Shafi Hadi en los saxofones alto y tenor, y en el clarinete; Willie Dennis y Jimmy Knepper en el trombón; Horace Parlan en el piano; Dannie Richmond en la batería; y el propio Mingus, quien además del contrabajo, toca el piano —junto con Parlan— en uno de los temas.
Ese mismo año se grabaron otros discos que no dejamos de escuchar: Portrait in Jazz, de Bill Evans; Anatomy of a Murder, de Duke Ellington; Blowin’ the Blues Away, de Horace Silver; Ella Fitzgerald Sings the George and Ira Gershwin Song Book, de Ella Fitzgerald; y Sketches of Spain, también de Miles Davis.
El jazz modal, el free jazz y el jazz de la tercera corriente demuestran que 1959 fue, lejos del de la muerte, el renacimiento del jazz.
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