Los cinco integrantes de la familia de Pepe Cortaza, estudiante y músico asesinado en un bar el fin de semana pasado llegaron hasta la Plaza Lerdo para clamar justicia.

Patricia Fernández, la madre de Pepe, sostiene la foto del joven sonriente, mientras detrás de ella suenan los acordes de “Cielito Lindo”, mira de frente para reclamar justicia aunque sabe que eso no le va a devolver a su hijo : “Estoy aquí para que se haga justicia, no porque sea mi hijo, porque era un hijo bueno, era un buen padre, no se vale, que lo masacraron cuando el nada tenía que ver, no se vale, lo único que pido es justicia, que esto ya no siga”.

Pepe era músico de la orquesta de salsa Mayabe, su familia lo recuerda bailando, era maestro y estudiantes de la Universidad Veracruzana de donde este próximo julio se graduaría, en febrero se iba a inscribir a una segunda carrera, pedagogía.

Padre de dos hijos, Pepe tenía sueños, ilusiones, quería casarse con Vicky, la madre de sus pequeños, “Que me puede decir a la Fiscalía, que haga una investigación usted cree que yo pueda confiar, que me van a regresar a mi hijo, claro que quiero justicia, pero eso no me va a devolver, yo quiero a mi hijo vivo, quien me lo va devolver, la justicia?”, se pregunta Laura con la voz.

Santiago Cortaza, padre del joven, ataja “Dijeron que lo habían ejecutado, a él no lo ejecutaron , no era un delincuente, a él lo mataron, se lavan las manos diciendo que se matan entre ellos, pero eso no es cierto”.

Vestido con un sencillo saco, Santiago reconoce que siente dolor, impotencia y coraje, pero quiere hablar por otros jóvenes “Sé que a mi hijo me lo quitaron, ya no lo veré, pero hay jóvenes que tienen sueños, planes, no puede ser que tengamos a nuestros hijos encerrados, porque en cualquier momento un delincuente no los mata”.

Hasta las escalinatas de plaza donde fueron acompañados por otros músicos, amigos y familiares, también llegaron los tres hermanos de Pepe, “No solo mataron a Pepe, mataron a toda la familia”.

El más pequeño de la familia señala que Pepe le dejó muchas enseñanzas, entre ellas que la vida es un gran baile: “Que hay que disfrutar, yo sé que mi hermano está bailando, y se está riendo de todos nosotros, donde esté va a seguir bailando, y me enseñó que no guardemos rencor, que sigamos siendo felices”.

Victoria Robles, la pareja de Pepe, apenas puede decir algunas palabras, recuerda que horas antes del asesinato, él se despidió como cada fin de semana: “Él no iba con miedo, no sabía lo que iba a pasar, tenía muchos proyectos tantas cosas por cumplir”.

Hasta el lugar llegaron compañeros y estudiantes de la UV quienes entonaron varias canciones acompañados con instrumentos como la flauta, la batería y la Marimba.

AVC/Noticias