El coctel que se observa en el municipio de Coxquihui resulta sumamente peligroso: una población empobrecida y con bajo nivel de escolaridad; un grupo político caciquil que ha mantenido el control del lugar recurriendo, incluso, a la violencia; y un problema de salud que detona un conflicto social.

Hace tres días, un brote infeccioso provocó la muerte de dos menores de ese municipio; otros diez niños tuvieron que ser hospitalizados. Los hechos, en la comunidad El Ojite de Matamoros.

No hay muchos datos: de lo poco que se sabe de la afección es que los niños (todos ellos de kínder), presentaron un cuadro agudo de enfermedad respiratoria que se complicó y que provocó la muerte de dos. Diez de los menores fueron llevados a un hospital de Poza Rica donde fueron atendidos y dados de alta posteriormente.

De acuerdo con un comunicado de la Secretaría de Salud, las autoridades médicas ya tomaron cartas en el asunto y enviaron personal a esa comunidad, donde se instaló un consultorio y se otorgaron 31 consultas derivadas de las visitas domiciliarias.

Las brigadas del sector salud encontraron infección de vías respiratorias, conjuntivitis e infección de vías urinarias. Se identificaron 4 menores de entre 9 meses y 4 años de edad con sintomatología respiratoria, tres manejados en forma ambulatoria y uno referido al hospital de Poza Rica. 

En la escuela preescolar María Montessori, el personal de la dependencia encontró que el depósito de agua se encuentra sucio.

Este martes, el secretario de salud del gobierno del estado, Irán Suárez Villa, informó que la revisión incluye a los vertederos de agua; las brigadas que se encuentran en el lugar para fumigar y tratar los cuerpos de agua.

Probablemente, como se ha dicho en las instancias oficiales, las dos muertes no tengan relación entre sí; es decir, que no obedezcan a la misma causa, dado que uno de los menores falleció por una complicación asmática, en tanto que el otro, por una coagulación vascular; sin embargo, esas dos muertes y la decena de niños con problemas respiratorios encendió los ánimos de la población, que exige respuestas y atención, sobre todo atención.

El asunto llegó a su clímax durante la tarde de este lunes, cuando las protestas derivaron en un bloqueo carretero.

En ese contexto, parece que la respuesta de la autoridad resultó desafortunada y desproporcionada; envió 200 policías para dispersar a los inconformes, lo que encendió todavía más los ánimos en Coxquihui.

Por supuesto, tapar las vías de comunicación es incurrir en un delito y está visto que para eso de los bloqueos no existe tolerancia del gobierno estatal; pero reprimir a la población a golpe de tolete tampoco parece demasiado inteligente.

Desde ese lugar, mientras tanto, nos comentan que la atención de los servicios públicos de salud es, por decir lo menos, deficiente; que a los enfermos sólo les recetan paracetamol y de vuelta a casa; y que las brigadas médicas no incluyen especialistas, como demanda la población afectada; por otro lado, nos dicen que si los recursos que el gobierno gasta en pagar el traslado de policías estatales a la zona se destinara a cubrir mejores servicios de salud, entonces no habría motivo para protestar.

Por si fuera poco, el tema de la salud, de los dos muertos y de los niños enfermos ha comenzado a politizarse; y contrario a lo que ha circulado, no sólo hay partidarios de Morena y del alcalde Reveriano Pérez Vega, sino también panistas.

El coctel, decía, resulta peligroso por los antecedentes de violencia en una zona apartada, pobre y marginada, donde la manipulación política es lamentablemente común; si a eso agregamos la intolerancia y la represión gubernamental, el problema, lejos de resolverse, se complicará aún más. @luisromero85