La atención a la desigualdad y la justicia social, para otros tiempos, en estos es el poder, el dominio del lumpen, para continuar sometiendo al pueblo a los intereses del poder y el dinero. Hombres y mujeres que se embargan de poderío absurdo, para en corto, cortísimo plazo al frente de éste, buscar obtener ganancias y proyectos personales, materialistas. Que será de ellos, por caso para 2050? Qué les recordará el devenir ? Qué aportaron para el bien común, para el Estado? Difícil, muy difícil establezcan bases para el desarrollo, entendiendo a este como el equilibrio de nuestro hábitat con sentido humanista. Esa debiera ser la consigna. Se carece de la capacidad para ello. Las ciencias, todas, para el bien del hombre y su entorno, son dejadas de lado, les retiran o disminuyen sus precarios presupuestos.

Actúan a la manera del gran hermano de la obra de George Orwell, «1984»,  escrita entre 1947-1948, publicada en 1949, someter, fiscalizar, amagar,espiar, pero nada de Estado como Estado, incapaces para ello. Paralelismo entre la sociedad actual y el mundo de la novela «1984».

Continuamos la existencia, en un México corrompido, con brutales hechos que denigran a su pueblo y al país. Cada vez, son más oscuras y turbias las acciones de quienes se encuentran al frente de los gobiernos, de los miembros de las cámaras de senadores y diputados y, de las grandes empresas de la comunicación, hay una larga lista de hechos que así lo demuestran.

En Veracruz ante la urgencia económica y social, no existe un llamado a las diversas fuerzas económicas, agrupaciones civiles, o, políticas para definir una estrategia común y, establecer iniciativas que permitan superar el Estado de recesión en que se vive.

Un lumpen dañado más allá de la pobreza extrema, dañado en su esperanza, cuando una esperanza se daña o se deteriora, el ser humano pierde su condición humana. Cuando se pierde la esperanza, se generan importantes cambios en la función bioquímica neurofisiológica  del cerebro, afectando la constitución física-psico-social, que modifica los códigos de conducta, derivando ello, en esas atrocidades que vemos y escuchamos de la inseguridad social. Es por eso de extrema urgencia, atender la brecha de la desigualdad de devastadoras consecuencias, ya que campea el riesgo de un  sismo social. Esa línea es demasiada delgada, y las trepidaciones constantes, son signos y síntomas de un Big One exponencial colectivo.

Basta con recorrer entre seis y ocho, de la tarde-noche, las paradas de transporte público en Xalapa, para observar la pobreza y miseria lacerante que ha penetrado en la humanidad de la población, esas estaciones de transporte son los campos Jodynka de la inmoralidad económica gubernamental.  Esos hombres y mujeres, son los que hacen las revoluciones. Qué más inconformidad para un gobierno que esa depauperación social. Son los muestreos estadísticos que no observan quienes están a cargo de los programas de gobierno, que con nombres rimbombantes pretenden hacer creer, que se atiende y se entienden las dimensiones de las necesidades sociales. No hay tal  capacidad.

Ello, continúa llevando a la espiral descendente de más miseria, que podría ser absoluta por muchos años, en uno de los países y estado más ricos, que ahora, su población deteriorada, con hambre, clama atención. No le funciono al gobierno el programa «sin hambre», no hay oportunidades de empleo que satisfagan a los moradores, teniendo altos índices de inflación, deflación y criminalidad.

La econocracia, la dinerocracia electoral es el fantasma que rondo en los recientes procesos de elección y selección de candidatos, en la búsqueda de un recurso económico, no importando sea etéreo, fugaz, que permita aliviar, aunque sea por unos instantes, el hambre. Algunos ciudadanos, ante la desesperación, se vuelcan a las calles a exigir lo que consideran su derecho, lo suyo, para atender sus necesidades primarias, aún ante el riesgo de ser encarcelados.

Hombres de Estado

No hay Estado, no hay hombres de Estado al frente de los gobiernos en este país.

El ejemplo de la madurez política, de hombre de Estado, lo acaba de dar al orbe Emmanuel Macron, presidente de Francia, ante el retiro y rechazo de los Estados Unidos de l’Accord de Paris, dijo:  «Hoy, el presidente de los Estados Unidos,Donald Trump, anunció su decisión de retirar a los Estados Unidos del Tratado de París. Respeto su decisión, pero creo que es un error. Para ambos, Estados Unidos y nuestro planeta. Le dije al presidente Trump,en pocas palabras, hace algunos minutos,esta apreciación. Esta noche, deseo decirle a los Estados Unidos que Francia cree en ustedes. El mundo cree en ustedes. Sé que son una gran nación. Conozco su historia, nuestra historia en común. A todos los científicos, ingenieros, empresarios, ciudadanos responsables que se decepcionaron por la decisión que tomó el presidente de los Estados Unidos, quiero decirles, que ellos encontraran en Francia un segundo hogar. Los llamo para que vengan y trabajen aquí, con nosotros en soluciones concretas para nuestro clima, nuestro medio ambiente. Puedo asegurarles: Francia no renunciará en esta pelea. Reafirmo, de manera clara,que el primer acuerdo sigue siendo irreversible. Y será implementado, no sólo por amigos, pero con todas las otras naciones.En los próximos años tendré la oportunidad de hablar con nuestros principales socios,para definir una estrategia en común y lanzar nuevas iniciativas. Sé que puedo contar con ellos. Les hago un llamado, para permanecer confiados. Tendremos éxito, porque estamos completamente comprometidos, porque tenemos el pensamiento de que,sin importar quiénes seamos,compartimos la misma responsabilidad: hacer a nuestro planeta, grande otra vez.» Hombre de Estado.

Del libro de Luis Gastélum «Pasajeros con destino».

En «Pasajeros con destino», Gastélum nos comparte reflexiones dylanianas, como la del destino; «El destino es la sensación de que sabes algo sobre ti mismo que el resto del mundo ignora. La imagen de ti mismo que tienes en la mente acaba por hacerse realidad. En cierto modo es algo que debes mantener en secreto, porque es un sentimiento frágil, y si lo sacas a la luz, alguien lo destrozara. Más vale guardar todo eso dentro»

O, de Fernando Benítez que no le temía a la muerte, que por el contrario, la deseaba, porque a sus 90 años ya le dolía todo, hasta el alma, y de eso murió. La vejez le provocaba horror, y cuando se veía al espejo, negaba su imagen : «Ese viejo no soy yo».

También nos  recuerda  a Máximo Gorki , el escritor ruso ; «El hombre es la única maravilla sobre la tierra; todas las demás, son producto de su imaginación, inteligencia y voluntad creadora».

A el francés Jean-Marie Gustave Le Clézio, premio Nobel de Literatura, que estuvo durante muchos años en México. El bielorruso Ryszard Kapuscinski, viajero infatigable, quien decía en los  años 90, que, «En la actualidad se vive una situación de tensión, de ajuste en el que todos los países y todas las culturas están buscando su nuevo lugar. Nos espera un tiempo duro, de tensiones y de guerra.»

De la brasileña Nélida Piñón, que nos dice : «Sospecho que escribo para ampliar el sentido de la vida».

Y  a tantos otros que Luis nos comparte en «Pasajeros con destino».

Del miedo a la oscuridad.

Nos lo platicó anoche la señora Conchita, con más de 90 años en su haber, en una conversación entre su joven asistente y nosotros, sobre el temor a la oscuridad; «Yo no le tengo miedo a la oscuridad, nada más digo: En el nombre de Dios, todopoderoso voy para el patio». «Pero no le tengo miedo, yo no le tengo miedo a la oscuridad», afirmó.

El maestro,poeta, escritor, Julio César, en la muestra de sus carteles-poemas, en referencia a estos temores a la oscuridad, me comento; «Yo tenía un tío, que también le daba miedo la oscuridad. En la noche; como el baño estaba en el fondo del patio de la casa,  siendo yo niño, me daba un peso para acompañarlo, cuando tenía necesidad de ir, yo, tomaba el peso y un machete, y lo acompañaba. Mientras el tío permanecía en el excusado,yo arrastraba el machete sobre el pavimento de la terraza, sacando chispas flagrantes en la oscuridad, pensando en voz alta; si viene el diablo, lo espanto».