Hace como mil años, un diario de circulación nacional publicó una caricatura donde se ve a un paciente salir del quirófano cubierto con una sábana de pies a cabeza, mientras el médico dice a los acongojados familiares: “La autopsia dirá si aún tiene remedio”.

Más o menos es lo que está pasando con el PRI en Veracruz. El partido está casi en artículo mortis. Pero su dirigencia, como que no alcanza a dimensionar la tragedia y sigue pensando que con tecitos de yerbabuena, chiqueadores de albahaca y jaculatorias a la Virgen de las Angustias se va a poner como nuevo.

Las campañas municipales están a la vuelta de la esquina, pero el partido tricolor simplemente no resuella y no da señales de vida. Se encuentra en estado de catalepsia y quienes deberían auxiliarlo están pasmados y nomás no le hayan la cuadratura al círculo.

El líder estatal Renato Alarcón Guevara, es un tipo demasiado pasivo. No se mueve, no actúa, no dirige, no convoca y menos aglutina. Las giras no son lo suyo; no es lo suyo el contacto con la gente, no es lo suyo despeinarse con los vientos del norte, tiritar con los fríos de las zonas altas y sudar con los calores del sur de la entidad.

Renato es más de oficina, más de escritorio desde donde repite una y otra vez que él es el presidente del partido. Pero no para que se lo crea la raza, sino para creérselo él mismo ya que da la impresión de que aún no le cae el veinte.

La inconformidad de los militantes crece. “No hay diálogo; no hay comunicación, no hay debate, no hay ideas, no hay nada” es el lamento que se escucha en las oficinas de Francisco Moreno y Ruiz Cortines.

Pero Renato no reacciona y al PRI cada día se lo lleva más la tristeza.

Tampoco le ayudan al partido declaraciones conformistas como las que hizo a un grupo de reporteros la delegada estatal Lorena Martínez Rodríguez.

Dijo que será un éxito para el PRI si el próximo 4 de junio conservan el mismo número de alcaldías; las 93 que ganaron en el proceso municipal anterior.

Se trata, dijo la mujer, de evitar a toda costa que el tricolor se desfonde y caiga al tercer lugar.

El problema es que si no se actúa ya, el PRI corre el riesgo inminente de llegar desfondado a los comicios y caer hasta la cuarta posición.

Pero nadie parece darse cuenta y siguen con su misma vieja fórmula.

Alguien debe decirle a la dirigencia que las elecciones ya no se ganan con discursos ni con despensas. Tampoco por inercia. Y es que para maldición del tricolor estatal, sus líderes piensan que pueden llevarse el triunfo nomás enseñando la camiseta.

Lo cierto es que no se ve por dónde pueda el partido conservar las 93 alcaldías y evitar irse a pique ante la falta de empuje y talento de un líder como Renato Alarcón, que a reserva de mejorar, es la hora en que no ha podido dar color.

Se blinda la Sedesol

El pasado viernes, la Delegada Federal de la Sedesol, Anilú Ingram Vallines, presidió la instalación del Comité Preventivo de Blindaje en el Estado de Veracruz, como estrategia de transparencia para la ciudadanía.

Este Comité busca proteger los programas y acciones institucionales de la dependencia ante riesgos de manipulación partidista, clientelar o personal. Ingram Vallines destacó que este blindaje se hará en conjunto con la PGR, la FEPADE, el Órgano Interno de Control, la Secretaria de la Función Pública y la Unidad del Abogado.

La funcionaria aseguró que ningún programa de la Sedesol será utilizado con fines electorales y agregó que con la colaboración de la FEPADE, se instalarán módulos en todos los inmuebles de la dependencia a su cargo, y se dará seguimiento a las denuncias que sean presentadas durante la próxima jornada electoral.

Bien por la Sedesol y bien por Anilú. Es de esperarse que las demás oficinas que tienen que ver con programas de asistencia social sigan este ejemplo.

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