Prefacio.

No será tarea sencilla la aprobación de la solicitud enviada por el gobernador de Veracruz para renegociar la deuda pública. Muchos legisladores consideran que en el documento no se detallan factores importantes que deben ser considerados, y con el afán de ayudar a resolver ese delicado tema, se aprestan a presentar su propia propuesta de reestructuración. *** Eso no tiene, para nada, contento a Miguel Ángel Yunes Linares. Ya tachó a los diputados de “irresponsables y torpes”, con lo que ha complicado aún más la negociación que lleva el coordinador de los panistas, Sergio Hernández. *** Nadie que se respete le daría entrada a una propuesta que fue acompañada por improperios. ¿Habrá olvidado el gobernador las lecciones del tuxpeño Jesús Reyes Heroles? Aquí le recordamos una: En política, la forma es fondo.

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En diciembre del 2010 y los primeros meses del 2011, ya en funciones de gobernador Javier Duarte de Ochoa, lo que se comentaba en los pasillos de las oficinas públicas es que Fidel Herrera había arrasado con todo aquello que le significara negocio.

¿Venta de plazas de maestros? Saturadas.

¿Concesiones de taxis? Rebasada su viabilidad.

¿Notarías? Más de las que se necesitaban.

Todo, todo lo que fuera negocio, Fidel Herrera lo explotó hasta el extremo. Eso quizá explique la torpeza y voracidad de sus sucesores, quienes no encontraron otra vía para enriquecerse, que llevando a la quiebra al Estado.

Similar situación es la que se ha encontrado Miguel Ángel Yunes. Por eso las medidas más urgentes de su gestión buscan deshacer muchos de los acuerdos tomados por Javier Duarte, de manera que “le quede algo” por vender.

Es el caso del transporte público. Es cierto, la voracidad de los que ya partieron fue tal, que jugaron con el sostén familiar de transportistas serios, legítimos.

Es también cierto que, como sucede en muchos otros puntos del país, y como sucedió en su momento en países como Colombia, el crimen organizado ha dispuesto de una actividad tan saturada como el transporte, para emplearla como disfraz para cometer sus fechorías.

Eso en Veracruz no es nuevo. Desde hace mucho tiempo los taxistas han servido de “halcones”, de vendedores de droga al menudeo, o de “espías” para el atraco de residencias, o se surten de combustible robado. También es cierto que las autoridades en muy pocas ocasiones han procedido contra los propietarios de las concesiones que son utilizadas para cometer actos ilícitos.

Ha sido en esos detalles en los que ha centrado Miguel Ángel Yunes su propuesta de “regularización y reordenamiento del transporte público”, la que presentó este martes en el patio central de Palacio de Gobierno.

El tema le ha servido al actual gobernador para insistir en los altos niveles de corrupción que se vivieron en las administraciones de Fidel Herrera y Javier Duarte.

Hizo especial énfasis en el desordenado crecimiento en el número de concesiones de transporte público, y anunció que habrá de revisar la viabilidad de 100 mil concesiones de transporte en el estado, pues explicó que en los últimos dos décadas los taxis y los autobuses urbanos de pasajeros aumentaron de 26 mil a más de 113 mil, lo que generó un grave desorden en el sector.

Todo eso es cierto. Los propios transportistas lo saben y se ve con optimismo el anuncio hecho por el actual gobernador de Veracruz.

Sólo hay que puntualizar algunas cosas:

Que no vayan a pagar justos por pecadores. Esto es, que no se vaya a ir contra los indefensos propietarios de taxis, aquellos que hicieron gigantescos esfuerzos para hacerse de su patrimonio, los que hipotecaron su vida para disponer de una fuente de ingresos, mientras que los poderosos pulpos del transporte siguen gozando de protección e impunidad.

Lo único que tiene que hacer Yunes Linares es lo que con cierta regularidad hacía su par, Fidel Herrera. Abordar un automóvil de alquiler y charlar con el conductor. Casi todos conocen a los que acaparan decenas de concesiones. Muchos de ellos son dirigentes de sindicatos de transportistas, o ex servidores públicos. Contra ellos hay que proceder.

La otra: Para hacer caldo de gallina, lo primero que se requiere es… la gallina. Muchas de las medidas anunciadas en este programa para reordenar el transporte público requieren de reformas a las leyes. El gobernador ya anunció que habrá de enviar las iniciativas al Congreso. Lo prudente es esperar a que dichas propuestas sean analizadas por los legisladores y, en su caso, aprobadas, antes de darlas como un hecho. Por aquello del mentado respeto entre poderes.

Por otra parte, si usted le habla a un transportista sobre “refrendos”, en lo primero que piensa es: “¿cuánto me habrá de costar?”. En la historia del servicio público, los refrendos no han sido otra cosa que pretextos para imponer cargos extraordinarios a diversos sectores productivos.

Los ayuntamientos, por ejemplo, les cobran a bares y establecimientos con venta de bebidas alcohólicas “refrendos” de sus permisos municipales. Durante muchos años a los automovilistas les prometían que no habría cambios de placas, pero se les obligaba a pagar su respectivo “refrendo”.

En la actual administración, se anuncia el subsidio al impuesto de la tenencia vehicular, pero ahora se impone un “refrendo” a las unidades que se dedican al transporte público.

Lo dicho: De algún lado buscan sacar recursos.

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Epílogo.

A propósito de ese encomiable interés del gobierno estatal por poner orden en el transporte público, un  buen punto de partida sería acabar con el añejo pleito entre los taxistas “acreditados” en la Central Camionera de Xalapa y los que esperan al pasaje sobre la avenida 20 de Noviembre. Lo del pasado martes fue un bloqueo, pero cualquier otro día podría ser un problema mucho más grave. *** El alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga ha sido muy cuidadoso en su trato con el gobierno estatal. Ha tratado con respeto a Miguel Ángel Yunes Linares, pero también ha sido firme al momento de reclamar lo que le toca a los municipios. Cuando el mandatario estatal tachaba de “mentirosos” a los alcaldes que le reclamaban pagos pendientes, el presidente municipal de Xalapa salió a confirmar que faltaban algunos pagos, pero también a sugerir que todos esos trámites se hicieran de forma transparente, para que todos supieran a quién se la paga, cuánto y cuándo se les paga. Transparencia fue una de las banderas del nuevo gobierno y hoy parecen haberlo olvidado. *** Llama la atención el pleito mediático que mantienen el alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes, y el propietario de los Tiburones Rojos de Veracruz, Fidel Kuri. Por más que lo quieran negar, está muy claro que atrás de este conflicto están los intereses políticos. Ojalá no lleven su necedad al extremo de dejar sin equipo de futbol a los jarochos.

 

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