Poco antes de cumplir 66 años, Flavino Ríos Alvarado alcanzó la máxima aspiración de cualquier político veracruzano: ocupar la gubernatura de la entidad. Sin embargo, llega al cargo en el peor escenario posible, en un contexto que no habría imaginado ni en sus peores pesadillas: sin un centavo en las arcas; entre protestas sociales cada vez más intensas; con la inconformidad de los sectores políticos y productivos; y con evidente incapacidad para resolver los problemas que dejó su antecesor.

Las manifestaciones de protesta por los adeudos son cada vez más frecuentes e intensas; ni siquiera hay dinero para pagar la quincena a los empleados.

Así las cosas, Ríos Alvarado ya pide esquina. Llegó a la gubernatura como interino y hoy arrastra el prestigio.

Por si fuera poco, el de Minatitlán arrancó su efímero paso por el gobierno estatal de la peor manera posible: con una acusación por haber facilitado un helicóptero oficial al ex gobernador Javier Duarte, con lo que hizo posible la huida del hoy prófugo.

Ante las protestas de trabajadores del sector salud, de los maestros, de los policías y, en general de la burocracia estatal, Flavino ha dado su palabra de que todos los empleados recibirán sus pagos correspondientes a la quincena 22, la segunda de noviembre; el problema es que al parecer, el interino no despierta confianza. No le creen.

El pasado miércoles, a las protestas de los trabajadores al servicio del gobierno de la entidad se sumó la exigencia de un sector del empresariado veracruzano, básicamente constructores que demandaron el pago de la deuda de la administración estatal por trabajos realizados.

El bloqueo de vialidades es una medida extrema; la quema de automóviles en las puertas de la Secretaría de Finanzas y Planeación lo es todavía más; sin embargo, el problema se agravó cuando los manifestantes no tuvieron ya no una respuesta, sino simplemente la atención de ser escuchados. No los recibieron y ello complicó todavía más el escenario.

Flavino Ríos ha pedido de muchas maneras que cesen los bloqueos de vialidades y de las oficinas de Sefiplan; la única manera en que no lo ha hecho es con el uso de la fuerza pública pero esa posibilidad se observa sumamente remota; la represión no entra en el presupuesto de un gobierno del estado que pasará a la historia por la incapacidad para frenar un conflicto social como el que se registra actualmente.

En cuanto al tema de los empresarios, el gobernador interino ha dejado entrever que esa no es una prioridad, como si lo es el pago a los trabajadores de la salud, de la educación y de la seguridad.

A Xalapa le esperan días de mayor caos conforme se acerque la fecha del relevo en el Poder Ejecutivo.

Por su parte, el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, acusó este jueves al interino, Flavino Ríos, por sus omisiones “frente a la situación de ingobernabilidad que se vive en algunas zonas de la entidad”.

Criticó los bloqueos y el caos que prevalece ante la actitud contemplativa de una autoridad rebasada, un gobierno estatal que ya prefiere, al parecer, cruzar los brazos ante el tsunami de problemas que se vive en Veracruz.

Las ciudades, dijo Yunes Linares, están bloqueadas y ello da la imagen “de un estado convulso”. De igual manera, el ejecutivo que rendirá protesta en menos de una semana enfatizó que el actual gobierno estatal “no debe seguir solapando la anarquía ni el desorden”, ya que ello causa un grave daño a la entidad.

Sin embargo, no se trata de un tema de buenas intenciones; evidentemente, el gobierno de Flavino Ríos no tiene la capacidad ni la posibilidad de enfrentar un problema como el que se registra en Veracruz; con tantos conflictos y sin recursos, es poco probable que las manifestaciones, bloqueos de vialidades y toma de oficinas públicas disminuyan la intensidad en los próximos días.

El amparo de Javier Duarte

Parece que el documento que llegó a la Legislatura del Estado, supuestamente firmado por el ex gobernador Javier Duarte, para notificar su regreso al cargo no era apócrifo, como fue calificado a mediados del presente mes.

Como se recuerda, al Congreso del Estado llegó un oficio en el que el ex ejecutivo notificaba a la Legislatura su regreso al cargo; en pocas palabras, quedaba sin efecto la licencia temporal que solicitó el pasado 12 de octubre.

El documento, sin embargo, fue desestimado, ya que Duarte no se presentó a ratificarlo.

En el seguimiento al caso, este jueves un juez federal dio entrada a la solicitud de amparo presentada por el ex gobernador veracruzano contra la orden de aprehensión. En pocas palabras; Duarte dice que al notificar su regreso, sigue siendo gobernador del estado; por tanto, estaría protegido por el fuero, al menos durante los próximos seis días.

Se trata de una jugada para ganar tiempo y no ser detenido en los días siguientes. La pregunta que surge se relaciona con el papel de Flavino Ríos, porque si la autoridad judicial determina que Javier Duarte cuenta con fuero y sigue siendo gobernador, ¿qué pasará con el interinato del de Minatitlán?. No puede haber dos gobernadores en funciones.

A propósito, ¿qué tan acorralado se sentirá Duarte de Ochoa como para buscar de forma desesperada la protección del fuero, aunque sea por unos días?. @luisromero85