Quién se hubiera atrevido a pensar, en esos días cuando todo era miel sobre hojuelas, cuando los proyectos de millones y millones de pesos se consolidaban en Veracruz, cuando Javier Duarte cabildeaba a nivel internacional las obras de desarrollo que darían al estado empleo y estabilidad, que hoy el dueño de la empresa Odedretch está sentenciado en Brasil a 19 años de prisión por corrupción, lavado de dinero, asociación criminal y desvíos de dinero estatal.

Odebretch es la empresa encargada de la construcción del Complejo Etileno XXI; igualmente se le otorgó el manejoa, junto a la empresa Aguas de Barcelona, del agua en los municipios de Veracruz y Medellín. Dirán en su defensa, por twitter o conferencia de prensa, que esos son temas de Brasil. Pero la clave es saber qué interés hay detrás, de existir, de la preferencia por una empresa que venía ya siendo señalada por actos de corrupción en su país de origen. Hagamos memoria:

Por ahí de mayo de 2014, el gobernador Duarte anunció que comería con Marcelo Odebrecht (el sentenciado) para platicar sobre una inversión de 6,500 millones de dólares en plantas petroquímicas en Coatzacoalcos, mismas que generarían más de 13 mil empleos directos que se verían reflejados en el año 2015. Se dice, por especialistas, que Odebrecht es la empresa que más inversión privada tiene en México, así que el interés recae también en el gobierno federal.

Ahora le cuento, si no es que ya están enteradas y enterados, lo que pasó en Brasil: El juez Sérgio Moro, responsable por la Operación Lava Jato, que investiga desvíos de dinero en la estatal, considera a Odebrecht culpable de crímenes de corrupción, lavado de dinero y asociación criminal. En la sentencia, el magistrado afirma que el sistema de lavado de dinero que usaba el empresario era «especialmente sofisticado» y utilizaba cuentas del grupo en el exterior, y afirma que el acusado fue responsable por un pago ilícito de 108 millones de reales y 35 millones de dólares a empleados de Petrobras. Los sobornos servían para que los trabajadores «no obstaculizaran el funcionamiento del cártel y los ajustes fraudulentos de las licitaciones», según el juez.

Marcelo Odebrecht es uno de los pocos acusados en la operación Lava Jato que no ha aceptado un acuerdo de delación premiada (confesiones a cambio de rebajas en la condena) con la justicia. El empresario aún puede recurrir la sentencia.

Entre 2008 y 2015, Marcelo Odebrecht fue CEO (presidente ejecutivo) de Odebrecht, el grupo de ingeniería y construcción creado por su abuelo Norberto. Dejó el cargo en junio de 2015, cuando entró en prisión preventiva por el escándalo de Petrobras.

Ajustes fraudulentos de licitaciones, cuentas en el exterior (¿habrá en México?); conceptos que no son lejanos a la realidad que hoy vivimos, en un Veracruz donde las licitaciones fraudulentas han relucido en notas informativas, un Veracruz donde empresas de fuera se hinchan las pelotas con la lana de los veracruzanos, mientras los proveedores del gobierno viven reclamando una deuda enorme. Lo que pasa en Brasil, es responsabilidad del gobierno brasileño, se dice que las filiales de Odebrecht tienen independencia en las países donde operan, entonces ¿por qué tomarse la foto con el dueño?

Negociaron con un delincuente, es urgente que explique Javier Duarte bajo qué intereses lo hizo, ¿o se atreverá a echarle la bolita al presidente Peña? Escriba a mrossete@nullyahoo.com.mx formatosiete@nullgmail.com www.formato7.com/columnistas