No obstante que un día antes, el pasado lunes 28, en sendos desplegados periodísticos la veintena de diputados federales veracruzanos del PRI y PVEM habían impugnado el anunciado nombramiento de Fernando Yunes Márquez como presidente de la Comisión de Justicia del Senado de la República, al considerar que “con ello se enviaría un ominoso mensaje de impunidad al nombrar en esta importante responsabilidad a un legislador cuyo padre, Miguel Ángel Yunes Linares, está indiciado por la Procuraduría General de la República por el delito de enriquecimiento ilícito en la averiguación previa Número AP/PGR/UEIDCSPCAJ/FECCSPF/M-VII/077/2015 (…)”, en la sesión de este martes el pleno de la Cámara alta del Congreso de la Unión decidió aprobar, a pesar de ello, la designación del legislador boqueño.

En su exhorto, dirigido al dirigente panista Ricardo Anaya, los diputados veracruzanos advertían que el padre de Fernando Yunes ha sido señalado por periodistas prestigiosos, como Lydia Cacho, de tener vínculos con bandas delictivas, por lo que el nombramiento del senador veracruzano del PAN “podría constituir una flagrante acción de obstrucción de justicia, contrariando gravemente el objetivo de combatir a la impunidad, en la que todas las fuerzas políticas estamos empeñados”, por lo que el Presidente de la Comisión de Justicia del Senado “debe ser una persona honorable, sin vínculos personales o familiares con personas bajo proceso de la justicia federal y con señalamientos públicos de vínculos con el crimen organizado.”

Pero ese mismo día, los legisladores federales veracruzanos del PRI y PVEM recibieron por la noche otra infausta noticia: en la Cámara de Diputados fue propuesto por la bancada del PAN Miguel Ángel Yunes para presidir la Comisión de Seguridad Pública, lo que terminó por evidenciar el debilitamiento del grupo priista que desde 2004 detenta el poder en Veracruz –pues de las tres presidencias de comisiones que pretendían sólo obtuvieron una de bajo perfil para el legislador tuxpeño Alberto Silva Ramos–, mientras que su principal enemigo político y fuerte adversario para la sucesión gubernamental de 2016 fue reivindicado por la dirigencia nacional de su partido.

Desde ambas Cámaras del Congreso de la Unión y como presidentes de este par de relevantes comisiones legislativas, padre e hijo van a hacer seguramente el uno-dos para torpedear y minar políticamente a la administración duartista durante el resto de su agonizante sexenio. En el caso de Yunes Linares, por sus aspiraciones de volver a ser candidato del PAN a la gubernatura –pero ahora en una posible alianza con el PRD–, se prevé que intensifique la metralla en los siguientes cinco meses.

A diferencia del proceso electoral local de 2013, cuando lograron bloquear al ex director del ISSSTE en el proceso interno del PAN, relegándolo hasta la octava posición de la lista plurinominal para que no llegara como diputado de representación proporcional a la LXIII Legislatura del estado, en esta ocasión les falló el cálculo a los discípulos del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, quienes en la aldea veracruzana se han visto más efectivos en la operación política porque tienen cooptados a grupos y líderes de casi todos los partidos de oposición. Sin embargo, en el nivel nacional, como bien se acaba de observar, ya no tienen el mismo ascendiente en la cúpula del gobierno federal y de su partido.

En esta ocasión, por ejemplo, en el reparto de las comisiones legislativas de la Cámara de Diputados no pudieron conservar siquiera la presidencia de la de Desarrollo Social que en la anterior Legislatura fue encabezada primero por Fernando Charleston Hernández, representante popular del distrito de Coatepec, y luego por el xalapeño Alejandro Montano.

Empero el desaire más vergonzoso que recibieron fue en la Cámara alta del Congreso de la Unión, pues tal como lo presumió el hijo de Yunes Linares en un comunicado difundido este martes 29, su nombramiento como presidente de la Comisión de Justicia fue aprobado “por unanimidad, es decir, con el voto a favor de todos los grupos parlamentarios, incluido el PRI”. O sea que no sólo recibió los votos priistas de su tío Héctor Yunes Landa y de Pepe Yunes Zorrilla, sino que fue respaldado por toda la bancada del partido tricolor que coordina Emilio Gamboa Patrón, a quien casualmente la periodista Lydia Cacho, en su libro “Los Demonios del Edén”, vinculó con una poderosa red de pederastas junto con Miguel Ángel Yunes y el empresario Jean Succar Kuri, condenado en 2014 a 113 años de prisión, quien según versiones periodísticas sería padrino de bautizo de Fernando Yunes.

¡Ah qué diputados priistas y verde-ecologistas veracruzanos tan ilusos, que pretendieron vetar la designación de Fernandito porque “con ello se enviaría un ominoso mensaje de impunidad” al nombrar en esa importante responsabilidad a un legislador cuyo padre no sólo está indiciado por la PGR por el delito de enriquecimiento ilícito sino que también ha sido señalado públicamente de tener “vínculos con el crimen organizado”!

¿Y por qué creen que Yunes Linares encabezará la Comisión de Seguridad Pública en la Cámara de Diputados, la cual le permitirá diálogo directo con su tocayo y amigo Miguel Ángel Osorio Chong? Sí, el secretario de Gobernación a quien en julio pasado se le “fugó” del reclusorio del Altiplano Joaquín “El Chapo” Guzmán, el narcotraficante más poderoso del mundo que coincidentemente en enero de 2001 se le “escapó” también del penal de Puente Grande, Jalisco, a Enrique Pérez Rodríguez, secretario del Ayuntamiento panista de Boca del Río y diputado suplente de Miguel Ángel Yunes. En política no hay casualidades.