De jugador compulsivo, tramposo y corrupto no han bajado al diputado panista Juan Manuel de Unanue, quien fungió en la anterior Legislatura como Presidente de la Comisión de Vigilancia a través de la cual incurrió en delitos como la extorsión en contra de cerca de 40 exalcaldes que tenían problemas para solventar faltantes millonarios de la cuenta pública 2017, de lo que Unanue se aprovechó para extorsionarlos usando el mecanismo propio “de la casa Yunes”. En complicidad con el también diputado Rodrigo García Escalante, vocal de la misma comisión y del también diputado suplente José Luis Enríquez Ambell, presidente de la comisión de Justicia, usando los servicios de Carlos Ochoa Lendechi, director de Auditoría de la anterior Legislatura, Unanue se encargó de contactar personalmente a los alcaldes con mayores irregularidades (cantidades que no justificaban de la cuenta 2017) y se los traía a Xalapa, donde en una oficina que se encuentra en la avenida Orizaba número 87 del Fraccionamiento Veracruz, sitio en que funcionan los laboratorios Guerrero, los vivales se entrevistaban con el “cliente”. Unanue, García Escalante y Enríquez Ambell les hacían el planteamiento: si entregas el 30 por ciento de lo que te robaste, nosotros nos encargamos de limpiar tu cuenta y no tendrás más problema. No se sabe cuántos cayeron pero al parecer fueron la mayoría, el problema se presentó con quienes no tuvieron el dinero para pagar la extorsión y fueron amenazados con procesarlos y meterlos a la cárcel por el faltante que presentaba su cuenta. Ellos, espantados, recurrieron a diputados electos de Morena a quienes les externaron su temor y con eso se detonó el problema en contra de quienes actuaban como vulgares delincuentes, extorsionadores, valiéndose de una facultad que no les correspondía, que era la revisión y aprobación de la Cuenta Pública 2017. La nueva Legislatura ya investiga estos hechos y seguramente habrá consecuencias, sobre todo contra el hampón Juan Manuel de Unanue y sus cómplices, rateros que llegaron al Congreso gracias al gobernador panista Miguel Ángel Yunes Linares y aplicaron todas sus enseñanzas en materia de raterías. Por cierto, el señor Carlos Ochoa Lendechi, desde que tronó este asunto, no volvió al Congreso, es más, sus cercanos comentan que huyó del país.