Érase una vez un ciego necio que dedicó buena parte de su vida a negar la existencia de los colores. No sólo eso. En su estupidez, se pasaba las horas atacando especialmente a aquellos que decían vivir felices en lugares que se caracterizaban por poseer una belleza natural digna de contemplarse. Su actitud no era sino fruto del complejo que tenía por su incapacidad física. A tanto llegó su necedad que cuando le ofrecieron una cura a su ceguera, se negó a recibirla porque «es mentira que la gente vea». Era la encarnación viva del refrán «no hay peor ciego que el que no quiere ver».

El anterior es un fragmento de un artículo religioso, pero parece encajar con singular tino en la actitud asumida por el gobernador electo de Veracruz.

Miguel Ángel Yunes Linares no quiere recoger la bomba por la que luchó. Pretende que la actual administración estatal salde todas sus deudas antes de que él reciba el gobierno, cuando él mismo lo sabe -y lo repitió hasta el cansancio durante su campaña electoral- las arcas de Veracruz están vacías.

Este martes primero de noviembre el representante de Yunes Linares, coordinador del equipo de recepción, Manuel Muñoz Gánem, les informó a los representantes de Flavino Ríos que no iniciarían el proceso hasta que se saldaran todos los adeudos con ayuntamientos, con becarios, con la Universidad Veracruzana y con los proveedores.

La respuesta de Antonio Gómez Pelegrín fue clara: No hay recursos para saldar todos esos temas pendientes y el equipo de la actual administración estatal está listo para hacer entrega de los expedientes de cada dependencia y para aclarar cualquier duda que tenga el equipo del gobernador electo, como lo establece el Artículo 58 de la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo.

Ya en este mismo espacio se detalló. Dicho ordenamiento establece que a partir del día primero de noviembre el gobernador y los titulares de las dependencias «dispondrán lo necesario para iniciar la entrega de los asuntos de la Administración Pública encomendados a su cuidado».

Para ello «ordenarán se prepare un documento de entrega, en el que consten los antecedentes, el estado actual, los procedimientos a seguir, la fecha probable de terminación. En caso de haber retraso, las razones que lo hayan originado. El estado financiero y los anexos que correspondan».

En ningún punto de dicho Artículo se establece que para iniciar el procedimiento de entrega-recepción deben estar saldados todos los pasivos. Yunes Linares está, pues, incurriendo en una falta que podría tener consecuencias jurídicas.

La estrategia del neopanista es clara: Llevar al gobierno estatal a los límites de la gobernabilidad, provocar -de ser posible- una reacción violenta que lo victimice.

Está claro que el gobierno de Flavino Ríos no saldará todos los adeudos, como lo exigen los emisarios de Yunes Linares. De sostenerse en su dicho, llegará el 30 de noviembre y la administración saliente se retirará. Al día siguiente, primero de diciembre, Miguel Ángel Yunes Linares rendirá protesta como gobernador y a partir de ese momento será el responsable de todo cuanto haya y de todo cuanto falte en el gobierno, aunque no hayan «firmado de recibido» sus representantes.

Lo que habrá de encontrar será un estado confrontado, en crisis, sin espacios para el diálogo y resentido con su nuevo gobernante, quien se negó hasta el último minuto a asumir su responsabilidad.

Todos los que han tratado a Miguel Ángel Yunes Linares le reconocen dos características: La primera, que es un político brillante, de gran agudeza. La segunda, que lo domina con facilidad su carácter violento y posesivo.

¿Cuál de estos perfiles será el que predomine los próximos dos años?

filivargas@nullgmail.com