El PRI de Veracruz llevó a efecto este domingo su proceso interno para renovar Presidencia y Secretaría General del Comité Estatal.

De acuerdo con el cómputo dado a conocer por la noche de este domingo, Marlon Ramírez Marín logró un contundente triunfo.

El regidor del Ayuntamiento de Veracruz y ex subsecretario de Gobierno sacó 3 votos a 1 contra su más cercano adversario, Adolfo Ramírez Arana.

Muy atrás, con una participación discreta y una votación irrisoria, quedaron Damara Gómez y Carlos Aceves.

Los tres perdedores de la contienda denunciaron lo que consideran un proceso irregular; en síntesis, alegaron fraude, algo muy común en elecciones de este tipo: quienes no se favorecen con el resultado acusan dados cargados y padrones amañados.

Lo cierto es que al entrar al proceso, aceptaron tanto las reglas del juego como el padrón de militantes; una vez avanzada la contienda interna, señalan esas y otras irregularidades.

Marlon  Ramírez, al final de cuentas, aprovechó los recursos de que disponía, tejió alianzas y se arropó con los liderazgos efectivos del partido, algo que no hicieron sus adversarios.

De casi nada, en términos electorales, sirvió a la regidora de Minatitlán, Damara Gómez, el apoyo de Elizabeth Morales García, ex alcaldesa de Xalapa, ex diputada federal y ex presidenta del CDE del PRI, quien supuestamente contaba con una estructura estatal; no hubo tal; la fuerza política de la ex delegada del ISSSTE quedó en evidencia con el resultado en esta contienda interna.

Algo parecido ocurre con Carlos Aceves Amezcua, ex director del DIF Estatal en tiempos de Fidel Herrera y Rosa Borunda, ex diputado local y ex director del Cobaev: el sobrino de Carlos Aceves del Olmo, máximo dirigente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) nunca levantó en las preferencias de los priistas; ni siquiera después de la visita que realizara a la entidad el líder cetemista, quien llegó a tierras jarochas a intentar levantar a un enfermo que parecía desahuciado.

Aceves Amezcua quedó a kilómetros de distancia de los punteros de la contienda, lo que dejó en claro que la central obrera del PRI no es más que un cascarón sin contenido ni bases.

Como estaba previsto por los analistas que dieron seguimiento a la contienda, Adolfo Ramírez Arana, ex alcalde de Paso de Ovejas y ex diputado local, fue el único candidato medianamente competitivo, aunque los votos que obtuvo en la interna priista se debieron al impulso de los grupos que le arroparon y no a un trabajo serio de campaña.

Podríamos decir que a Ramírez Arana le rodeó el PRI de la tercera edad, las viejas glorias de un partido decadente. Sin embargo, esos apoyos fueron insuficientes, dado que el puntero le sacó tres a uno en el resultado; al ex alcalde de Paso de Ovejas lo hicieron talco.

La victoria de Marlon Ramírez de ninguna manera puede considerarse una sorpresa, sobre todo porque varios factores se fueron sumando al coctel: adversarios sin fuerza ni demasiada capacidad para una contienda estatal; aciertos en la operación política; y la percepción entre los militantes de que la elección ya estaba decidida. Este último punto fue definitorio, porque en un proceso de este tipo, nadie quiere estar con un candidato perdedor.

Para el análisis queda el resultado de la contienda priista veracruzana, porque deja en evidencia el mínimo peso que tienen los operadores que impulsaban las candidaturas de Damara Gómez, Carlos Aceves y Adolfo Ramírez, quienes aquí mostraron su verdadero tamaño. Marlon Ramírez, por su parte, hizo lo suficiente para ganar; y al hacerlo de forma tan contundente dejó claro que los operadores que trabajaban para sus adversarios aportan muy poco a su partido. @luisromero85