De acuerdo con el Sistema de Alertas que maneja la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Veracruz prácticamente no enfrenta problemas graves en su deuda pública.

A pesar de tener un elevado endeudamiento, los ingresos del gobierno estatal permiten que no exista riesgo mayor.

Sin embargo, llama la atención que en el semáforo de las alertas, la entidad gobernada por Cuitláhuac García Jiménez se ubique en nivel amarillo en cuanto al servicio de la deuda y de obligaciones sobre ingresos de libre disposición.

En pocas palabras, el nivel de endeudamiento de Veracruz se encuentra en observación; no tiene una deuda sostenible pero tampoco un grado elevado.

La propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público maneja que Veracruz enfrenta una deuda pública por 44 mil 354.5 millones de pesos, lo que ubica a la entidad como la cuarta con mayor endeudamiento, sólo debajo de Ciudad de México, Nuevo León y Chihuahua.

En términos generales, el resultado del sistema de alertas de la SHCP se ubica en verde para Veracruz, básicamente a que en dos de las tres variables a considerar no hay tan malos números: la deuda pública y obligaciones sobre ingresos de libre disposición; y las obligaciones a corto plazo y proveedores y contratistas sobre ingresos totales.

El de la deuda no es un problema reciente para los gobiernos veracruzanos; si durante la administración de Miguel Alemán Velasco hubo un escándalo por los préstamos contratados, al terminar el sexenio de Javier Duarte simplemente se tocó fondo.

Datos de la Auditoría Superior de la Federación indican que la deuda durante el gobierno de Fidel Herrera se ubicó en 9 mil 169 millones de pesos, el doble de lo que dejó Alemán Velasco. Para entonces, Veracruz era el lugar número 6 del país entre los estados más endeudados.

Luego llegó a Veracruz el desastre financiero a su máxima expresión con el gobierno de Javier Duarte, que disparó de forma exponencial la deuda pública; en 2011 la entidad pasó del sexto al quinto lugar nacional; ya debía 27 mil 938 millones de pesos: mil 261 per cápita.

En 2015, la deuda veracruzana alcanzó niveles de escándalo nacional, dado que los pasivos representaban 130 por ciento de las participaciones federales anuales. Un año después, el estado que entonces gobernaba Javier Duarte tenía obligaciones financieras por 45 mil millones de pesos, sin considerar a proveedores y contratistas.

En marzo de 2018, la deuda pública de Veracruz era de 47 mil 940 millones de pesos; cada veracruzano, incluyendo a los recién nacidos, debía 5 mil 800 pesos, de acuerdo con el Sistema de Alertas de las Entidades Federativas.

Hoy, la deuda veracruzana no llega a 44 mil 500 millones de pesos; ha bajado más de 3 mil millones de pesos en un año, pero sigue altísima. Por otro lado, los compromisos con proveedores, constructores y contratistas siguen sin cubrirse.

Lo lamentable, además de la irresponsabilidad de anteriores gobiernos estatales en el manejo de las finanzas, es el impacto que el problema de la deuda genera en el funcionamiento del gobierno estatal y en el freno a la obra pública.

Por otro lado, si el monto de la deuda se hubiera invertido realmente en Veracruz para tener mejores vías de comunicación, hospitales, escuelas e infraestructura, no habría tanto problema; lo malo es que nadie sabe dónde terminó ese dinero.

@luisromero85