Entre los años 80 y 90 hubo un boom de salsa en Xalapa, a partir de la creación del Combo Ninguno y de la apertura del primer lugar para bailar este género, Barlovento, se desató un entusiasmo que se extendió por todos los rincones de la ciudad. Las «discos» —como se conocía a los lugares destinados al pop—, algunos bares y restaurantes designaron un día a la semana para dedicarlo a la salsa. Los ritmos neoyorkino-afro-antillanos llegaron a las estaciones radiofónica, proliferaron los grupos musicales con jícamo y azúcar.
A principios de este siglo, de la noche a la mañana el movimiento se desvaneció y fue sustituido, en un principio, por la que dieron en llamar música grupera, después, por el insufrible reguetón.
Ante tal declive, se reunió un grupo de músicos, profesionales del baile y melómanos salseros para intentar que el género recuperara su auge y su brillo, así nació el Colectivo Nueva Salsa Xalapeña, Consalxa, cuyo objetivo principal es generar un nuevo movimiento de la salsa local y hacer de él una marca con designación de origen.
Platiqué con tres integrantes del colectivo: Leonardo Ortiz, fundador y director del grupo decano de la salsa xalapeña, el Combo Ninguno; Salvador Hernández, actual bongosero de esa agrupación; y Ángel Pensado, bailarín, coreógrafo y promotor no solo de la salsa, sino de todas las expresiones culturales que se dan en la ciudad. «Tengo un social llamado Son Chumbé —me dijo—, dedicado a las danzas folklóricas, en especial la cubana, que fue el inicio de la salsa; y un grupo de facilitación artística llamado La Orquídea, que estamos consolidando, nuestra idea es tener los cuatro ejes de las artes ahí mismo en torno a todo lo que le pertenece a Xalapa, desde el jazz, la salsa, el son jarocho, etcétera».
Esto me platicaron:

Leonardo Ortiz

En reuniones con varios amigos —gente como Rafa Figueroa, Jorge Solano y algunos más— analizamos, cada quien a su manera, qué ha pasado con el movimiento de la salsa en Xalapa. En mi caso particular, yo digo que es una música que ha venido siendo relegada desde su origen, tal vez por el elemento afro que lleva en su esencia. Esta música llegó a México por Veracruz y ha estado presente en el patrimonio musical y cultural, al menos, de los veracruzanos y de aquí se ha irradiado a todo el país, no hubo orquesta o grupo famoso del siglo pasado que no tuviera entre sus filas cuando menos a un veracruzano.

Leonardo Ortiz y Salvador Hernández (Foto: Jorge Luis Solano)

En los años de la posguerra, después de los 50, llegó a México gente como Pérez Prado, Benny Moré, Celia Cruz, aquí triunfaron y de aquí se catapultaron. México se volvió la Meca de esta música pero socialmente siempre fue asociada por la gente de doble moral como la música de los antros —cuando el antro tenía una connotación pecaminosa—, estaba de fondo en el cine de las rumberas y se escuchaba en los lugares que se conocen como «giros negros».
De unos años para acá, y esto coincide con los periodos políticos, esta música ha dejado de escucharse, ha salido de la radio, nadie la difunde, no está en ninguna fiesta, ha salido de las ferias, de los carnavales; de golpe y porrazo ha sido marginada. En años recientes fue borrada de Veracruz, que es el lugar donde había encontrado el terreno más fértil para florecer en tierras mexicanas.
En los años 80-90, en Xalapa hubo un gran movimiento salsero, había ocho o nueve lugares donde se tocaba salsa al menos un día a la semana y se programaba en las radiodifusoras, ahora ya nada más hay dos lugares para bailarla y un solo programa de radio de una hora a la semana.
Platicando de todo esto, nos planteamos cómo le podríamos hacer para retomar todo ese movimiento y caímos en la cuenta de que si queríamos revitalizar y compartir —a quienes nos gusta y nos interesa esto— el movimiento, no podíamos ir solos porque no es algo que pueda hacer ni un grupo musical ni un bailador ni un bailarín profesional ni un académico de las ciencias sociales ni un emprendedor, y comenzamos a juntarnos con las personas que tenían interés. Así surgió el Colectivo Nueva Salsa Xalapeña, que pretende impulsar, especialmente, la nueva producción de esta música que se da en la ciudad.

Salvador Hernández

El colectivo tiene apenas unos dos o tres meses, las primeras reuniones fueron en julio y vino un proceso que se llevó unas semanas para ir concretando ideas, posteriormente hubo que darle nombre al colectivo y trazar las líneas que se pretendían llevar a cabo.
Toda la instrumentación que tiene una orquesta de salsa es importante, pero la percusión ha estado un poco relegada, ha sido muy poco tomada en cuenta, cuando es una de las piezas medulares de esta música, entonces, lo primero que se hizo fue ir a algunas escuelas de baile a dar talleres para señalar la importancia de la percusión, y hubo buena aceptación por parte de los bailarines y de los instructores.
Es un primer paso pero la intención no es llegar solo a ellos sino al público en general, a los que no están en una academia, que simplemente van a un lugar a bailar o alguna vez tomaron una clase o lo hacen a su manera. La música va de la mano con los bailadores porque esta música es cien por ciento bailable, sin los bailarines no podemos existir, hacemos la música para ellos.
Una de las intenciones de todo esto es crear un concepto o una marca con denominación de origen, tanto en la música como en el baile, de todo tipo de manifestación que tenga que ver con este género.
La salsa desapareció de su escenario natural, que es la calle, la intención del colectivo es llegar a los barrios, a los lugares donde hay gente que no se desplaza de ahí; estamos pensando en los centros comerciales populares como los tianguis y colonias donde semanalmente hay mercados, para estar en contacto con la gente.
Otra parte que también es muy importante es que hay muchos jóvenes que hacen música, pero que no tienen el conocimiento de este género como tal; en las escuelas existen muchas marching band, pero tocan otras cosas.
En su momento, la salsa llegó a estar muy por arriba, cuando el jazz ni siquiera estaba en los escenarios, solo era de uso doméstico, estaba un poco en la radio y nada más, ahora nos ha rebasado gracias a la formación de una escuela especializada en el jazz, entonces, otra de las intenciones es crear un centro de educación en donde se pueda compartir toda esta información.
En cuanto a la actividad actual de la salsa, hemos caído en un fenómeno un poco triste; como lo señala Leonardo, no hay creación, no hay algo que motive para hacer cosas nuevas. Yo digo que hay música de patente y hay música de genéricos, y lo que prevalece ahora es el genérico, el cover puro, y no quiero descalificarlo pero se podrían hacer arreglos, no se trata de no tocarla. También se pueden hacer arreglos sobre música mexicana, algo que nos puede dar fuerza en el mercado es ser originales, aquí hay mucha creación pero no ha llegado a esta música.

Ángel Pensado

Como dice Leo, primero hicimos una revalorización, le informamos al bailador cómo es la parte de las percusiones, cómo funciona la parte de los instrumentos, y les explicamos que ese acercamiento con la orquesta se perdió en algún momento, que la orquesta estaba allá y nosotros estábamos acá.
Tuvimos un primer acercamiento con la gente —que fue nuestra presentación formal— en Los Lagos, en el cual participaron cuatro orquestas y tres academias, ahí estuvimos realizando dinámicas con los salseros, los que son de academia y los que solamente van a bailar por el puro gusto de moverse.

Ángel Pensado (Foto: Toto)

A la hora de bailarla, la salsa es muy orgánica, lo que quiere decir que sabiendo dónde iniciar y dónde acabar, lo que queda es llenar (risas), pero nosotros tenemos las estructuras. Hay tres estructuras básicas: la del casino, que le pertenece a Cuba; la línea, que tiene parte de Estados Unidos y parte de Puerto Rico; y la caleña, que es Colombia, ellos tienen su propia ciudad específicamente para exportar bailadores. Esas bases son de patente original, es decir, tienen denominación de origen, y nosotros tenemos la impresión de que sí podemos generar una forma de danzar que sea propia y original, y tiene que ir en conjunto con las orquestas para que haya un swing que nosotros podamos llevar con el cuerpo y que se vea original en cuanto a la forma de bailar.
Se ha perdido la danza de salón, la gente baila pero no sabe qué baila, muchas veces ni siquiera sabe dónde está el tiempo ni sabe dónde está la percusión, ni siquiera se entera de que está haciendo la orquesta. La orquesta la mueve pero no sabe por qué. También se ha perdido la interacción de la orquesta con los bailadores, al fin y al cabo es una fiesta de los dos y nosotros, como bailadores y como bailarines, somos un instrumento más de la orquesta: ellos proponen, nosotros contestamos; nosotros contestamos, ellos proponen; esa es la parte que en algún momento se ha perdido y que se ha estado recuperando a lo largo de ya cuatro meses que llevamos en pláticas, tratando de llegar acuerdos, tratando de organizarnos.

Salvador Hernández

Se dieron charlas en cuatro academias con la sección de percusión. Sobre la marcha se han ido adecuando a lo que la gente quiere, nos dicen las dudas que les surgen y para la siguiente charla, ya llegamos con más elementos y vertimos toda la información. Se disfruta mucho, es increíble cómo la gente puede bailar con la pura percusión, lo asocian inmediatamente. No cuesta mucho trabajo porque básicamente con eso se baila, pero generalmente la atención está centrada en los cantantes y en otras cosas.
Otra actividad que hicimos fue una posada en Nuevo Xalapa, también tuvo bastante aceptación, fuimos acogidos de buena manera y fueron las familias. La otra parte que queremos señalar es que esto es familiar, queremos quitar esa etiqueta que se le ha puesto de que es música de antro solamente. Cuando llegué a Xalapa, en mis primeros tiempos en el Combo me sorprendió que hicimos muchos eventos sociales: bodas, XV años, bautizos. Poco a poco fuimos formando parte de un catálogo de opciones para fiestas familiares, donde antes nada más se tocaban los éxitos de la música popular —o como se le llama en el medio, el pop—, eso habla de que sí hay ese contacto, y la parte buena de todo esto es ir metiendo los temas originales.
No se requiere mucho para hacer esta música, puede ser muy amplia y muy profunda en cuanto a su contenido lírico, pongo como referencia los temas que hace Rubén Blades o los que escribió Tite Curet Alonso, pero también es muy ligera, un corito es suficiente para desarrollar y hacer cosas, lo fundamental es el ritmo y la sabrosura que se pueda mostrar a la hora de hacer esa relación música-baile.

Leonardo Ortiz

La idea es acercarnos de todo tipo de maneras a los barrios, partimos del supuesto de que mucha de esa gente, sobre todo los más jóvenes, ni siquiera ha escuchado esa música, porque si tú revisas en todos los medios —hablo de la radio y la televisión—, lo que predomina son otros géneros, entonces hay jóvenes que creen que la música es solamente lo que nos han repetido desde hace 20 años, y creemos que si vamos con una propuesta en la que escuchen otra música y vean maneras de bailarla, les resultará atractiva. Por eso es tan importante esta unión entre bailadores y músicos, porque creemos que juntos lograremos interesar a más gente.
El evento que se hizo en Los Lagos fue como la carta de presentación para decir aquí estamos, queremos llevar la salsa a la calle, queremos devolver a Xalapa la alegría en sus calles, que los ciudadanos recuperemos nuestros espacios públicos, que podamos salir sin temores y, sobre todo, con el propósito de divertirnos, de pasarla bien, de disfrutar los espacios de nuestra ciudad a pesar de la lluvia.
La cantidad de gente que hubo ese día es una muestra de que el xalapeño ya está acostumbrado, en Xalapa siempre llueve pero la lluvia no nos debe impedir salir a las calles a disfrutar, y nuestro proyecto tiene mucho que ver con salir a la calle recuperar ese espacio con una propuesta musical que tiene que ver con la cultura.
Volviendo al tema que apuntaba Salvador, desde luego que el propósito es acercarnos a lo que él llama música de patente, a la música original, cada vez irnos alejando de lo genérico, lo que no es original, y yo invito a los compañeros músicos a componer y mostrar su inventiva.
Todo es cuestión de trabajo, pero poco a poco iremos ganando un espacio educativo. El proyecto es muy ambicioso en cuanto a que pretendemos llegar a tener una denominación de origen, ojalá que me toque ver que algún día digan esa es una salsa de estilo xalapeño, están bailando al estilo xalapeño; sería maravilloso, por eso queremos llegar a definir cómo viven, disfrutan y recrean la salsa los xalapeños, tanto en lo musical como la parte danzaria.

 

 

SEGUNDA PARTE: El renacimiento de la salsa

 

 

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