Según un estudio sobre brecha digital por entidad federativa, realizado por Ariadne Rivera y Daniel Kapellman para The Competitive Intelligence Unit (CIU), Veracruz se encuentra entre los 15 estados que se ubican por debajo de la media nacional por el porcentaje de hogares que tienen acceso a un equipo de cómputo.

En efecto, mientras que la circunstancia nacional apunta a una media de 35.8 por ciento de hogares con acceso a una computadora, Veracruz está por debajo de la línea de flotación (entre 17.9 y 30.9 %), frente a otras entidades más competitivas en el tema como el Distrito Federal, Baja California y Baja California Sur, y solo superando a Chiapas y Oaxaca.

Si no contar con computadora representa un obstáculo para lograr la meta peñista en materia de acceso a internet (el 61 % no tiene equipo de cómputo por falta de recursos económicos y 20 % por considerar que no es necesario), más difícil se ve el panorama cuando el estudio se refiere a conexión a internet.

En este asunto se repite el esquema: Veracruz se encuentra entre los 14 estados del país con la más baja proporción de hogares conectados a internet (entre 11.8 y 25.2 por ciento), junto con Puebla, Michoacán, Guerrero, Chiapas, Tabasco, Campeche y Yucatán.

Los autores identifican una brecha muy profunda entre entidades, porque mientras en algunas el número de hogares con acceso a internet llega al 50.7 por ciento, en otras los hogares con este servicio no superan el 11.8 por ciento.

Señalo que este obstáculo es más difícil de vencer porque mientras el de la falta de equipo de cómputo se puede atender mediante subsidio público, el del acceso a internet es más oneroso y requeriría la participación de los tres niveles de gobierno para ofrecerlo en el medio rural.

Las compañías difícilmente invertirán en servicios de telecomunicaciones para dotar de acceso a internet a amplias zonas rurales cuyas principales características son: poca población, muy bajos recursos y casi nula demanda. Es decir, absolutamente nada rentables.

¿Qué se propone el gobierno federal?

La meta que se ha impuesto el gobierno de Enrique Peña Nieto para acceso a internet puede ser calificada o como muy ambiciosa o como una tomadura de pelo. El Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 establece como meta que, al final del sexenio, 7 de cada 10 hogares cuente con servicios de internet de banda ancha.

Si se lograra esa cifra, muy posiblemente nuestro país avanzaría a pasos agigantados en materia educativa, económica e, incluso, de salud, porque significaría que solo un sector marginal de los hogares no contaría con este privilegio.

Pero vayamos al análisis de las condiciones actuales para imaginar cómo debería lograrse el escenario propuesto por el PND.

En 2013, solo el 30.7 por ciento (9.5 millones de hogares) contaba con acceso a internet. Pasar de 3 a 7 hogares de cada 10 suena, por tanto, inimaginable.

Si hacemos la prospectiva en términos del número de hogares que deberán incorporarse a esta condición en los próximos cuatro años, tenemos que pensar que más de 12.5 millones se agregarán a los 9.5 millones que ya lo tienen.

Solo enunciarlo parece imposible de cumplir, sobre todo en una circunstancia de prolongado estancamiento de la economía y por más que la reforma en materia de telecomunicaciones obligará a las empresas que prestan este servicio a un duro modelo de competencia, que empujaría a la ampliación del espectro.

Según el estudio que hemos referido, las compañías telefónicas son las que tienen una mayor participación en la oferta de acceso a internet.

De los 9.5 millones de hogares que cuentan con el servicio, el 58 por ciento lo tiene gracias a una línea telefónica dedicada, el 20 por ciento al servicio de televisión por cable y el 13 por ciento a la telefonía móvil.

El mismo CIU aporta el estudio realizado por Ariadne Rivera y Ernesto Piedras sobre brecha digital con base en niveles de ingreso . La situación es verdaderamente asimétrica.

En efecto, mientras que casi el 80 por ciento de los hogares más ricos cuentan con equipo de cómputo, solo el 2.6 % de los hogares más pobres lo tienen. Y en cuanto al acceso a internet, la brecha entre ambos grupos de hogares es de más del 70 por ciento: el 73.1 % de los más ricos y solo el 1.5 % de los más pobres.

Los autores señalan que, de 2008 a 2012, “ha habido un incremento en la tasa de penetración de dispositivos electrónicos y conexión a internet en los hogares mexicanos para todos los niveles de ingreso (pero…) la brecha continúa”.

Y continuará por muchos años, agrego yo.

Y es que un tercer estudio del CIU aborda la brecha digital por niveles de urbanización y observa que menos del 3.6 por ciento de los hogares del medio rural contaba en 2012 con conexión a internet, si bien reconoce que la penetración de estas tecnologías en ellos ha ido en crecimiento.

De 2008 a 2012, mientras el porcentaje de hogares rurales con teléfono móvil pasó del 31.8 % al 51.4 %, y con computadora del 4.0 % al 8.3 %, la conectividad a internet se ubicó en niveles más modestos, al pasar del 0.9 al 3.6 por ciento.

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