Vega de Alatorre, Ver.- Los golpes de las personas alrededor de su cuerpo, despertaron a Abigail.

Eran cerca de las 3 de la mañana cuando por fin se estaba quedando dormida, luego de unas horas de angustia porque el aire faltaba en el contenedor donde viajaban cerca de 150 personas.

Por eso entre todos rompieron vidrios de la parte superior de la caja, esperando con eso cesar los problemas de esa noche. Pero los problemas apenas iniciarían.

“Me estaba empezando a quedar dormida porque no podíamos dormir por el montón de gente que venía y nos empezamos a asfixiar porque el aire acondicionado no funcionaba y empezaron a romper los vidrios que traían arriba el camión (…)y en ese momento empezaba a quedarse dormida cuando la gente empezó a alarmarse, me desperté y ya tenía la gente encima de mi”, contó.

Ella y los demás recuerdan los gritos, la sangre y la desesperación de todas las personas a su alrededor. La camiseta de Lorena Antonia Amador estaba empapada de sangre y ella lo primero que pensó es que era de su hijo a quien traía protegiendo entre sus piernas. Pero no fue así. Las vueltas y el movimiento del camión generaron que las de otras personas le cayeran encima.

En cuanto el vehículo se quedó quieto, algunas personas gritaban creyendo que estaban en un barranco y en cualquier momento podrían caer. Por eso se apresuraron a abrir un pedazo de la caja y lanzar primero a los niños. “Nos dejaron ahí y las compuertas estaban cerradas, como pudieron entre todos la abrieron los varones y empezamos a tirar los niños y después a tirarnos nosotros, pero era así el espacio súper pequeño lo que estaba abierto y como pudimos salimos”, contó Abigail.

Algunas personas no se podían parar, otra gritaba que su hijo había muerto (aunque después se dio cuenta que solo tenía un golpe en la cabeza).

Algunos tenían fracturas y todos estaban llenos de miedo de lo que seguía de allí. Horas después 40 fueron llevados al Palacio Municipal de Vega de Alatorre, donde se estableció el albergue y 13 se percataron de que debían pedir ayuda médica por los golpes que tenían. Hasta el albergue llegó la ayuda.

Allí las personas llegaron con tomates, leches, pollo, ropa o algunos víveres, para que los y las migrantes pudieran asearse, comer y descansar para luego decidir si continuarán su camino.

Ana Alicia Osorio/Avc