El martes nueve, dentro de la Feria Internacional del Libro Universitario, la Universidad Veracruzana otorgará el doctorado honoris causa a uno de los más conspicuos hacedores de nuestra cinematografía, Arturo Ripstein, creador calificado por Jan Martínez Ahrens como «el cineasta latinoamericano más directo», un artista cuya memoria «es la memoria del cine latinoamericano de los últimos 50 años».
En la charla con Martínez Ahrens —subdirector del diario español El País—, a la pregunta si es un creador de tristeza, respondió: «Por supuesto. Es una definición inevitable. Yo filmo por odio, por revancha, por vengarme de la realidad, que es espantosa».
En 1965 filmó su primera película basada en un guion del Nobel colombiano, en la misma entrevista recuerda:
«[El guion] es de García Márquez antes de que fuera García Márquez. Él acababa de llegar a México y trabajaba en una agencia de publicidad. Hacía notas para tiendas de ropa, y cosas así. Le gustaba mucho el cine, pero por fortuna no se dedicó a ello sino a lo que le salía mejor, la literatura cursi. Ja, ja, ja… Yo en aquel momento ejercía de actor de teatro, y escribía guiones terribles sobre mujeres catatónicas en medio de iglesias, puros horrores adolescentes. Pero como había leído El coronel no tiene quien le escriba y Los funerales de la Mamá Grande, le pedí a un amigo común que me presentase a García Márquez para que me ayudara con un guion. Él me enseñó El charro. Mi padre aceptó producir la película, pero me exigió que fuera de vaqueros, porque era lo único que se vendía en aquel momento. Así nació Tiempo de morir [1965]».
A partir de entonces, ha tenido una presencia constante y ha producido una obra sin la cual no puede entenderse el desarrollo de nuestro cine. Para que nos acercaran más al personaje y nos hablaran de las virtudes que lo hacen merecedor de la distinción de la Universidad, platiqué con el crítico de cine y docente Juan José González Mejía, y con el cineasta Gustavo Vega, coordinador de cinematografía del Ivec y del Ágora de la Ciudad. Coincidieron en muchas cosas, la que me parece más relevante es que ambos consideran que el reconocimiento no es solamente a un artista, sino la cinematografía nacional, cuya importancia ha sido tradicionalmente minimizada o, incluso, ninguneada.

Juan José González Mejía

Docente y crítico de cine

«Arturo Ripstein es un cineasta mexicano que le ha apostado a un cine muy personal, a un cine que ha sido catalogado como escatológico, con personajes al borde de sí mismos, esto le ha dado a su propuesta artística un estilo muy peculiar y, por ende —se ha dicho y creo que eso ha sido parte de su triunfo—, muy local.
«Desde su primera película, Tiempo de morir —un extraño western de 1965— hasta la última que ha hecho, El callejón de la amargura (2015), Arturo Ripstein ha sido muy fiel a un estilo, maneja el melodrama de una manera magistral, sus personajes están al borde de abismos, son personajes, insisto, escatológicos; como él mismo dice, son personajes que nadie invitaría a cenar a su casa. Es un cine que no busca —y él ha lo dicho hasta el cansancio— a Hollywood, es un cine que ha volteado más hacia Europa, ha sido galardonado con muchos premios en España, en Francia y, obviamente, en México.
«Arturo Ripstein, aunque no se le reconozca, es maestro de autores fílmicos como Cuarón, como del Toro, como Iñárritu mismo, ¿por qué?, porque durante los años 70 y 80 fue un lobo solitario dentro del cine comercial mexicano deleznable de ficheras, de narcotraficantes, de cantantes de televisión; no es que esto fuera malo sino que se saturó a tal grado que empobreció artística artística, y Ripstein siempre estuvo ahí, fiel a hacer, tercamente, un cine que yo llamaría cine de autor.
«Creo que el reconocimiento honoris causa que se le da a Ripstein es más que merecido, y es muy singular porque estos reconocimientos mayormente se le entregan a la academia, es decir, a investigadores, a docentes que han tenido una propuesta dentro de esta esfera.
«El cine ha sido sino ninguneado, ha sido relegado dentro de la academia de las universidades pese a que la UNAM y la Universidad de Guadalajara tengan escuelas de cine, y es oportuno que se le dé la estatura intelectual al cine a través, en este caso, del señor Arturo Ripstein para que de una vez por todas se reconozca que el cine también es un producto académico».

Gustavo Vega

Cineasta

«Ripstein, sin duda alguna, es uno de los cineastas más importantes en la historia del cine mexicano y actualmente quizás él con Felipe Cazals son los dos cineastas vivos más importantes en la cinematografía nacional. En Ripstein tenemos, yo creo, uno de los pocos cineastas de México que han buscado un lenguaje propio, que han sido obstinados en esta búsqueda en todos sus años de carrera, y es uno de los cineastas más originales en ese sentido, él ha buscado un lenguaje propio, él ha sido fiel a un estilo, él ha trabajado con los artistas más importantes de este país.
«Es cierto que pertenece a una pequeña élite, es un cineasta que desde la cuna trae un bagaje y pertenece a una clase social elevada no solamente en cuestiones socioeconómicas sino culturales, eso le ha permitido desarrollar una obra muy interesante, necesaria para el cine mexicano, y creo que desde ahí ha contribuido al cine no solo en la plástica sino también en la crítica a la industria cinematográfica, a la academia de las artes cinematográficas; él es un agudo crítico de las autoridades culturales, de las autoridades cinematográficas y de este jueguito, que muchas veces todos seguimos, de la industria cinematográfica mexicana, eso es fundamental, es un director coherente.
«Creo que después de muchos años se le hace justicia, no a él propiamente sino a la cinematografía en general, que una universidad voltee a ver a un cineasta —claro, tiene que ser del nivel de un cineasta como Arturo Ripstein— es importante porque ya pone en un plano cultural, académico, social la importancia del cine, entonces me parece relevante que la Universidad Veracruzana vea en un cineasta a alguien digno de un doctorado honoris causa, que es el máximo grado que puede otorgar una universidad».

La ceremonia se realizará el martes nueve de abril a las siete de la tarde en el Complejo Deportivo Omega, no tendrá costo, así que no hay razón alguna para perder la oportunidad de carearnos con uno de los grandes creadores mexicanos.


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