Dicen que para uno que madruga hay otro que no duerme; eso fue lo que pasó ayer en el Congreso local. Mientras los panistas y sus aliados afinaban la aprobación de una serie de iniciativas para repartir privilegios y concesiones, los integrantes del grupo parlamentario de Morena se apoderaron del inmueble durante la madrugada y reventaron la última sesión de la actual Legislatura.

Se cumplió la máxima de que “quien a hierro mata a hierro muere”. A pesar de la composición de la actual Legislatura, el grupo parlamentario del PAN se hizo tramposamente de la Junta de Coordinación Política por los dos años –utilizando las lagunas de la ley-, cuando en realidad debía rotarla con Morena. Producto del agandalle, los panistas tuvieron poder, dinero y muchísimos privilegios que ayer terminaron con la toma del Congreso.

Según el coordinador de la bancada de Morena, Zenyazen Escobar, los legisladores del PAN pretendían aprobar de último minuto dictámenes a favor de un grupo de alcaldes de su partido, para entregar inmuebles y su usufructo, además de autorizar la creación de un municipio, Tres Zapotes, al que se ha tildado de ser el pago de marcha de la diputada Jazmín Copete Zapot, quien ya se apuntó para ser alcaldesa de un municipio que ni siquiera existe. Están haciendo su año de Hidalgo, acusaron los morenos.

En medio del mar de declaraciones y acusaciones, el Secretario del Congreso local, Juan José Rivera Castellanos aseguró que en la orden del día que se discutiría este martes en el Congreso, no estaban enlistados la enajenación de bienes inmuebles ni la aprobación del municipio 213. “No están en el orden del día, no hay razón para la toma del congreso, toda vez que no conocen la orden del día, hoy había programada una reunión para discutir los dictámenes”, dijo.

Lo que no aclaró es que el reglamento del Congreso permite que si a juicio de los integrantes de la Junta de Coordinación Política –la cual está en manos del PAN- hay algún tema que debe ser incluido en el orden del día en el transcurso de la sesión, bastará con presentar la propuesta, votarla y listo. Y eso es precisamente lo que iba a suceder este martes, por ello la decisión de atrincherarse en el Congreso.

La burda y pendenciera reacción no se hizo esperar. El presidente de la Jucopo y diputado del PAN, Sergio Hernández Hernández –quien ni siquiera concluyó la carrera de leyes- acusó a los diputados de Morena de “delincuentes”, “ignorantes”, y de pertenecer a “una secta”.

Con una candidez que enternece, Sergio Hernández salió a los medios a llorar su impericia, su novatez y acusar desconocimiento de la ley por parte de los Morenos. El porro de sangre azul amenazó que los denunciaría ante la Fiscalía General del Estado (FGE) por cometer el presunto delito de sedición y violentar las instituciones. El novel legislador confirmó lo que siempre ha sido: un político de uñas largas e ideas cortas, sin argumentos jurídicos, incapaz de negociar siquiera una orden del día.

En conferencia de prensa, el coordinador del PAN convocó a su homólogo de Morena a dialogar en el seno de la JUCOPO, es decir al interior del Palacio Legislativo y no en las calles. Y amenazó con que la cerrazón de Morena impedirá transición pacífica en el Congreso de Veracruz. ¿Pues qué piensa hacer? ¿Incendiar el Congreso? ¿Tomarlo de la misma forma? ¿Acaso ignora que en una semana más sólo será un diputado del montón?

Los panistas olvidaron muy rápido cuando el PRI gobernaba el estado y tenía mayoría en el Congreso local; entonces, los legisladores azules gustaban de encadenarse a sus curules, de secuestrar tribunas y tomar por asalto lo mismo de la casa Veracruz que el mismísimo Palacio de Gobierno.

Se apoderaron del Congreso sin que el reglamento se lo permitiera, compraron diputados de otros partidos y expulsaron a los propios que les eran incómodos. Entonces, dueños del poder absoluto, nadie osaba tacharlos de porros y de actuar de manera caprichosa frente al gobierno. ¡Eso fue hace apenas dos años!

La forma en que han reaccionado en el gobierno, en el PAN y en el grupo parlamentario, hace suponer que la acusación de Morena es cierta: la sesión estaba preparada para hacer los últimos ajustes y pertrecharse antes de la transición de gobierno. De lo contrario, ¿por qué tanto enojo?

Los carniceros de hoy empiezan a convertirse en las reses de la próxima semana.

Las del estribo…

  1. Que los adversarios políticos de Andrés Manuel hayan reaccionado en contra de la cancelación del aeropuerto es normal, representan los intereses de enfrente. Pero que en la propia casa Fernández Noroña acuse a Mario Delgado, su coordinador parlamentario en San Lázaro, de ser aliado de la derecha por haber votado a favor de Texcoco, confirma que las tribus han vuelto a colonizar a Morena.